Hace meses que los grupos parlamentarios están instalados en una situación de provisionalidad, esto es, en el convencimiento de que esta legislatura está agotada. Incluso los partidos que dan apoyo a este gobierno interino, Junts per Catalunya y ERC, inmersos en sus guerras intestinas, son conscientes de que este mandato ya no da más de sí. Entre otras cosas, porque han perdido la mayoría parlamentaria. El grupo de PSC-Units per Avançar quiere visualizar esa parálisis y negocia con Ciudadanos, Catalunya en Comú-Podem y PP una moción en la que se insta al presidente a elegir entre someterse a una cuestión de confianza o convocar elecciones.
La moción, presentada la semana pasada por la portavoz de los socialistas, Eva Granados, es consecuencia de la interpelación que los socialistas hicieron al Govern sobre su inoperancia. Los datos aportados por Granados indican que, durante esta XII legislatura, en el pleno del Parlament se han votado 321 propuestas de resolución y mociones. De estas votaciones, el Govern perdió 106, es decir, una de cada tres. En 43 votaciones, los socios del Ejecutivo se abstuvieron y en 63, votaron en contra.
Falta de respeto del Govern
En el escrito se propone, en primer lugar, que la Cámara catalana constate “la falta de respeto del Govern de la Generalitat por los acuerdos tomados por el Parlament durante la presente legislatura”. Pero el punto más importante es el segundo, en el que la Cámara “constata la inoperancia del Govern de la Generalitat, la falta de presupuestos para 2019 y la pérdida de la mayoría parlamentaria”, por lo que “reclama al presidente de la Generalitat que, de manera inmediata, se someta a una cuestión de confianza o convoque elecciones”.
La diputada del PSC, Eva Granados, en una rueda de prensa del Parlament / EFE
En efecto, la ruptura de Junts per Catalunya y ERC con la CUP –ayer mismo, la diputada antisistema Maria Sirvent exigía a Torra que convocara elecciones--, así como la suspensión de diputados procesados por el 1-O, han provocado que los socios de gobierno hayan perdido la mayoría parlamentaria. Durante semanas se arrimaron a Catalunya en Comú-Podem para lograr apoyos para sus cuentas catalanas.
Dos prórrogas presupuestarias
Pero, en el marco de ese bloqueo gubernamental, ni el propio Consell Executiu se ha atrevido a aprobar los presupuestos para este año. Tampoco han sido presentados oficialmente en el Parlament, pues el presidente Torra se limitó a comparecer en el hemiciclo y endosar las explicaciones a su vicepresidente económico, Pere Aragonès (ERC). Como si no fuera con él.
Consciente de la incapacidad de aprobar la ley más importante de todo mandato, Torra se resiste a abandonar su sillón presidencial, a pesar de acumular dos prórrogas presupuestarias. Su predecesor, Carles Puigdemont, se sometió a una cuestión de confianza cuando la CUP se negó a apoyar sus cuentas. De ahí salió la propuesta de “referéndum o referéndum”, que permitió al hoy fugado mantenerse en el cargo.
Tacticismo de los grupos parlamentarios
La moción del PSC pretende ahora visualizar la inoperancia de Torra y obligar al resto de formaciones parlamentarias a pronunciarse. Ello obliga a establecer contactos entre las formaciones constitucionalistas y convencer a los comunes de que abandonen su equidistancia soberanista. El deshielo, según indican desde los distintos grupos parlamentarios --el constitucionalismo siempre se ha negado a actuar en bloque--, ha comenzado, pues confirman que se están negociando los términos de la moción. Pero se resisten a avanzar el sentido de su voto.
Los líderes de Ciudadanos y PSC, Inés Arrimadas y Miquel Iceta, reunidos en el Parlament / EFE
Las difíciles relaciones entre los socialistas y Ciudadanos son públicas, máxime desde que el líder de la formación naranja, Albert Rivera, aseguró que nunca pactará con el PSOE tras las elecciones generales. Esta postura limita posibles entendimientos en Cataluña, aunque fuentes de Cs aseguran a Crónica Global que de momento están “en período de enmiendas. Se está valorando la moción y el voto se decidirá sobre el texto definitivo”.
Una semana para pactar enmiendas
En la misma línea, fuentes de los comunes recuerdan que la moción se someterá a votación en el pleno de la semana que viene y que “queda una semana entera para hacer enmiendas”. Por el contrario, el PP ya avanza que votará a favor de la iniciativa de los socialistas.
Aunque finalmente fructifiquen esos consensos, queda por saber qué haría Torra ante esa reprobación parlamentaria. Él mismo ha asegurado en determinados círculos políticos que dimitirá si el Tribunal Supremo dicta una sentencia condenatoria para los procesados por el 1-O. Esta sería su forma de visualizar que no acepta el fallo que, previsiblemente, se dicte en verano, por lo que se podrían convocar elecciones en otoño. El juicio del procés es el último cartucho que le queda a los independentistas, inmersos en sus guerras intestinas y que se encomiendan a la agitación que pueda provocar la sentencia del Supremo entre su electorado.