Arran, las juventudes de la CUP, ha vuelto a perpetrar una ataque coincidiendo con el fin de la temporada estival. Esta vez su acción ha consistido en prender fuego a varios cajeros automáticos como protesta a las “medidas policiales” que utiliza el Ayuntamiento de Barcelona para atajar la crisis de seguridad.
Aunque su objetivo varíe, el modus operandi es el mismo: varios miembros del colectivo antisistema actúan de noche, con la cara cubierta para no ser reconocidos y con una cámara de vídeo para dejar testimonio visual de sus acciones incívicas. Posteriormente, editan el contenido --a menudo con música comercial-- y lo difunden por las redes.
Confidencialidad
Pese a llevar acumuladas varias actuaciones del mismo tipo, el éxito por parte de las autoridades para identificarles y ser juzgados ha sido más bien modesto.
El Departamento de Interior informa, a instancias de este medio, que los datos que tiene sobre detenciones son “por tipos de delito”, en este caso podría encajarse en el de “incendio”. Por su parte, fuentes de los Mossos d’Esquadra explican que muchas de las investigaciones son todavía confidenciales, dado que están en curso.
Detenciones
En paralelo, la llegada del conseller Miquel Buch en Interior, y el deterioro de las relaciones entre los socios del procés, ha coincidido con algunas detenciones. La más importante, el pasado mes de julio, en el que integrantes de Arran, así como de los autodenominados Comités de Defensa de la República (CDR) y el Sindicat d'Estudiants dels Països Catalans (Sepc), entre otros, fueron arrestados en el marco de una investigación sobre desórdenes públicos, atentado a agentes de la autoridad, lesiones y coacciones, entre otros delitos.
La otra operación policial contra la juventudes de la CUP más destacada, no obstante, no se produjo en suelo catalán. Fue la Policía Nacional, que abortó una acción de Arran para pintar la fachada del Tribunal Supremo un mes antes del inicio del juicio a los dirigentes y activistas por su implicación en el procés independentista. También es necesario recordar acciones contra este medio, Crónica Global, que supusieron daños materiales en sus instalaciones, y que Arran también registró y difundió en las redes sociales.
Reacciones
Las reacciones de sus vídeos --y acciones-- dejan entrever la incomodidad que genera incluso entre los suyos. Por una parte, sus líderes políticos evitan de forma reiterada condenar los ataques de sus cachorros, pero saben que estas actuaciones no resultan coherentes con la consigna de “resistencia pacífica” con la que barnizan el procés independentista. La exdiputada de la CUP Mireia Boya tildó de “simbólico” el acto vandálico contra un bus turístico de Barcelona para rebajar la repercusión negativa de la acción.
En la misma línea, sus hasta ahora socios --JxCat y ERC-- han tenido una respuesta indulgente hacia muchas de sus acciones. En algunos casos, cuando el ataque perjudicaba a intereses turísticos de Barcelona sí que han mostrado mayor firmeza. En otras ocasiones, sin embargo, como el ataque a la redacción de Crónica Global el 25 de enero de 2018, se impuso el silencio por parte del nacionalismo.
Hijos del consumismo
De forma diametralmente opuesta, muchas de las reacciones a sus vídeos de los usuarios en las redes sociales señalan la poca utilidad de sus acciones, y cómo juegan en contra de sus propios intereses.
Si se observa su canal en Youtube, la mayoría de contenidos recurren a entrevistas o declaraciones de sus adversarios políticos en célebres programas de televisión y usan el mismo formato que las grandes plataformas audiovisuales.
De Rosalía a ‘La casa de papel’
En su último vídeo-protesta aparecen vestidos como los personajes de la serie La casa de papel mientras suena la canción en catalán de Rosalía sobre la importancia de tener dinero. La máscara de Dalí que llevan los autores del ataque en los cajeros automáticos es utilizada por los atracadores de la serie en un robo a la Fábrica Nacional de la Moneda y Timbre de España.
Sus principales referencias son, en definitiva, canciones y series muy comerciales, que distan de un colectivo que se considera antisistema.