Jaume Collboni Cuadrado (Barcelona, 1969) se acerca al ecuador de la campaña de las elecciones municipales, en las que se elegirá alcalde de Barcelona. El exdiputado en el Parlament (2010-2014), expresidente del PSC en el Ayuntamiento de la Ciudad Condal (2015-2019) y exteniente de alcalde en la legislatura que se cierra ha irrumpido entre los aspirantes a lograr la vara de mando de la segunda mayor ciudad española. Lo ha hecho, parcialmente, impulsado por el momentum o empuje de la victoria de Pedro Sánchez y el PSOE en los comicios generales del 28 de abril. Desgrana sus percepciones y programa con Crónica Global en un día en el que los independentistas han vetado otra candidatura, la de Miquel Iceta, como senador por designación territorial y propuesto por los socialistas como presidente de la Cámara baja.
-Pregunta: A días del ecuador de la campaña de las elecciones del 26 de mayo, ¿qué percepciones tiene?
-Respuesta. Somos la opción que más crece en todas las encuestas junto con ERC. Somos la primera opción no independentista con opciones de ganar. Y somos, también, la opción que más gana desde 2015. El resultado de las elecciones del 28 de abril marca una tendencia.
-P. ¿Cuál es esta tendencia?
-R. Que en la ciudad de Barcelona hubo dos fuerzas mayoritarias, que fueron ERC y el PSC. Y esa puede ser la tendencia de la última semana de campaña.
-P. En ese repunte que ha tenido el PSC, ¿el efecto Sánchez ha sido importante?
-Ha habido muchos factores. La subida del socialismo en Cataluña y en Barcelona ha tenido que ver con la tendencia general. Pero en esa disyuntiva que teníamos los ciudadanos el 28 de abril, y que era el progreso o que o volvíamos atrás con políticas regresivas o incluso reaccionarias del PP, Ciudadanos y de Vox, en un movimiento insólito en la política europea, que fue blanquear la ultraderecha e incluso, en el caso de Ciudadanos, ponerle un cordón sanitario al Partido Socialista, los ciudadanos votaron. Y la gente votó a favor del progreso. A favor de utilizar la política para salir del conflicto. Los votantes eligieron moderación y diálogo. Esa es la lectura que debemos hacer de las elecciones generales.
-P. ¿Qué diferencia habrá con el 26M?
-P. La diferencia es que la derecha ya ha sido derrotada en las urnas. Lo que nos jugamos el 26 de mayo en Barcelona es si vamos a tener un gobierno municipal que es proindependencia o un gobierno municipal que es proBarcelona. Y en esa ecuación, en la que ERC lidera ahora las encuestas, yo incluyo también a los comunes. Éstos han hecho un giro, un giro que no viene de ahora. Es un movimiento que se remonta al 6 y 7 de septiembre de 2017. Dejaron en la estacada a Joan Coscubiela y Lluís Rabell. Abandonaron el pálpito y el sentido federal de la izquierda e hicieron un giro hacia el soberanismo. Ello culminó con la ruptura del gobierno de progreso que había en la ciudad de Barcelona. Y los comunes pasaron de Coscubiela a Asens, para simplificarlo.
Jaume Collboni durante la entrevista con 'Crónica Global' / LENA PRIETO
-P. Dos personas que encarnan dos tradiciones.
-R. Sí. De una persona que viene de la izquierda, de los movimientos sociales, del movimiento de clase de corte federal a una izquierda soberanista e independentista. Como alguno recordará, Asens llegó a pedir el voto útil independentista en las elecciones generales. Esa ha sido la evolución de los comunes. Por lo tanto, un posible pacto entre Ernest Maragall y Ada Colau sería un gobierno proindependencia. En este escenario, yo aspiro a liderar esa alternativa. Estamos en disposición de hacerlo desde el no independentismo. Somos la candidatura que suma más desde esa posición. Y abarcamos desde el catalanismo de centro de Units per Avançar, tenemos la izquierda federal, Entesa Federal, y la plataforma Compromís per Barcelona. Une a 500 profesionales de distintas ideologías a las que une una idea: que Barcelona debe ser la prioridad para el alcalde. Ese es el escenario hacia el que nos movemos desde el 28A. La disputa, la gran elección del día 26, es un gobierno proindependencia o proBarcelona. Con esa tesitura me dirigiré a los indecisos: aspiro a liderar la alternativa a la independencia.
-P. ¿Los comunes gobernarán seguro con ERC? ¿No hay vuelta atrás?
