Relevo en la Consejería de Cultura. Laura Borràs, candidata de Junts per Cataluña por Barcelona a las elecciones generales del 28A, ha pasado el testigo a Mariàngels Vilallonga, que tomó posesión del cargo el pasado lunes. Hereda problemas que, dado el bloqueo existente en el Gobierno de Quim Torra, tienen visos de enquistarse: la reordenación de la gestión de las subvenciones, la renovación del Consejo Nacional de la Cultura y de las Artes (CONCA) y las reclamaciones laborales del Consorci per a la Normalització Lingüística.
Borràs se va sin resolver la gestión de las subvenciones culturales, una cuestión que se remonta a 2011, cuando el entonces consejero de Cultura, Ferran Mascarell, creó la Oficina de Suport a la Iniciativa Cultural (OSIC) para centralizar esas ayudas mediante una ventanilla única. La OSIC debía asumir la gestión de las subvenciones del Institut Català de les Empreses Culturals (ICEC), pero durante estos años se han aplicado diferentes prórrogas debido, según la Consejería de Cultura, “a la dificultad de gestionar los cambios estructurales que comporta a nivel de recursos humanos y de gestión de todo el Departamento”.
Ordenación de las líneas de subvención
Añade el Govern que se ha hecho un estudio de racionalización y ordenación de las líneas de subvención y que en el anteproyecto de “ley de medidas de 2019 se incorpora un artículo que deja sin efecto lo que se estableció con la creación del OSIC, por lo que respecta a la integración de las subvenciones del ICEC”.
El Consell Nacional de la Cultura i de les Arts es una de las instituciones pendientes de renovación / CG
Fue la Sindicatura de Cuentas la que dio la voz de alarma sobre el descontrol en la gestión de la OSIC en su informe de fiscalización correspondiente a 2015 y 2016 –durante esos dos años se otorgaron subvenciones por un importe total de 71,65 millones--, lo que ha dado lugar a un vivo debate parlamentario. Según el informe del órgano fiscalizador, la oficina carecía de un plan estratégico de subvenciones, tal como establece la ley de creación del OSIC. Asimismo, se instaba a cumplir con los plazos previstos para asumir la gestión de la actividad del ICEC y razonar las puntuaciones otorgadas a los solicitantes de las ayudas, entre otras recomendaciones.
Planes estratégicos
Sobre la elaboración de los planes estratégicos, la consejería asegura que ha comenzado la elaboración de un Plan Estratégico de Subvenciones, en coordinación con la Intervención General.
Uno de los aspectos más conflictivos hace referencia a la concesión directa de subvenciones en lugar de hacerlo en concurrencia pública. La Generalitat asegura haber hecho un gran esfuerzo de racionalización para “crear nuevas líneas de concurrencia para recoger subvenciones que antes se hacían de forma directa”. La reducción de las concesiones sin concurso, tras la creación de la OSIC, se sitúa en un 50%, afirma Cultura. Sobre los importes destinado a subvenciones excluidas de concurrencia en 2018 se redujo a un 24% del total, frente al 44% de 2016 y el 39% de 2017.
El bloqueo del CONCA
La Creación de la OSIC provocó una crisis en el CONCA que, ocho años después, todavía perdura. Creado en 2009 por el Gobierno tripartito, el CONCA estaba llamado a ser un organismo independiente encargado de repartir subvenciones culturales. Tras el regreso de CiU a la presidencia de la Generalitat, este organismo inspirado en el modelo anglosajón de los arts councils fue vaciado de competencias. Así, de los 15 millones de presupuesto que llegó a tener este Consejo de la Cultura durante el tripartito, se ha pasado a 1,2 millones en 2017.
Resumen de los presupuestos de la Consejería de Cultura previstos para 2019, pero que no han sido aprobados
Los miembros del plenario del CONCA dimitieron en bloque en 2011. Denunciaban una involución disfrazada de una voluntad de racionalización de las subvenciones pues, precisaban, el ICIC nunca se integró en la “ventanilla única” de la OSIC.
El CONCA es uno de los 30 cuya renovación está bloqueada por la inacción de Junts per Catalunya y ERC. Tiene pendiente designar a cinco de sus siete miembros. La renovación más antigua está pendiente desde 2014, cuando Valentí Puig cesó tras alegar "un desacuerdo profundo con la actual deriva institucional de Cataluña".
Catalán para adultos
No se acaban así los fuegos que la ya exconsejera Borràs no ha logrado apagar en su departamento. Hace años que los trabajadores del Consorci per a la Normalizació Lingüística (CPNL) reclaman mejoras laborales, mientras que la demanda de formación en lengua catalana de la población adulta ha aumentado sensiblemente en los últimos dos años. En 2013, el Govern “aumentó los topes de horas lectivas para poder atender las necesidades de formación existentes en una situación de ajustes de los recursos por la crisis económica”, explica el Departamento de Cultura. Pero ese incremento, precisan, en ningún caso comporta la modificación de la jornada laboral, que se mantiene en 37 horas y 30 minutos”.
De los 548 técnicos de Normalización Lingüística, durante el curso 2017-2018, 129 superaron el tope de 583 horas lectivas, es decir, el 23,5%. Ese tope, añaden desde Cultura, “es sensiblemente inferior a otros colectivos docentes comparables”. Aseguran que en los presupuestos de 2019 –no aprobados-- se contemplaba una partida de 19,9 millones para el CPNL. Y en 2018, se convocaron 50 nuevas plazas laborales.