El constitucionalismo exhibe músculo ante un independentismo fracturado
La manifestación del 12-O en Barcelona consiguió reunir a miles de personas mientras el secesionismo pasa por uno de sus momentos más delicados
13 octubre, 2018 00:00El nacionalismo español se ha mostrado sin complejos este 12 de octubre en Barcelona tras congregar a decenas --o centenares-- de miles de personas en el emblemático paseo de Gràcia. Los organizadores han cifrado la asistencia en torno a las 300.000 personas, mientras que la Guardia Urbana ha reducido el dato a 65.000 personas.
A diferencia de otros años, este 12-O no se ha celebrado de forma reactiva, como respuesta a los embistes del movimiento independentista. Aun así, ello no ha sido óbice para que miles de catalanes acudieran a la convocatoria y llenaran --más que otros años-- la Plaza Catalunya de Barcelona.
Imagen del paseo de Gràcia durante la manifestación del 12-O / CG
Cisma independentista
Esta demostración de vigor constitucionalista tiene lugar en un momento de máxima fractura secesionista. Esta semana, el Parlament ha sido escenario del cisma entre JxCAT y ERC, así como el desmarque de la CUP y de la ANC de un Govern sin hoja de ruta para implementar la república catalana. Los recientes acontecimientos llevan a la desesperación de los independentistas más acérrimos, que ven como se aleja su sueño mientras los constitucionalistas cogen aire y respiran aliviados tras unos años convulsos.
Así, el clima político actual contrasta de forma drástica con el de años anteriores, donde los secesionistas se mostraban como un bloque monolítico capaz de ocultar el sentimiento nacional de una parte importante de los catalanes.
Los precedentes de 2017
En octubre de 2017, tras la celebración del referéndum del 1-O y en vísperas de la proclamación simbólica de la república en el Parlament de Cataluña, la celebración del Día de la Hispanidad congregó a 65.000 personas según datos de la Guardia Urbana, una cifra que coincide con la de este año.
No obstante, pocos días antes (9 de octubre) el constitucionalismo consiguió reunir a un millón de personas en el centro de la ciudad según la Delegación del Gobierno y 300.000 si se atiende a los datos de la Policía Local de la ciudad. La manifestación, convocada por Societat Civil Catalana y secundada por todos los partidos constitucionalistas con presencia en el Parlament, fue la respuesta de los partidarios de la unidad de España frente a las continuas y masivas movilizaciones de signo contrario.
Sentimientos diferentes
Esa protesta estaba marcada por el enfado, la desesperación y el miedo de los asistentes, unos sentimientos muy diferentes a los vividos este viernes por los manifestantes. En la concentración dominaba un ambiente festivo y alegre, con pocas alusiones al independentismo, más allá de cánticos contra Puigdemont y ahora también contra Torra.
La preocupación ha mitigado entre los catalanes que quieren permanecer en España. Pero eso no les ha llevado a desmovilizarse por completo. Diversos asistentes a la manifestación del 12-O trasladaban a este medio la necesidad de hacerse ver y escuchar. De no ser “invisibilizados” como ha pasado durante tantos años en Cataluña, y demostrar “a los políticos y a los ciudadanos del resto de España que aquí no todos somos independentistas”, tal y como afirmaba un joven barcelonés.
Imagen de la concentración del 12-O en plaza Cataluña una vez acabada la manifestación / CG
También se mostraban con ganas de desmentir algunas de las afirmaciones que los independentistas vierten sobre ellos. “Luego dirán que venimos todos de Madrid”, se escuchaba desde el escenario donde se desarrollaban los discursos de las asociaciones convocantes, una frase que levantó un fuerte aplauso entre los asistentes.
Autoafirmación colectiva
La convocatoria en Barcelona poco tenía que ver con la celebración del Día de la Hispanidad como tal, pese a que el lema de la manifestación hiciera una alusión al mismo (Barcelona, garante de la Hispanidad). Las personas que llenaban el paseo de Gràcia tenían muy claro que su objetivo era el de autoafirmarse como un colectivo que pueda contrastarse con el independentista, acostumbrado a movilizarse de forma continua en los últimos años.
Se trata, pues, de la consolidación de un bloque nacionalista español dentro de Cataluña, fruto de la ascendente polarización de la sociedad catalana en torno al eje nacional.