Un candidato, Carles Toda, un espacio político y un municipio. El catalanismo en nsaya su resurrección en Sant Cugat, con una candidatura conjunta en las elecciones municipales entre Units per Avançar, Lliures y Convergents. El objetivo es llegar a acuerdos para confluir, a medio plazo, para empresas más ambiciosas, con la idea y la convicción de que es posible un camino intermedio entre el independentismo y el llamado “unionismo”.
Ese acuerdo, que se podría repetir en otros municipios, se ha ido gestando en los últimos meses, con muchas reuniones y actividades diversas. Todo va sumando, aunque la polarización en la política catalana sigue complicando un espacio “catalanista moderado”. Se refieren a ello los dirigentes de Lliures, que dirige Antoni Fernández Teixidó; de Units per Avançar, con Ramon Espadaler al frente; y de Convergents, el partido que puso en marcha Germà Gordó y que se presentará a las elecciones generales, con la abogada Silvia Requena de cabeza de lista, y con Teresa Pitarch como candidata a la alcaldía de Barcelona.
¿Catalanismo, con bandera española?
La cuestión, sin embargo, es espinosa. ¿Ese espacio catalanista ha desaparecido para siempre o es recuperable, aunque con otras estrategias y mensajes? Algunos ensayistas y expertos consideran que no podrá ser ya igual. El exdirigente de Unió Josep Antoni Duran Lleida ha llegado a decir que se deberá ejercer un catalanismo con una “bandera española” de fondo, y que se ha acabado el tiempo de la ambigüedad.
El partido Convergents, que juega con la marca de la ex-Convergència, insiste en que el concepto del “soberanismo” no se debería abandonar. Pero siempre sin caer en vías unilaterales, en proyectos que se han saltado la legalidad. Los expertos en demoscopia señalan que hay un espacio de unos 200.000 electores que podrían responder a esa llamada, que se encuentran huérfanos de opciones políticas. Y los partidos que han surgido como escisiones de lo que fuera CiU, defienden una máxima que forma parte del argot de la teoría económica: “La oferta crea la demanda”, y sin esa oferta difícilmente se encontrarán los votos. Por eso, en el caso de Convergents, se ha optado por presentar la candidatura a las generales.
Las candidatas de Convergents
Pocos votos, por ahora
Los precedentes no son buenos. Unió Democràtica, con Ramon Espadaler de cabeza de lista, logró casi 103.000 votos en las elecciones de 2015 al Parlament de Cataluña, sin obtener un solo escaño. En las elecciones generales de 2015, con Duran Lleida de candidato, Unió logró apenas 62.000 votos, sin tener tampoco representación en el Congreso. Sin embargo, ¿ha cambiado ahora la situación, tras los sucesos de octubre de 2017 y el juicio a los políticos independentistas en el Tribunal Supremo?
En Sant Cugat se han puesto de acuerdo. Como candidato a la alcaldía figura Carles Toda, de Units per Avançar. El número dos también se reserva para los exdemocristianos, y el tercero es para Remei Gómez, de Convergents, que también se presenta al Senado. En la lista se incorporan otros candidatos de Lliures y de los otros dos partidos. Es un ensayo de lo que podría ser un espacio catalanista, a la espera de otros movimientos. El presidente de Societat Civil Catalana, Josep Ramon Bosch, está interesado en ello, con un proyecto catalanista propio, mientras que también participa en ampliar ese espacio Portes Obertes al Catalanisme, con el notario Mario Romeo al frente.
Antoni Fernández Teixidó
Todo en ebullición
El problema para ese espacio es que debe convencer a los ahora independentistas. No se trata de ensanchar la base, como reclama Esquerra Republicana para su proyecto, sino de hacer ver a muchos catalanistas-nacionalistas que se subieron a un autocar equivocado. Que bajen en la próxima parada y que entiendan que la política precisa de negociación, pacto y acuerdos no es algo que se pueda improvisar.
Pero ahora la determinación de los diferentes grupos políticos existentes sí es clara, aunque con matices y estrategias distintas. Cuando todo estaba enfocado para las elecciones municipales, llegó la convocatoria electoral para las generales. Y aquí sólo Convergents se ha atrevido a dar el paso, aunque no acabe de fructificar. Será la señal de que existe y de que quiere poner un pie en el Parlament. ¿Con quién y cómo? Todo eso está en ebullición.