La Unión Europea celebrará este año elecciones en el peor contexto posible. La ejecución del Brexit, la amenaza de Rusia, la irrupción de las fake news, el auge de los populismos y los coletazos de la crisis económica son una combinación explosiva. “Estamos en el mejor momento para que todo salga lo peor posible”, confiesa Ramón Valcárcel, vicepresidente del Parlamento europeo y responsable de la política de información, prensa y relaciones con los ciudadanos.
¿Pesimista? Intenta no serlo, pero advierte de que, por primera vez en la historia del club europeo, los grupos socialistas y popular no suman mayoría, según los primeros sondeos de intención de voto, por lo que será necesario alcanzar una acuerdo con los liberales (ALDE). El motivo es el aumento de las opciones de extrema derecha, que se situaría entre un 20 y un 25% del voto.
Primera encuesta del Parlamento europeo
En estos comicios, el número de escaños a repartir se ha reducido de 751 a 701 debido a la salida de Reino Unido --para los expertos no está claro el efecto que podría tener la ejecución del Brexit en mitad de la campaña--. La redistribución de eurodiputados otorga a España 59 escaños, cinco más de los que tenía.
Sondeo del Parlamento europeo publicado el 18 de febrero
Según la primera encuesta del Parlamento Europeo hecha pública el pasado día 18 --está previsto que mañana miércoles se publique la segunda--, los populares (PPE) mantendrían el liderazgo, pero caerían de 217 a 183 eurodiputados respecto a los comicios de 2014. Los socialistas (S&D) pasarían de los 186 escaños actuales a 135. ALDE lograría 75, siete más de los que tiene actualmente.
Los socialistas españoles aumentarían su representación de 14 a 16 eurodiputados y pasarían a ser el principal partido español en el hemiciclo europeo. El PP conseguiría 15 escaños (los mismos que en 2014) y Ciudadanos 12 (la mayor subida, pues en las últimas europeas obtuvo 2), mientras que Unidos Podemos perdería un escaño y se quedaría con nueve.
La extrema derecha, representada por Marine Le Pen (Francia), Matteo Salvini (Italia) o Viktor Orbán (Hungría), aumentaría en número de escaños, nutriéndose de la española Vox, liderada por Santiago Abascal, que obtendría seis europarlamentarios.
Por eso, los mandatarios europeos se han conjurado para evitar que estas fuerzas alcancen el 30%, algo que de momento solo sería posible con un acuerdo con los partidos eurofóbicos de la extrema izquierda.
Regionalizar el mensaje
“Combatir el populismo solo se puede hacer acercando las políticas europeas al ciudadano. Incluso regionalizar el mensaje. Nos ha faltado pedagogía”, ha reconocido Valcárcel en un encuentro con periodistas. El dirigente del PP y expresidente de la Comunidad Autónoma de Murcia marca distancias de Vox, visualizando así las amalgama de sensibilidades existente en el Partido Popular Europeo, algo que también ocurre en otras familias europeas. “Yo he pedido muchas veces que se eche ya al partido de Orbán porque no es posible convivir con él”, asegura Valcárcel quien, por otro lado, recuerda las votaciones de polacos, checos y húngaros contra el acceso de los inmigrantes al programa Erasmus.
Santiago Abascal, presidente Vox, mostrando una chapa del partido ultra / EFE
Igualmente confuso puede ser el magma que se genere en la eurocámara si los populismos alcanzan un 25%. “Vox no es la extrema derecha de Le Pen, pero lo es. Por eso es probable que se configuren dos grandes grupos tras las elecciones, uno que englobe a los partidos más xenófobos, y otro menos extremista en el que estaría Vox y un partido como Fratelli d’Italia, que antes estuvo en el Partido Popular”, dice Valcárcel.
Mayor participación en España
Quedan 100 días para que se celebren las elecciones europeas que, en el caso de España, están señaladas para el 26 de mayo, coincidiendo con los comicios locales. Esta dualidad favorece la participación, lo que a juicio de Valcárcel, favorece a los populismos. Las elecciones europeas pueden convertirse en una segunda vuelta de las generales, convocadas para el 28 de abril y que pondrán a prueba el músculo de Vox tras irrumpir en el Parlamento andaluz y apoyar el pacto de PP y Ciudadanos.
A pesar de que algunas formaciones de extrema derecha atentan contra los principios de la UE, los mandatarios europeos prefieren que sigan siendo miembros del club europeo para mantenerles controlados y evitar que el ruso Vladimir Putin establezca complicidades en su causa antieuropea.
El efecto Bannon
De momento, son los propios líderes de la ultraderecha quienes estrechan sus relaciones. Orbán, Le Pen y Salvini han mantenido varios encuentros, aunque se desconoce hasta qué punto Steve Bannon, exasesor de Donald Trump, está jugando un papel decisivo en la constitución de esa familia de populistas de derechas. Su grupo, The Movement, lo intenta a modo de consultora, pero choca con las leyes europeas.
Valcárcel vuelve a hacer autocrítica. “Hay temas no resueltos, como la armonización fiscal o laboral”, dice. ¿Y qué hay del fallido proyecto de Constitución europea? Hoy resulta impensable, dice, pues nadie se atreve a abrir de nuevo ese melón.