La maquinaria de los partidos políticos nunca se para. El rechazo de las fuerzas independentistas para elegir al socialista Miquel Iceta como senador autonómico cambia la situación. El bloqueo será total en las próximas semanas, tras las elecciones municipales y europeas, y el Gobierno de Quim Torra deberá valorar el mejor momento para convocar las elecciones catalanas. ¿En otoño, o cuando conozca qué ocurre con la sentencia del Tribunal Supremo, que se podría demorar hasta los primeros meses de 2020? En esa coyuntura los partidos de la oposición han comenzado a mirar con lupa: ¿Puede seguir la Generalitat con unos presupuestos prorrogados por tercera vez?
Torra está dispuesto a asumir ese reto. Hay un vacío legal, que dejaría en manos del presidente todo el poder para, aunque la administración siga paralizada y sin presupuestos, seguir adelante hasta 2020. Es el Estatut el que prima sobre otras leyes, como la de estabilidad presupuestaria o la ley de finanzas públicas. Y en el Estatut, una ley orgánica del Estado, no se prevé una circunstancia como esa. Torra podría seguir sin presupuestos hasta 2020, a pesar de que todos los ámbitos sociales se vean deteriorados. El hecho es que la última vez en que los presupuestos de la Generalitat se aprobaron cuando tocaba fue en 2009. Entonces, las cuentas de la Generalitat para 2010 tuvieron luz verde en diciembre de 2009. Era el último Gobierno de José Montilla.
El primer secretario del PSC, Miquel Iceta
Sin apoyos parlamentarios
Los últimos presupuestos de la Generalitat son de 2017. La CUP facilitó las cuentas al Gobierno de Carles Puigdemont, después de haber dejado en la cuneta a Artur Mas, tras las elecciones de 2015. En 2018 ni se planteó, debido a la aplicación del artículo 155 de la Constitución, y los de 2019 no han salido adelante, ante la imposibilidad del Govern de encontrar apoyos parlamentarios.
Ante esa circunstancia, Torra y el consejero de Economía, el republicano Pere Aragonès, decidieron prorrogar las cuentas, con las que el Gobierno catalán podría llegar a 2020. Nunca ha ocurrido nada igual desde la recuperación de la Generalitat en 1980.
Acercamiento frustrado
Lo que se rompe este jueves, con la votación sobre la candidatura de Iceta al Senado, en el Parlament, es la posibilidad, entre otras cuestiones, de aprobar un nuevo presupuesto. El hecho de que el PSOE haya ganado las elecciones, y pendientes todos los partidos de las elecciones municipales, abría un nuevo escenario con Esquerra Republicana, tanto en Madrid como en Barcelona. El propio Miquel Iceta había sugerido, cuando se negociaba en el Congreso el presupuesto para 2019, que el PSC podría colaborar con la Generalitat si el independentismo hacía lo propio con el Gobierno de Pedro Sánchez. Todo eso se ha desvanecido con el rechazo a la designación de Iceta como senador autonómico.
“Se trata de una aberración política, pero desde el punto de vista legal, existe un vacío, y el Gobierno de Torra podría seguir hasta 2020”, señala un dirigente de la oposición. Lo que está en juego ahora es saber cómo se definen, otra vez, los distintos espacios. Junts per Catalunya necesita recomponer sus filas, con o sin Puigdemont, que está pendiente de ser elegido como eurodiputado. Y Esquerra querría romper el Govern de Torra, si obtiene unos buenos resultados electorales en las municipales y forzar las elecciones. Pero nadie dará un paso, como admiten fuentes de los dos partidos, “sin conocer la sentencia del Supremo”.
El juez Manuel Marchena
En manos de Marchena
Eso sitúa las cosas en la mesa del juez Manuel Marchena. Aunque el tribunal pueda actuar con cierta celeridad, la sentencia no se prevé que esté lista como mínimo hasta el mes de octubre. Si los jueces del Supremo van con calma, pensando que esa sentencia será examinada en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), podría llegar, como valoran fuentes judiciales, a principios de 2020.
Sin presupuestos, con una lucha total en el campo independentista, con una ruptura también de una posible confianza entre Esquerra y los socialistas, en Madrid y en Barcelona, los próximos meses se antojan “agónicos” para los dirigentes consultados. El deterioro de la situación política y económica se mantendrá, sin que a la mayoría independentista en el Parlament le importe.