-R. Es que la propia Ada Colau lo ha expresado así. La candidata ha interpelado en sucesivas ocasiones a ERC. Ha llegado a dirigirse a la CUP. Me parece un despropósito. Es evidente hacia dónde camina ese proyecto.
-P. Pero en el Parlament, por ejemplo, y en el caso de Pedro Sánchez, sí hay sinergias, e incluso apoyo, de Podemos.
-R. Yo aspiro a ganar las elecciones. Y si las gano, pondré Barcelona por encima de todo. Un alcalde debe poner a su ciudad por encima de todo. Pero sí dialogaré con todo el mundo: en materias como vivienda o seguridad es necesario. Salvo en un caso: no lo haré con los extremos. Es que piense una cosa: el bloque proindependencia es un lío constante. Es el conflicto, es el bloqueo. Es lo que pasará mañana [por hoy] en el Parlament de Cataluña.
-P. ¿Cómo valora el veto a Miquel Iceta como senador y presidente del Senado?
-R. Se ha extendido una cierta idea de que ERC se estaba moderando. Y yo creo que es la más radical. Recuerden que ERC fue la primera que dijo que tumbaría los Presupuestos Generales del Estado (PGE). Ha sido también la primera en anunciar que no votaría a Iceta como senador. ¡Y es algo que corresponde por reglamento al PSC! A la hora de la verdad, a ERC le tiemblan las piernas. Y votar no a Iceta es votar no al diálogo. Vetar la política como vía a la resolución del conflicto, al contrario de lo que dicen ellos. Es una regresión democrática en toda regla. No es cortesía parlamentaria. Es un derecho.
-P. Algo que vimos el 28A es la vuelta de los socialistas. Los socialistas vuelven. ¿Cómo diferirán los gobiernos socialistas futuros de los pasados? ¿Qué errores se cometieron, qué lecciones se han aprendido y qué socialismo veremos?
-R. Yo creo que hay unas líneas maestras del socialismo democrático. Que, recordemos, fue hegemónico durante 30 años en Barcelona y su conurbación. Y estas piedras angulares fueron centrarse en la gente y ser eficaces a la hora de gobernar. Tengo la suerte de que todos los exalcaldes socialistas que lo pueden hacer me dan apoyo en esta campaña: Narcís Serra, Joan Clos y Jordi Hereu. Tenemos el bagaje y la capacidad de gobernar. Llevamos la ciudad en la cabeza. Piense que cuando entré a esta redacción me preguntaron sobre transporte. Y cosas como esta es lo que yo reinvidico que sea un alcalde. Que sea resolutivo. ¿Qué pasa con el transporte, la vivienda o la seguridad? Creo que es lo que valora la gente. Resolver problemas con eficacia y pragmatismo. Otros experimentos presentados en los últimos cuatro años, experimentos que hablaban mucho, que hacían populismo, que tuiteaban mucho, que prometieron y no cumplieron, no han mejorado la vida de la gente. La prueba es que el 60% de ciudadanos desaprueba la gestión de la señora Colau porque ha sido un fracaso. Hay un retorno de la gente a dos ideas. A la política de diálogo, moderación y centro. Y a la capacidad de resolver los problemas de los ciudadanos.
Jaume Collboni durante la entrevista con 'Crónica Global' / LENA PRIETO
-P. ¿Como ha sido esa gestión que suspenden la mayoría de vecinos?
-R. Barcelona en Comú y otros movimientos asociados, quizá, diagnosticaron bien, pero resolvieron mal. La ley de barrios se ha completado con un 6% de inversiones. Las 8.000 viviendas sociales de la señora Colau se han quedado en 800. La lista de promesas y expectativas incumplidas es larga.
-P. Ese legado del que habla y reivindica usted, ¿no podrían hacerlo suyo otros aspirantes que van en otras listas? Pienso en Celestino Corbacho en la candidatura de Manuel Valls, Ernest Maragall con ERC o Ferran Mascarell para Junts per Catalunya.
-R. Algunos de los candidatos socialistas que concurrieron con el PSC en el pasado han involucionado. Hacia el sectarismo. Y a la pérdida de sentido institucional. Piense en Ernest Maragall y ERC. Lo que pasará mañana [por hoy] en el Parlament yo lo veo como una involución. La crisis económica impactó cuando los socialistas lo gobernábamos todo. Fue un impacto muy duro. Pero ahora hemos demostrado que somos capaces de revertir los recortes que hizo la derecha. Hemos vuelto a poner la política en el centro. El diálogo dentro de la ley. Otros partidos, como ERC o Ciudadanos, han crecido con el conflicto. Huyen hacia adelante. Y hay gente que quiere pasar página del procés y de cuatro años de Colau.
