Manuel Cruz (Barcelona, 1951) es catedrático de Filosofía. Eso ante todo, porque marca su actitud ante la vida, la pasión por la filosofía y la palabra. Y acaba de ser elegido presidente del Senado. El veto del independentismo a Miquel Iceta para ser senador autonómico abrió otra posibilidad por parte del presidente Pedro Sánchez, que valoró en Cruz a un persona que reúne dos características: un defensor convencido del federalismo, como la mejor fórmula para España, y un amante de los acuerdos, de la idea de aunar esfuerzos. En esta entrevista con Crónica Global señala un primer principio, el de abrir espacios de reflexión desde el Senado, con dos mensajes: al independentismo le pide que recapacite, porque “corre el riesgo de autoengañarse con su éxito electoral”. Añade que le puede pasar como a Ciudadanos en Cataluña que, tras ganar en 2017, su victoria no se ha traducido en cambios tangibles. “Podrían terminar haciendo una ‘Arrimadas’”, añade, aludiendo a la líder de Ciudadanos en Cataluña. Y al PP, Manuel Cruz, siempre con un aire tímido y comedido, le pide que no considere que el federalismo es sólo cosa de la izquierda y de unos viejos catalanistas. “La derecha no debería sentirse expulsada de ese proyecto y si lo hace está cometiendo un gran error”.
Manuel Cruz (PSC), elegido presidente del Senado / EUROPA PRESS
--Pregunta: ¿Qué le dijo al Rey tras ser elegido presidente del Senado?
--Respuesta: Mi mensaje fue sencillo, el necesario para comunicar mi elección en el Senado. Pero también se trataba de explicar al jefe del Estado mi empeño en que el Senado se convierta en una verdadera cámara de representación territorial y que, además de que actúe correctamente en cumplimiento de sus funciones legislativas, las que tiene encomendadas, sepa irradiar reflexión y debate. Es lo que le transmití, con la idea de potenciar el Senado en la vida política española.
El rey Felipe recibe al presidente del Senado Manuel Cruz / EUROPA PRESS
--Usted ahora tendrá también un papel con la posible suspensión de los diputados independentistas, una vez que el Tribunal Supremo ha traslado la decisión a las Cortes.
--Vamos a esperar el procedimiento que se sigue. El reglamento del Senado no es el mismo que el del Congreso. Y debemos conocer lo que dicen los letrados. No estamos todavía en esa fase de decisión. Esperaremos.
Aplausos en el Senado tras la elección de Cruz como presidente
--¿Considera que debe aceptar la actual democracia española las promesas de la Constitución que muchos diputados hicieron con todo tipo de coletillas?
--He visto vídeos con el anterior presidente del Senado, Pío García Escudero, con promesas de la Constitución muy parecidas, y coletillas similares y muy variopintas. Pensaba que estaba viendo lo que me ocurrió a mí. García Escudero entendía que, como se acataba la Constitución, ya era suficiente, daba la mano y felicitaba a cada senador. Otra cosa es pensar si merece la pena que eso ocurra. Probablemente no, porque genera un ruido innecesario. Ahora bien, creo que puede pasar una cosa y es que la oposición se agarre a cuestiones que no son centrales, que no son vertebrales. Que se plantee una fórmula de juramento u otra es el efecto y no la causa. Me parece que es dejarse atrapar por ese ruido. Porque esas mismas fuerzas políticas que se quejan, al principio de la legislatura corta, de 2015, no reaccionaron igual con el comportamiento entonces de la izquierda, de Podemos, con fórmulas fuertemente imaginativas. ¿Y qué quedó de todo eso? Ahora se han visto formulaciones más suaves, con juramentos por la justicia social. Eso no me provoca ningún escándalo ni nada parecido. ¿Que se considera que se debe modificar? Hágase, pero distorsionar por todo ello, ir a rebufo de esas protestas, creo que no vale la pena. Se debe modificar si se considera que es necesario, como liturgia, que está bien y es positivo para reforzar el imaginario institucional.
--Algo que toda democracia necesita.
--Sí, sí, es cierto, y lo repito, que si se considera así se podría modificar y fijar una fórmula que reforzara ese imaginario institucional.
--¿Qué puede aportar la filosofía moral en un momento de tanta polarización, dada su condición de profesor de filosofía?
--Se ha dicho en muchas ocasiones que la filosofía tiene lugar cuando implica un elemento de distancia respecto a la realidad. La filosofía nace del asombro y eso implica una predisposición previa. Hay gente que nunca se asombra, y muchas personas que sí, las que tienen la disposición adecuada cuando se enfrentan a la realidad. Estaría bien que se llegara a esa posición, porque eso permitiría abrir una situación reflexiva. Sólo que nos pudiéramos formular esa pregunta, ya abriríamos un espacio para la reflexión muy valiosa.
El filósofo Manuel Cruz, elegido presidente del Senado
--¿Es lo que se debería aportar, desde instituciones como el Senado?
