Ocurrió en 2012, en vísperas de que Artur Mas se entrevistara con Mariano Rajoy en La Moncloa. Los asesores del expresidente catalán elaboraron un concienzudo informe sobre la descentralización fiscal en los países federales, bajo la premisa de que no había un solo modelo. Y que ese sistema de financiación no tenía nada que ver con cuestiones identitarias. Sin embargo, Mas nunca entregó ese estudio al presidente español. No se atrevió. Los autores no escondieron su decepción. Incluso hubo una dimisión.
El inicio del 'procés'
Lo que vendría después es de sobras conocido: la negativa de Rajoy a conceder un pacto fiscal a Cataluña –España estaba inmersa en una fuerte crisis económica-- fue la excusa para que Mas abrazara la causa independentista. De esta forma, el dirigente convergente tapaba sus recortes en el gasto público –todavía no revertidos—y la corrupción que afectaba a su partido. La gran cortina de humo persiste. Y hoy por hoy, Cataluña no dispone de una nueva financiación y, mucho menos, de una república catalana.
Mas, que quiere volver a la primera línea política con pretensiones de solucionar el conflicto secesionista que él mismo creó, regresó de aquel encuentro con el entonces líder del PP con las manos vacías. “Decía que Rajoy no quería escucharle, que no aceptó ese informe. Le preguntamos por qué no insistió y obligó a Rajoy a coger ese estudio hecho sin apasionamiento. Pero no hubo respuesta”, explica una fuente conocedora de aquella reunión en Moncloa.
Un documento "sin sentimientos"
Se trata del estudio sobre el Pacto Fiscal elaborado por el Consejo Asesor para la Reactivación Económica y el Crecimiento (CAREC), un think tank creado por Mas y presidido por Salvador Alemany. Sus autores advertían de que la finalidad era abordar ese modelo de financiación, sin poner el acento en “derechos históricos o en expresiones derivadas de los sentimientos concretos”. El documento, por tanto, “no es la expresión de una reivindicación, sino el planteamiento de una fórmula racional de relación económica con la administración central”. Y advertían de que se debía intentar “lograr el máximo consenso parlamentario y social posible en Cataluña”.
El informe --que puede leerse en este enlace-- iba acompañado de un apéndice sobre experiencia comparada ya que “existen numerosos países federales, con modelos de financiación diferentes. Queríamos subrayar que no era un invento catalán”, explica uno antiguo miembro del CAREC.
Australia, Estados Unidos, Canadá, Suiza, Alemania y las comunidades forales españolas –País Vasco y Navarra—eran objeto del repaso del comité de sabios. “No hay un único modelo sino una diversidad de sistemas federales fruto de las circunstancias históricas, políticas y sociales de cada país”, indicaba el estudio.
Rajoy rechazó ese planteamiento de pacto fiscal y el entonces presidente catalán no insistió demasiado, algo que no entendieron sus asesores. Uno de ellos, Carles Tusquets –presidente del Banco Mediolanum y candidato a la presidencia de la Cámara de Comercio de Barcelona en las recientes elecciones, en las que se impuso el independentista Joan Canadell--, presentó su dimisión, motivada en buena parte por ese desprecio a un trabajo que permitía avanzar en el autogobierno catalán.
Otros 'ninguneos"
El ninguneo de este documento no fue la única desautorización que sufrieron los miembros de este sanedrín de expertos, que oficialmente dejó de estar operativo el 10 de julio de 2015. En vísperas de una cumbre anticrisis celebrada en marzo de 2011, el expresidente Mas hizo caso omiso de las recomendaciones referentes al contrato único y el copago de los servicios públicos, medidas condenadas a ser rechazadas por los grupos de la oposición.
No obstante, la mayoría de los miembros de este comité de sabios siguieron vinculados al Govern.