-P. ¿Cuál es la factura que paga Barcelona tras años de procés y un mandato de Colau?
-R. Una larga factura. En materia de vivienda, tenemos una burbuja de alquiler nunca vista. Hemos sufrido un gobierno adversario de la economía. En el caso del comercio, por ejemplo. También, en la lucha contra las desigualdades no hemos avanzado. Los desequilibrios entre barrios siguen y se cronifican. Por no hablar de nuevos problemas que ha creado Ada Colau. No solo no ha resuelto problemas, sino que los ha creado. Pienso en la turismofobia. Estigmatizó la actividad económica. Ahora, la seguridad. No la teníamos, y la ciudad sufre una crisis de seguridad. A última hora empieza Colau a reclamar más Mossos. O no reclamar inversiones para la ciudad. De la pediatría, de los equipamientos para los mayores. Todo ello la señora Colau no lo reclamó.
-P. ¿A qué lo atribuye?
-R. A su contemporización con el independentismo. No los quería inquietar. Yo siempre lo digo. Cuando sea alcalde, pediré reuniones con el Gobierno y la Generalitat de Cataluña para reclamar las inversiones pendientes. La señora Colau presenta una mezcla de incumplimientos, incompetencia y aproximación a las tesis independentistas. La suma de estos tres elementos hará que pierda las elecciones.
-P. ¿Qué posibilidades de pacto hay con el señor Valls?
-R. Yo soy el candidato no independentista con más opciones de ganar. Y lo que haré es apelar a los votantes progresistas, de centro y a los no independentistas. Mucha de esta gente ya lo está viendo: se está concentrando el voto en el PSC. Se intentó improvisar una operación con un candidato que desconocía la ciudad, con un equipo flojo, que no está preparado para gobernar. Ello no es una opción ganadora. Lo dicen los datos y no ahondaré más en esta cuestión. Lo prioritario, pues, es concentrar el voto en un candidato progresista, que sabe gobernar. Yo seré el quinto alcalde socialista de Barcelona en su etapa democrática. Queremos el cambio tranquilo. Un giro socialdemócrata y no independentista. Se debe concentrar el voto en los que tienen más opciones de ganar.
-P. Las élites económicas, ¿le han manifestado su inquietud? ¿Hubo conexión con el mundo socialista?
-R. Ustedes saben que yo tengo una muy buena conexión con el mundo económico. Yo mismo vengo de un sindicato de clase [UGT]. En estas elecciones se ha implicado la restauración, el comercio y el sector del taxi, pero también las grandes empresas. Como futuro alcalde me preocupa, por ejemplo, lo que ha ocurrido en la Cámara de Comercio de Barcelona. Cuando me reuní con dos de los candidatos, no los ganadores, ya les avisé de que lo que me inquietaba era la politización de la Cámara. Ahora me consta que hay una preocupación en la ciudad por, precisamente, esta cuestión. La deberemos abordar tras las elecciones, claro. Cuando sea alcalde pediré a los nuevos responsables de la Cámara que no la pongan al servicio de ninguna causa política. Ni de la independencia ni de cualquier otra. Debe estar al servicio de la ciudad.
-P. ¿Qué margen de movimientos tiene para hacer volver las empresas huidas a Cataluña?
-R. Si hay una victoria socialista ya será un mensaje positivo de confianza y estabilidad. Que es algo que falta en la ciudad. Que vuelvan las inversiones, la confianza, la previsibilidad. Que haya un interlocutor válido. Que entiende a la empresa y el mundo económico. Y que lleva en su programa, en uno de los cinco puntos principales, que Barcelona sea una ciudad estable y cómoda para las empresas. En materia de tasas, ayuda a la emprendeduría y proyección internacional. La victoria socialista será un muy buen mensaje para las empresas y los sindicatos. He hablado del salario mínimo de ciudad de 1.200 euros. Pero también del combate contra la precariedad. Que se cumplan las normativas en materia laboral, por ejemplo.
-P. En el área metropolitana de Barcelona, si se repite la 'marea amarilla' de ERC del 28A, ¿se pueden complicar los pactos?
-R. El área metropolitana es crucial. Pienso en materias como el transporte o la vivienda. O tienes escala metropolitana o no haces nada. Un ejemplo es el parque de vivienda pública. Y el área metropolitana es necesaria para que Barcelona sea algo en el mundo. Con 1,6 millones de personas no eres nada en el mundo. Lo eres con cinco millones y el 70% del PIB catalán. Afortundamente, creo que habrá una victoria en Barcelona y su conurbación. Volveremos a la hegemonía. Es evidente que los independentistas tratarán, como hacen con todo, de poner esta dimensión al servicio de su causa.