--Sí, puede ser lo más importante. A veces estamos más pendientes del desenlace que del debate mismo. A mí me llama la atención cuando ustedes los profesionales del periodismo formulan una pregunta y piden que se conteste con un sí o un no. Y yo entiendo que el matiz es importante, que un sí con unas razones o con otras, puede ser muy distinto. Respecto a los políticos, antes de votar una iniciativa u otra, se debe explicar, y si consigo eso en el Senado creo que se habrá avanzado mucho.
--Hay una cuestión recurrente, y es que nunca se da la ocasión para abordar reformas de calado. Siempre hay una excusa. ¿Es el momento, pese a la gran polarización, para proyectos como la España federal que usted defiende?
--Hay cosas subjetivas y objetivas para ver qué estructura política tiene este país. Hay constitucionalistas que consideran que España es casi federal. Es evidente que existe una fuerte descentralización. ¿Qué nos separa de un Estado federal? Si se analiza, desde la política comparada, no nos distancian tantas cosas. Si pensamos en la Transición, la distancia desde el franquismo al Estado de las autonomías era mucho mayor que la distancia ahora entre ese Estado de las autonomías y un Estado federal. Hay poca distancia. O, dicho de otro modo, no hay grandes diferencias materiales. Pero sí las hay políticas. Es impensable una reforma constitucional, porque hay fuerzas políticas que están expulsando del constitucionalismo a la izquierda socialdemócrata, al partido que está en el Gobierno. Y también respecto a Podemos, que ha hecho la última campaña electoral con la Constitución en la mano. Se les expulsa. Eso no parece razonable. Cuando era presidente de Federalistes d’Esquerres organizamos un debate en el que participaron Miquel Iceta y Albert Rivera. Rivera aseguró que su modelo era Alemania, con una articulación federal. Consideró que el Estado de las autonomías debía dirigirse hacia ese modelo. Ahora no está en esa posición. Pero hace poco sí lo estaba. Entiendo que no se ha podido alejar mucho, si hace poco estaba en esa línea.
Los senadores socialistas aplauden al nuevo presidente del Senado, Manuel Cruz / EFE
--¿Una de las asignaturas pendientes es acercar a la derecha política hacia un proyecto federal? ¿Se puede y se debe convencer a la derecha de que puede ser una alternativa posible esa España federal que usted defiende, y que no es algo propio de la izquierda o de catalanistas?
--Le respondo que de la misma manera que una persona puede estar abiertamente a favor de la Constitución y ser de izquierdas. O el hecho de que yo he sido elegido a través del PSOE para ser presidente de una cámara como el Senado y generar consensos. No existe un lugar fuera de una determinada posición. En la política todos estamos en un lugar, pero eso no puede ser una limitación para llegar a acuerdos. La izquierda ha sido más federalista o netamente federalista que la derecha. En la dictadura, la izquierda estuvo más a favor de la democracia, pero eso no implica que tengamos un derecho mayor sobre la democracia alcanzada. Por eso, la derecha no debería sentirse expulsada de ese proyecto y si lo hace está cometiendo un gran error. Porque los países que más progresan, como Alemania, son federales, y nadie dice que la unidad alemana esté en peligro. Hay un cláusula que defiende que la unidad de la nación alemana es intocable. No se puede decir que debilita la unidad territorial. Por eso la derecha debería hacer esa reflexión. Quizá el problema de una parte de esa derecha es que no es que no quiera un Estado federal, es que no ha asumido el Estado de las autonomías. Y ese es un punto básico de una parte de la derecha reciente (Vox), que está en contra del Estado de las autonomías.
--¿Con el riesgo de arrastrar a toda la derecha?
--Sí, pero no deberían dejarse arrastrar.
--¿Es consciente el independentismo de que el proceso que quiere impulsar puede comportar un retroceso del propio Estado de las autonomías?
--El independentismo debería reflexionar sobre su actitud respecto al federalismo. El independentismo, en sus momentos de euforia, decía que era una pantalla pasada. La más sólida alternativa al independentismo es el federalismo, porque cohesiona, y eso inquieta al independentismo. Y, efectivamente, hay un peligro efectivo de ir hacia atrás y de eso debería ser consciente el independentismo. Debería hacer una reflexión sobre los caminos que podría recorrer. Y es un buen momento para que no se autoengañe. Corre el riesgo de autoengañarse con su éxito electoral en las elecciones generales. Se puede autoengañar si piensa que con la victoria --de una parte de ese independentismo-- en las elecciones generales se puede abrir una ventana de oportunidad. Con la composición de las cámaras legislativas se ha visto. Con su peso 'efectivo' en ellas. Esquerra, principalmente, podría terminar haciendo una 'Arrimadas', con un magnífico resultado --como Ciudadanos en las elecciones catalanas del 21D-- y que fuera inútil, absolutamente inoperante e irrelevante.
--¿Podrá haber algún cambio con la utilización de las lenguas en el Senado?
--Ya existe una fórmula en el Senado, pero si se puede avanzar, magnífico. Las lenguas no pueden ser un motivo de conflicto entre los ciudadanos, y perseveraremos para que eso no suceda.
--Usted ha dibujado que el Senado tenga un papel en el próximo modelo de financiación autonómica.
--Sí, el Senado lo puede jugar, como cámara territorial. Lo vamos a intentar.