En su justa medida. Pero sin minusvalorar lo que ha sucedido. Con esas premisas Esquerra quiere exhibir su voto de este jueves en el Congreso de los Diputados. La dirección de ERC ha enviado los necesarios mensajes a sus militantes, consciente de que los republicanos serán atacados por Junts per Catalunya y por la ANC por tierra, mar y aire. Las dos ideas son claras: “Hemos contribuido por responsabilidad a la gobernabilidad del Estado, con una apuesta por la unión de las izquierdas”, y “es evidente que España tiene un problema” y que su proyecto es otro, y por eso se quieren ir.
Es decir, no se renuncia a un horizonte en el que el objetivo es la independencia, pero se defiende el proyecto socioeconómico del partido y el compromiso con la izquierda española. Se trata de un doble eje al que ha sido fiel siempre el partido de Macià y Companys, los dos presidentes de la Generalitat en la II República española.
El mensaje de Puigdemont
Ahora, sin embargo, la actitud que expresó Gabriel Rufián se considera casi como un hecho revolucionario, por el contexto que vive el independentismo, con sus máximos dirigentes en prisión y a la espera de una sentencia, la del Tribunal Supremo, que puede suponer una larga pena de cárcel para Oriol Junqueras, el presidente de ERC. “Espero que se valore el acto de responsabilidad y de valor de este grupo”, insistía Rufián.
La bronca será mayúscula en el campo independentista. Lo fue a partir del primer minuto tras la votación en el Congreso. Mientras Esquerra se abstenía, Junts per Catalunya votaba en contra y arremetía contra Pedro Sánchez, con Puigdemont lanzado en tromba con sus mensajes en las redes sociales.
¿Premio para los republicanos?
Las directrices de Esquerra a su militancia son claras: “Responsabilidad, proyecto de izquierdas, mejorar la situación, actuar en positivo y no permitir que gobierne la derecha del PP, Ciudadanos y Vox”. Se trata, de hecho, del mismo mensaje que transmite Artur Mas, que ha reclamado en las últimas semanas un apoyo a aquellos que no quieren “incendiar” Cataluña cada día, a diferencia de esa derecha que se ha demonizado. Pero Mas no domina la situación en Junts per Catalunya.
Uno de los activistas que se sitúan en la órbita de Esquerra, y que había cuestionado la estrategia de ERC, en función de la actitud del PSOE y de Pedro Sánchez, plasmó el debate que se ha planteado en el independentismo. Se trata del editor Eduard Voltas, que dimensionó la decisión republicana con un símil culinario: “ERC se ha lanzado a explorar nuevos planetas sin billete de vuelta y utiliza códigos desconocidos por el catalanismo/independentismo tradicional. Junts per Catalunya cultiva la cocina tradicional y defiende ‘la casa de mi padre’ (un poema de Gabriel Aresti). Definitivamente van a públicos diferentes”.
Los críticos, ¿encauzados?
Pero, ¿eso beneficiará a Esquerra? Voltas añade que sí, que esta vez podría tener premio, o que, por lo menos, no le perjudicará. “A Podemos le caerá una tormenta de manual, pero si aguantan el tipo creo que la gente los premiará porque tienen más razón que un santo. En Cataluña la beneficiada será Esquerra Republicana, que ha pronunciado un ‘qué desastre, qué mal todo’ de carácter beatífico y está a punto de salir sin ningún arañazo”.
Existe un colectivo crítico en Esquerra Republicana, llamado “1 de octubre”, que rechaza ese supuesto acuerdo con las izquierdas españolas y que no renuncia a la vía unilateral. Esquerra tiene un congreso por delante para este septiembre, y debe resolver, entre otras cosas delicadas, qué hace con Marta Rovira, secretaria general del partido, todavía, que se encuentra en Suiza. Pero esta vez, la dirección de los republicanos se siente más segura, con mensajes claros a su militancia y con un aliciente que siempre une y cohesiona a los propios: el adversario va con toda la intención, con toda la potencia, y se llama Junts per Catalunya, con Puigdemont a la cabeza.