Un caos. La candidatura de Junts per Catalunya al Congreso ha comenzado a aceptar que no tendrá nada que hacer en las elecciones generales del 28 de abril. Se lo juega todo en las europeas del 26 de mayo, con el candidato Carles Puigdemont. Tal vez por eso las propuestas que se lanzan se preparan sin demasiado detalle, y se busca, únicamente, mantener un espíritu combativo contra el Estado. ¿Pero quién hay detrás de algunas ideas como el salario mínimo catalán “diferenciado”?
Sin un grupo de expertos que señalen qué se puede hacer en el Congreso, qué medidas se podrían acordar con el futuro Gobierno y qué reformas serían convenientes, tanto para el conjunto de España como para Cataluña, como elaboraba tradicionalmente CiU, la candidatura ha quedado en manos de Laura Borràs, exconsejera de Cultura, sin muchas ganas de entrar en cuestiones técnicas, y de Míriam Nogueras, que está más atenta a las redes sociales y a las fotografías en Twitter que de preparar un programa electoral serio.
Josep Costa, Francesc de Dalmases, Laura Borràs y Jaume Alonso Cuevillas, en un vuelo hacia Bruselas
Sin grupo parlamentario a la vista
El grupo de Junts per Catalunya podría sufrir un serio correctivo, lo que daría alas a Esquerra Republicana, y provocaría un debate sobre la posibilidad de avanzar elecciones en Cataluña. Las distintas encuestas publicadas ofrecen a los fieles de Puigdemont entre cuatro y cinco escaños. Eso dejaría un grupo liderado por Jordi Sànchez, que difícilmente podrá ejercer de diputado, seguido de Laura Borràs, Míriam Nogueras, Ramon Tremosa y Genís Boadella (los cinco por Barcelona). Sin Sànchez, eso significaría ganar cuatro diputados por Barcelona, y un adicional por Girona, cuyo cabeza de lista es Jaume Alonso Cuevillas, abogado de Puigdemont. No habría nada más, con dificultades para lograr representación en Lleida y en Tarragona.
Uno de los que ofrecen ideas, como ese salario mínimo “diferencial”, con el argumento de que el coste de la vida en Cataluña es mayor que en otras partes de España, es Josep Pagès, responsable de estudios del grupo parlamentario, un veterano profesional de la antigua Convergència, que procede del roquismo, y que se ha visto liberado para lanzar propuestas que tengan un componente disruptivo, para que Borràs y Nogueras puedan aportar algo distinto.
El 'factor' Dalmases
En ese grupo que rodea a las dos líderes figura también Francesc de Dalmases, inseparable amigo de Borràs, que es el número seis en la lista de Junts per Catalunya en la circunscripción de Barcelona. Dalmases, diputado en el Parlament, lleva meses asesorando a Borràs, pero no se le conocen grandes proyectos, y menos para afrontar la política española.
Ramon Tremosa, en las listas de Junts per Catalunya, recupera la idea del déficit fiscal
Déficit fiscal, de nuevo
Otra de las cabezas pensantes es Ramon Tremosa, eurodiputado en las últimas dos convocatorias europeas. Con Tremosa se recupera la operación del déficit fiscal. Borràs y Nogueras lo relacionaron tras defender ese salario mínimo “diferencial”, que debería ser, en Cataluña, de los 900 euros fijados en España a “unos 1.100 euros”. Según Borràs “Cataluña es la locomotora del Estado, pero sólo en la parte retributiva, no en la distributiva”.
Según la futura diputada “hay 41 millones de euros que se marchan diariamente de Cataluña y no vuelven nunca”, dentro de la tesis de que Cataluña sufre un déficit fiscal de 16.000 millones de euros al año, siguiendo los esquemas de Tremosa. Esas cifras, sin embargo, las desdeñó el propio exconsejero de Economía Andreu Mas-Colell.
Un solo mensaje de JxCat
Con esos programas inconcretos, con el único mensaje de atacar al PSOE y al resto de partidos nacionales porque quieren “implantar un nuevo 155”, Borràs y Nogueras confiaban en una operación, amparada por Puigdemont, que se ha venido abajo.
Carles Puigdemont, en un anuncio de Junts per Catalunya
La policía belga había apuntado al fiscal de la Audiencia Nacional, Carlos Bautista Samaniego, en la investigación que llevan a cabo por las balizas encontradas en el vehículo de Puigdemont, que indicaban un supuesto seguimiento. El fiscal, que es un experto en la cuestión de las euroórdenes, negó cualquier vinculación con el espionaje a Puigdemont, a pesar de que fue uno de los titulares que los fieles del expresident machacaron en las redes sociales y que recogieron algunos medios de comunicación.
¿Y qué pasa con el fiscal Bautista?
Precisamente, uno de los periodistas que se han convertido en un referente para el mundo independentista, Ernesto Ekaizer, acabó desvinculando por completo al fiscal del asunto. “Pienso que decir que ha estado implicado es una operación política. Gonzalo Boye –abogado de Puigdemont— que fue muy amigo de Bautista, aunque esa amistad se rompió, sabe que el fiscal nunca sería un instrumento del CNI”. Lo que ocurrió, según Ekaizer, es que Bautista estaba en Bruselas para asistir a una reunión sobre un proyecto de lucha antiterrorista llamada Júpiter.
El desconcierto, por tanto, es total en las filas de Junts per Catalunya, que se ha visto en una tesitura inesperada y extraña: elecciones generales, nada pensado, sin expertos ni veteranos, todo improvisación y propuestas económicas sin pensar. Es lo que ha decidido Puigdemont, que puede llevar a los exconvergentes a tener solo cuatro o cinco escaños en el Congreso, sin grupo propio, y superados con claridad por Esquerra Republicana, que toma el testigo de la vieja CiU.