Las presuntas relaciones del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) con el imán de Ripoll, Abdelbaki es Satty, han servido a una parte del independentismo para ver una mano negra del Estado facilitando el atentando de Las Ramblas del 17 de agosto de 2017 con el fin de frenar el referéndum independentista del 1-O. Unas vinculaciones que Jorge Dezcallar, primer director del CNI (2001-04), ha tildado de “estupidez” y "temeridad".
Todo parte de las informaciones publicadas por Público en donde se asegura que la Administración trató de ocultar que el líder religioso y autor intelectual del atentado fue confidente del CNI. El hecho de que los servicios secretos de inteligencia no hayan desmentido o hablado públicamente de estas revelaciones ha acentuado la polémica hasta el punto de que el periodista que firma la noticia, Carlos Enrique Bayo, ha aventurado en la emisora RAC1 que el CNI podría haber evitado la masacre en el corazón de Barcelona y en Cambrils donde murieron 17 personas.
Sin director
El organismo dependiente del Ministerio de Defensa se halla en la actualidad sin una nueva dirección. La demora en la formación del nuevo Ejecutivo tras las elecciones generales del 28 de abril explica, en parte, por qué desde el CNI no se han pronunciado al respecto.
Dezcallar, en conversación con Crónica Global, se ha mostrado prudente al no estar ya en activo, pero ha asegurado que en su época al frente del CNI no tenían “ninguna relación” con Es Satty. Respecto a las hipótesis de que se podría haber evitado el atentado de Las Ramblas porque se tenía información de antemano, ha calificado de “estupidez” y “temeridad” dichas aseveraciones: “Me parece una estupidez tan grande, una temeridad tan grande, que alguien pueda decir algo así... No tengo palabras realmente. Si alguien puede pensar que alguien sabe que se va a producir un atentado y dejar que se produzca... hay que ser muy malo”.
“Especulaciones gratuitas”
Dezcallar, que en su libro Valió la pena narra todo lo que sabía sobre el atentado en los trenes de Atocha, que ocurrió el 11 de marzo de 2004 mientras estaba al frente del CNI, es muy poco partidario de las teorías conspirativas. Ni las de “extrema derecha” ni las de signo opuesto, agrega. A este respecto se ha mostrado muy crítico con la difusión de un nueva confabulación que, a su juicio, son “especulaciones gratuitas” que no hacen nada para “contribuir ni a la credibilidad de las instituciones, ni a la confianza y buena relación” entre organismos.
El también diplomático cree que es “una sarta de estupideces” algunos de los pronunciamientos políticos que han intentado acusar al Estado de inhibirse ante la posibilidad de atentado con el fin de frenar la votación ilegal del 1-O. La dirigente de la CUP Mireia Boya ha sido la que más lejos ha ido en sus acusaciones asegurando que el “Estado eligió un atentado para frenar el referéndum”. “El Estado es capaz de todo”, apostillaba mediante las redes sociales. También Pablo Iglesias, secretario general de Podemos, lamentaba el silencio oficial y que PP, PSOE y Cs evitaran que se investigara en el Congreso.
Dezcallar ha insistido en ser prudente hasta que sea el mismo CNI quien dé explicaciones y pueda confirmar o desmentir la presunta vinculación con el imán, pero de su experiencia como máximo representante del organismo niega categóricamente las inferencias que se han realizado de forma partidista.