Puigdemont, sorprendido por la contestación interna en JxCat que lidera Mas
Los dos expresidentes mantienen un pulso por reordenar un espacio político, entre Junts per Catalunya y PDeCAT, que podría saltar por los aires
21 julio, 2019 00:00La relación es cada vez más compleja, porque actúan estados de ánimo muy cambiantes. Carles Puigdemont se ha difuminado desde que el Parlamento europeo le impidió ejercer de eurodiputado, con la decisión del Tribunal Europeo de Luxemburgo. Quiere y no puede, ejerce presión y no acaba de tener éxito, pero sigue siendo el referente del independentismo y lo sabe. Sin embargo, en los últimos días ha mostrado su sorpresa por una constante, aunque débil todavía, oposición interna a su persona que se ha evidenciado en el seno de Junts per Catalunya, y que lidera el propio Artur Mas.
Mas se va a emplear a fondo, ya lo lleva haciendo en los últimos meses, para ejercer de puente entre las aspiraciones de Puigdemont y las necesidades de Junts per Catalunya y las suyas propias: reordenar un partido político, conseguir que sea competitivo para ganar a Esquerra Republicana en las elecciones y recuperar una apuesta ideológica, que se ha visto desdibujada en los últimos años.
¿Quién habla en nombre de quién?
Con Mas, aunque con matices, y con reservas sobre la propia figura del expresidente, están la mayoría de alcaldes de Junts per Catalunya, con Marc Castells a la cabeza, alcalde de Igualda, y con la consejera de Empresa, Àngels Chacón, que se deja ver en foros económicos, y que ha sido presentada como posible candidata a la Generalitat.
También coincide con esos planes la alcaldesa de Calella, Montserrat Candini, que dice abiertamente lo que piensa y que rechaza con contundencia que los llamados “prepolíticos” puedan marcar el futuro de los exconvergentes. Se refiere a Laura Borràs, a Francesc de Dalmases, a Jaume Alonso Cuevillas o a Míriam Nogueras, lo que hablan en representación de Puigdemont y que consideran que son ellos los que aglutinan a todo el partido, y se posicionan, por ejemplo, en contra de facilitar la investidura de Pedro Sánchez.
La opción de Mas como candidato
Otros veteranos, como Jordi Xuclà o Carles Campuzano, exdiputados durante varias legislaturas en el Congreso, mantienen una enorme distancia con Puigdemont y buscan cómo reorientar el PDeCAT para que tenga más influencia en Junts per Catalunya, justo lo que quiere Artur Mas. El problema para todos ellos, aunque coincidan con lo que pretende Mas, es si el expresidente debe ocupar, de nuevo, un espacio central y si puede ser el candidato a la Generalitat a partir de febrero de 2020, cuando finaliza su inhabilitación por la causa del 9N.
Puigdemont no lo entiende. Se ha mostrado sorprendido por todas esas dudas, porque él lo que señala, según apuntan fuentes de su entorno, es que “ha ganado las elecciones, y por dos veces”. Ese “ganar”, se refiere a que, tanto en las elecciones autonómicas de 2017 como en las europeas de 2019, Puigdemont ha quedado por delante de Esquerra Republicana, con unos resultados muy por encima, en el caso de las europeas, de los obtenidos por Junts per Catalunya en las elecciones municipales. Entonces, ¿quién es el líder?, se pregunta Puigdemont.
¿Ruptura en ciernes?
Muchos de esos dirigentes y cuadros de Junts per Catalunya, que provienen de Convergència, lanzan una advertencia: “Puigdemont volverá a engañar a Mas”. Eso implica que la mejor opción sería la de crear una nueva oferta electoral, desde Junts per Catalunya, con dirigentes que quisieran recuperar el espíritu y el espacio convergente. Pero, ¿lo harán?
La dirección del PDeCAT, que quiere mantener su perfil en el seno de Junts per Catalunya, no acaba de dar ningún paso en ninguna dirección, como lo demostró el consejo nacional del partido de este sábado. Y la percepción, afirmada por fuentes de la formación política, es que “se asume una cierta derrota, no habrá desde el PDeCAT ninguna revuelta o reacción contra Puigdemont”.
El declive de Puigdemont
Entonces, la situación lleva a un bloqueo. Puigdemont se ha encontrado con una contención interna, con una discusión sobre su persona, que no entiende, pero tampoco se le discutirá su liderazgo.
El punto de inflexión se debe producir en los tres próximos meses, se asegura desde el PDeCAT. Mientras Mas quiere una abstención en la investidura de Sánchez, Puigdemont aboga por un voto en contra, como Quim Torra. Pero, en función de esa cuestión y de la sentencia sobre los dirigentes independentistas presos, que el Tribunal Supremo podría dictar a mediados de octubre, dejaría a Puigdemont en una situación delicada: la euroorden se podría reactivar y su posición central en el independentismo de Junts per Catalunya podría declinar.