Docentes y sindicatos sostienen que eliminar los exámenes de septiembre en secundaria perjudica a los alumnos, al ver suprimida la posibilidad de aprovechar el verano para recuperar las asignaturas pendientes. En su lugar, el Departamento de Educación de la Generalitat ha implementado una segunda prueba una semana después de la primera convocatoria. Un periodo insuficiente, según los profesores, para adquirir los conocimientos que el estudiante no tenía siete días atrás. Motivo por el que la Associació Sindical de Profesors d’Ensenyanment Públic de Catalunya (ASPEC) acusa al Govern de “ocultar por decreto el fracaso escolar” con esta medida. Su portavoz, Xavier Massó, sostiene que la consejería que dirige Josep Bargalló, “en su línea de absoluta inestabilidad académica persigue forzar a los maestros a aprobar a un mayor número de alumnos pese a que hayan suspendido para cumplir así las ratios por aula”.
Desde USTEC, sindicato mayoritario en la enseñanza pública en el territorio, Ramón Font señala que la supresión de las pruebas de septiembre tiene “pros y contras”. Por un lado critica que “difícilmente se podrá arreglar en junio, en tan pocos días, lo que un estudiante no ha hecho durante el curso”; y recuerda que así se acaba también con los programas de refuerzo a alumnos con dificultades que se habían implementando en diversos municipios. “Lo único bueno para los centros es que permite organizar mejor el curso siguiente”, señala, aunque subraya que, “si se piensa en el alumnado es mucho mejor el examen de septiembre”. En cuanto a las directrices para aprobar a estudiantes para cumplir así la ratio de alumnos por aula admite que sucede en ocasiones. “Muchas veces se cuestiona la decisión de las juntas de evaluación y se han cambiado las notas en algunos centros para decidir si el alumno promociona o no”, lamenta.
Perjudicial para los alumnos
Manuel Valencia, responsable de Enseñanza Pública de UGT en Cataluña, también considera que la medida es perjudicial para los alumnos. “Si no han conseguido superar una asignatura en junio, es imposible que en una semana puedan recuperar la materia. En cambio, para la convocatoria de septiembre existía la posibilidad de estudiar durante el verano”, constata.
Además, Valencia critica que este cambio normativo se ha producido sin consulta previa a sindicatos y profesorado para conocer “qué era lo mejor” para los estudiantes. Desde UGT reivindican las recuperaciones del final del periodo estival para permitir que un mayor número de alumnos pueda promocionar por méritos propios. En cuanto al argumento de adelantar la convocatoria para permitir al centro organizar mejor el próximo curso, sostienen que no debería ser un problema. “En función del resultado que el estudiante obtiene durante el año se puede establecer una previsión de posibles aprobados para cuantificar las ratios”, señalan. Es más, alertan de la irresponsabilidad que supone “perjudicar a los alumnos por cuestiones administrativas”, y por ello reclaman una mejor gestión a la Generalitat.
Recuperar los exámenes de septiembre
“Tal y cómo está actualmente, una prueba de recuperación una semana después de las notas de junio no tiene sentido. Si un alumno ha sacado un 2,5 el 20 de mayo, difícilmente el 30 estará en condiciones de mejorar esa nota. Entendemos que este cambio es un paripé”, critica Massó, quien advierte que la consecuencia es la trivialización y la banalización de la evaluación.
Aunque desde CCOO --la segunda fuerza sindical de la enseñanza pública en Cataluña-- manifiestan que no han adoptado ningún posicionamiento sobre la cuestión, el secretario general de Educación de este sindicato, Manel Pulido, señala que, a título de docente, haber eliminado la recuperación de septiembre “resta oportunidades” a los estudiantes. “Si un alumno no ha obtenido buenos resultados durante la evaluación continua es improbable que se vaya a poner al día en una sola semana”, advierte sobre la segunda prueba en junio.
Imposición de aprobar y cumplir las ratios
Desde el sindicato AMES (Acció per a la Millora de l'Ensenyament Secundari), Antonio Jimeno denuncia que la imposición de aprobar a los alumnos que no han superado las materias por la necesidad de cumplir las ratios por aula --“algo que sucede desde hace años”, apunta-- degrada el sistema educativo. “El problema es que no existe relación directa entre la nota que obtiene el estudiante y lo que sabe”, lamenta, “porque al centro no le interesa tener tantos repetidores”. Motivo por el que reclama evaluaciones externas al acabar la secundaria y velar así por la verificación de los conocimientos de los jóvenes.
Por su parte, la Consejería de Educación explica que la convocatoria de septiembre, que fue suprimida y recuperada de nuevo hace siete años --con Irene Rigau como titular del departamento--, “no ha dado los resultados esperados entre los alumnos”. Desde la cartera que dirige Bargalló aseguran que los efectos negativos se han visto sobretodo entre aquellos que tienen “más dificultades económicas o estructuras familiares más débiles” al no contar con un apoyo extra al del profesorado durante el periodo estival. Así defienden la recuperación en junio como un modelo de enseñanza enfocado hacia las “habilidades” y no hacia la “memorización”, a pesar de que la mayoría de docentes cuestiona su efectividad.