-P. ¿Podría volver a ser el área metropolitana un contrapoder al nacionalismo?
-R. Pues espero que no. Porque yo ya estoy en el gobierno metropolitano y hemos dado pasos que al nacionalismo no le gustaban. Un ejemplo: hacemos política industrial. En mi área, la de promoción económica, tengo 40 millones para polígonos industriales. Y no hay política industrial de la Generalitat. O proyección internacional. Vamos a ferias en las que no está la Generalitat. O políticas de pobreza energética. Empezaron en los años 2013 y 2014 porque la gente se dirigía deseperada a los ayuntamientos. Y éstos componen el Área Metropolitana de Barcelona (AMB). Creo que en esta dimensión seremos fuertes y cerraremos la etapa del procés.
Jaume Collboni durante la entrevista con 'Crónica Global' / LENA PRIETO
-P. ¿Qué tres primeras medidas urgentes emprendería un Jaume Collboni alcalde?
-R. De forma urgente, como ya dije, pediré una reunión con el presidente del Gobierno y el presidente de la Generalitat para hablar de las inversiones pendientes en infraestructuras. Y de la deuda social que tiene la Generalitat con el Ayuntamiento de Barcelona. En segundo lugar, poner en marcha un plan de choque contra la inseguridad en Barcelona. Tenemos a la persona adecuada en mi candidatura: Albert Batlle. Estuvo 20 años en el gobierno municipal y fue el último gran director general de la Policía. Y en tercer lugar, hay que hacer un plan de choque contra los desahucios y el sinhogarismo. Para arropar a la gente que duerme en estos momentos en las calles de Barcelona. Asistimos a escenas que hacía muchos años que no veíamos en Barcelona. Estas situaciones no pueden esperar a planes a medio o largo plazo.
-P. ¿Cuál es la definición de Ada Colau? Usted fue teniente de alcalde con ella.
-R. La gente piensa que la ruptura entre el PSC y BComú se produce con la aplicación del 155. Pero ello no es así. Es el cambio ideológico de los comunes hacia el soberanismo, empieza el 6 y 7 de septiembre de 2017.
-P. ¿Hay pues varias Adas Colaus?
-R. Sí. Pero también hay improvisación y falta de liderazgo. Un líder sale en los momentos complicados. Ser coherente con la idea de ciudad, defender tus propias convicciones. Mirar a largo plazo. La señora Colau puede tener otras virtudes, pero ésta no la tiene. Y es imprescindible para gobernar la ciudad. La señora Colau ha sido ambigua. Una actitud propia de alguien sin muchas convicciones ni idea clara de ciudad. ¿Qué efectos tuvo esto para la ciudad? Pues se ha traducido en bloqueo, inestabilidad y con no poder cumplir lo prometido.
-P. ¿Barcelona pierde músculo respecto a Madrid?
-R. Es evidente. Todos conocemos casos de profesionales, de empresas, que tienen que ir a Madrid a abrir oficinas, que tienen que buscar su lugar allí. El AVE va más lleno que nunca. Y con Madrid, creo, deberíamos tener una competencia sana. Mi proyecto es la cocapitalidad de España. Pero ahora mismo una de las pruebas de que algo no funciona son las empresas que se van de Barcelona a Madrid o Valencia. Esto me preocupa mucho. Me preocupa, por ejemplo, no contar con una agenda de grandes eventos para los próximos años. Culturales, deportivos o políticos. ¿A qué responde ello? A cuatro años de procés y a una alcaldesa con mucho prejuicio ideológico y con muy poca iniciativa. Recuerden la Agencia Europea del Medicamento. Fue el último intento de Barcelona de optar a ser capital europea de algo. Yo estuve ahí para sostener la candidatura y no ganamos la Agencia cuando lo teníamos todo. ¿Por qué no ganamos? Por el contexto político. Lo teníamos todo. Y lo seguimos teniendo. Somos competitivos en calidad de vida, en competitividad, en atracción de talento... Lo teníamos todo. Ofrecimos hasta un edificio como sede, algo que nadie más tenía. Salió a relucir y trabajar la sociedad civil barcelonesa, algo que es extraordinario. Se unió gente distinta con un solo objetivo. Pero es que tampoco hubo liderazgo político. Falló la política. Y es lo que hay que remediar el 26 de mayo.