Esquerra Republicana se ha colocado en un auténtico lío interno. El trágala de Esquerra para tener peso en Madrid, para poder tener una interlocución abierta con el PSOE y con el Gobierno que constituya Pedro Sánchez se llama Miquel Iceta. Implica que ERC vote a Iceta en el pleno del próximo jueves en el Parlament para que pueda ser designado senador autonómico y, por tanto, presidente del Senado. El debate en el seno de Esquerra se mantiene vivo y, en las últimas horas, el partido se ha ido añadiendo a sí mismo más presión: Pere Aragonès ha pedido que Iceta visite a Oriol Junqueras en prisión como un gesto para facilitar ese voto en el Parlament.
El PSOE ha ido acercando posiciones con ERC, a través del PSC, con la idea de que los republicanos tengan un papel privilegiado respecto a Junts per Catalunya en el Congreso. Además de tener garantizado un grupo parlamentario propio, al conseguir 15 diputados y más del 15% en cada circunscripción donde se presentó --no es el caso del partido de Carles Puigdemont-- esas conversaciones se centraban en la posibilidad de tener representación en la Mesa del Congreso.
Pedro Sánchez, Pere Aragonès y Quim Torra, en una imagen de archivo
Las decisiones del PSOE
Aunque el PSOE valora que ese puesto en la Mesa sea para el PNV, Esquerra mantenía el pulso. Pero esa relación, que puede ser muy valiosa a medio plazo, tanto en Madrid como en Barcelona, se puede truncar sólo en el inicio de la legislatura si ERC desdeña a Iceta y no le vota como senador, cuando todos los precedentes son de signo contrario: si un partido propone un candidato como senador autonómico --pasó con García Albiol, Marta Pascal o Lorena Roldán, del PP, PDeCAT y Ciudadanos respectivamente-- la Cámara lo vota por cortesía parlamentaria.
¿Cuál es el problema? Como en otras ocasiones, el PSOE toma decisiones que entiende que no se pueden rechazar. Las recoge el PSC, que las valora también como oportunas, pero no se establece un contacto con los que deben ayudar en esa decisión. De eso se queja Esquerra, que arguye las dificultades que tiene en una situación de fuerte competencia con JxCAT, justo en el transcurso de una campaña electoral de las elecciones municipales y europeas, que serán decisivas para conocer quién tiene la hegemonía política en el campo independentista.
El primer secretario del PSC, Miquel Iceta
Rechazo de Puigdemont y Artadi
A pesar de que el acuerdo se había producido --votación en el Parlament, y una relación directa en el Congreso-- Esquerra tiene ahora un problema grave, después de que el propio Puigdemont y Elsa Artadi, la candidata de facto de Junts per Catalunya a la alcaldía de Barcelona, hayan mostrado su rechazo a Iceta. Fuentes republicanas aseguran a Crónica Global que “no hay nada decidido, y la cuestión se ha ido complicando”.
Esa posición se la hizo ver el PSC al entorno de Pedro Sánchez, como informó Crónica Global, ante la sorpresa del propio líder del PSOE que aseguró que sin esa votación, que imposibilitaría el nombramiento de Iceta como presidente del Senado, se trataría de “un mal inicio”. Sin embargo, ahí radica la intencionalidad de la propuesta. Los socialistas no se moverán, ni Iceta pretende aceptar la propuesta de visitar a Junqueras, ni el PSOE, asesorado por expertos en derecho constitucional, aceptará la idea de un suplicatorio --como ha pedido también Esquerra—para que los políticos independentistas presos que han sido electos en las elecciones generales –como el propio Junqueras—salgan de prisión.
El presidente de Esquerra, Oriol Junqueras
Buscando un interlocutor en Barcelona
Si Esquerra no vota a Iceta, “ya sabremos en qué terreno nos podemos mover”, señalan fuentes socialistas en Madrid. Es decir, y siempre recordando que ya se ha iniciado la campaña electoral para las elecciones municipales y europeas –además de autonómicas en la mayoría de comunidades—para el PSOE se trata de una propuesta razonable, pero que sirve como acicate para probar hasta qué punto podrá tener a Esquerra como interlocutor. Y le puede aportar votos en elecciones tan reñidas como en Barcelona.
Eso es de vital importancia para los socialistas. También para Esquerra. Lo que se dibuja a medio plazo es una relación entre el Gobierno del PSOE y los republicanos, a la espera de que éstos alcancen posiciones de poder real en la Generalitat. Lo que Sánchez quiere es un interlocutor que aguante los acuerdos a los que se pueda llegar. Es lo mismo que pedía Mariano Rajoy, y nunca encontró. Esquerra lo sabe, es consciente, pero se ha enzarzado consigo misma con un primer problema: votar o no votar a Iceta. Lo seguirá valorando en los próximos días.