Carles Puigdemont todavía considera válida la declaración unilateral de independencia proclamada en el Parlamento catalán el 27 de octubre de 2017. El expresidente de la Generalitat considera una "venganza" el juicio a los políticos en prisión preventiva por el referéndum ilegal del 1-O y advierte de que una sentencia condenatoria le daría "legitimidad" para llevar a cabo la secesión de Cataluña.

El líder de la Crida está convencido de que los dirigentes encarcelados serán condenados por el Tribunal Supremo, y ha anunciado que, cuando esto ocurra, reaccionará con contundencia: "Ese momento llegará y, cuando pase, tendremos toda la legitimidad para tomar las decisiones que ya decidimos en el Parlament y que ratificamos en un plebiscito. La declaración de independencia todavía es válida", avisa en una entrevista a Associated Press.

"Estamos en ese camino, y no dejamos que nadie lo olvide porque, a pesar de los inconvenientes, es válida y se puede activar cuando tengamos la convicción y la certeza de que se debería hacer", insiste, convencido de que un castigo a los líderes del procés agitaría y haría crecer el movimiento independentista.

Ataques a Europa

Puigdemont, asimismo, insiste en sus ataques a la Unión Europea, a la que ahora reprocha su "vergonzosa doble vara de medir" por reconocer a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela, pero no a él como presidente de la Generalitat.

"Yo fui elegido por un Parlamento democráticamente impecable como presidente, y me echó un hombre que ahora sólo tiene cuatro miembros en la cámara catalana", afirma, en alusión al expresidente del Gobierno Mariano Rajoy, pasando así por alto que su destitución y la aplicación del artículo 155 de la Constitución se aprobó en el Senado por haber declarado la independencia tras un referéndum ilegal en el cual no participó ni la mitad de la población catalana.

"Acto de venganza"

Al líder posconvergente, por otra parte, da "por sentado" que España reactivará la orden de arresto europea contra él una vez haya acabado el juicio, y asegura estar preparado para hacer frente a esa situación. En este sentido, asegura que su huída en Bélgica está siendo dura: "Permitirme que me pudra en el exilio para que nadie me escuche también es una especie de castigo. Pero es mejor que no me extraditen. Voy a pasar muchos años aquí", afirma.

Por lo que respecta a los dirigentes juzgados, Puigdemont sostiene que no se enfrentan a un "acto de justicia" sino otro "de venganza". "Les damos todo nuestro apoyo, porque están sufriendo una situación injusta y humillante, y les están usando como ejemplo", apunta desde su residencia de Waterloo.