Las últimas horas fueron frenéticas. Los equipos negociadores de los comuns y del PSC cerraron en el último día todos los flecos del acuerdo de gobierno en el Ayuntamiento de Barcelona. Lo rubricaron, en el último instante de este pasado martes, Ada Colau y Jaume Collboni. Los socialistas querían dejarse la piel para poder exhibir un cambio en la ciudad, y es que Collboni se quedará con la maquinaria interna de la urbe, que tiene un primer pilar que había nombrado la propia Colau: la gerencia del consistorio en manos de Sara Berbel, socialista, de la que emanará –aunque con decretos de alcaldía— el equipo ejecutivo.
Sara Berbel, que era la directora de Barcelona Activa, ha sustituido a Jordi Martí, exconcejal socialista, ahora en el espacio de los comuns, que será el responsable de la concejalía de Presupuestos. En este caso, la influencia del PSC será notable. Colau reserva para Martí un área especial en el ayuntamiento, únicamente bajo sus directrices, pero Presupuestos quedará también encuadrado bajo el organigrama de la primera tenencia de alcaldía, que dirige Jaume Collboni.
Políticas metropolitanas
El consistorio se dirigirá a través de seis tenencias de alcaldía, correspondientes a las seis áreas del ayuntamiento: tres para el PSC, tres para los comuns. Los ocho concejales socialistas han logrado la paridad, al 50%, en el consistorio. Se trata de Jaume Collboni, Laia Bonet y Albert Batlle (Units per Avançar). Las áreas representan el corazón de la gestión: Empresa, Empleo, Promoción de la ciudad, Promoción económica y turismo, en el caso de Collboni; Transición digital, Innovación y conocimiento, Coordinación de políticas metropolitanas, Agenda 2030 y Relaciones internacionales y diplomacia de la ciudad, que dejan de depender de alcaldía, para Laia Bonet; y Prevención y seguridad, Guardia Urbana y Extinción de incendios y salvamento, en manos de Albert Batlle.
Pero en el reparto de responsabilidades hay más. La concejal socialista Montserrat Ballarín asume Comercio, Mercados y Consumo, Hacienda y Régimen interno. Y en esta área se esconde un secreto de vital importancia en un ayuntamiento: se trata de los servicios generales, de los órganos de gobierno, los servicios jurídicos, la organización, los recursos humanos y la coordinación de la contratación administrativa. Es la maquinaria interna de un consistorio, que se unirá a la gerencia ejecutiva de Sara Berbel.
Las dificultades para Batlle
Fuentes de anteriores equipos de gobierno, convergentes y socialistas, señalan que se trata de una negociación que “permitirá al PSC mandar en el consistorio”. Es decir, no es la reedición del anterior acuerdo entre Colau y Collboni, aunque éste conserve el área de Promoción económica. Es un salto de carácter interno que puede permitir a los socialistas un trato de igual a igual con Colau y su equipo que significará un cambio en la dinámica de la ciudad. “Hay dudas y problemas serios, por ejemplo en seguridad, y Batlle lo tendrá difícil, pese a su valía y experiencia, porque se parte de una situación muy deteriorada”, señalan las mismas fuentes.
Los comuns se concentran en el área que les importa más: Servicios sociales, y en Urbanismo y Planificación y ordenación territorial. También mantienen la concejalía de Transición ecológica, bajo la responsabilidad de Eloi Badia, que ha sufrido en el último mandato una enorme erosión por su gestión. Y retienen algo que para el PSC sí supone un disgusto: el concejal de distrito de Ciutat Vella será Jordi Rabassa, que ha trabajado con la concejal Gala Pin, y forma parte del núcleo de Colau. Los socialistas querían ese distrito, que ven fundamental para revertir las políticas municipales. El PSC tendrá las concejalías de los distritos de Les Corts, Sarrià-Sant Gervasi, Horta-Guinardó, Sant Martí y Nou Barris. Los comuns se harán fuertes en Ciutat Vella, Eixample, Sant Andreu, Gràcia y Sants-Montjuïc.
Complicidades con la Diputación
El PSC, sin embargo, ha pensado en una estrategia a medio y largo plazo. La obsesión es coordinar políticas con los municipios del área metropolitana, en manos de los socialistas, que han recuperado mayorías absolutas que se creían superadas. Y un elemento esencial será la concejalía de Movilidad, en manos de Rosa Alarcón, que ha trabajo en los últimos años en el equipo de Nuria Marín, alcaldesa de L’Hospitalet. La coordinación de esas políticas metropolitanas será responsabilidad de Laia Bonet, que será tercera teniente de alcalde. Es decir, el PSC quiere impulsar, desde Barcelona, un área metropolitana que también tendrá la complicidad de la Diputación de Barcelona, que presidirá, desde este mismo jueves, la propia Marín, y del Área Metropolitana de Barcelona (AMB), bajo la presidencia de Colau, pero con la vicepresidencia ejecutiva, con nuevas competencias, de Antonio Balmón, alcalde socialista de Cornellà.
La operación del PSC tiene un objetivo: consolidar un poder que se había diluido en los últimos años en beneficio de los comuns o de la abstención, o de Ciudadanos. Ahora Collboni busca una recuperación, que se basa en ese acuerdo en Barcelona que le otorga la maquinaria interna.