La Junta Electoral Central (JEC) ha denunciado ante la Fiscalía al presidente de la Generalitat, Quim Torra, por un presunto delito de desobediencia al no retirar los símbolos independentistas de los edificios públicos. Los magistrados dan por agotada la advertencia y ordenan a los Mossos d'Esquadra que quiten las nuevas pancartas que se han colocado a lo largo del día para burlar su advertencia.
Este delito puede acarrear la inhabilitación del president para cargo público porque, tras dos incumplimientos, habría incurrido en "responsabilidades penales". Además, se ordenará al conseller de Interior, Miquel Buch, que, a su vez, pida a la policía autonómica retirar los nuevos mensajes. Esta es la primera ocasión en la que el órgano electoral pide a unas fuerzas de seguridad velar por el cumplimiento de una de sus resoluciones. La hora límite será este viernes a las 15:00 horas y si los mossos no cumplen, se requerirá el precepto de la Policía para que este cuerpo proceda a la mentada retirada de símbolos.
Torra se burla de la JEC
Por su parte, el presidente catalán había enviado este jueves por la tarde un escrito de alegaciones a la JEC con el que pretendía burlar su mandato alegando que ya no lucían "esteladas o lazos amarillos" en los edificios públicos de la Generalitat. Por ello solicitaba que se desestimase la denuncia que presentó Cs, en la que pedía una sanción contra él y la retirada "inmediata" de la simbología soberansita.
La estrategia de Torra no ha surtido efecto. Esta mañana el lazo amarillo desaparecía del balcón de Palau, pero en vez de respetar la neutralidad de las instituciones, desde el Govern han decidido colocar una pancarta en su lugar con un lazo blanco al que atraviesa una línea roja, para denunciar la supuesta "censura del Estado".
Nueva reunión
La JEC ha tomado esta decisión tras reunirse de nuevo esta tarde y dos avisos previos a Torra. El organismo considera que tanto el lazo amarillo como las esteladas son "símbolos partidistas" y, como tales, no pueden ser utilizados por los poderes públicos ya que deben regirse por el principio de "neutralidad política".
La fachada de Palau en plaza Sant Jaume es solo un ejemplo. Hasta hace unos días, el Ayuntamiento de Barcelona, que se encuentra en la misma plaza, estaba decorado con otro lazo amarillo, pero el consistorio de Ada Colau decidió obedecer la advertencia del organismo.