Luis Garicano (Valladolid, 1967) es el responsable del Área Económica de Ciudadanos así como el vicepresidente de los liberales europeos. Acaba de publicar el libro El contrataque liberal (Ed. Península) en el que desgrana las reformas que hay que aplicar para combatir los populismos y que desaparezca la sensación de "incertidumbre" y "caos" que lleva a tanta gente en el Viejo Continente a confiar en fuerzas nacionalistas.
--Pregunta. Se ha publicado que cada vez cuesta más encontrar a gente preparada que quiera dar el salto en política. No es su caso.
Respuesta. He intentado fichar a veces a gente para la política y la realidad es que la política es poco atractiva para mucha gente. Tienes mucho riesgo personal y reputacional, una pérdida muy grande de privacidad y, por mucho que la gente no se lo crea, los políticos trabajan mucho. Tienes que estar día, tarde y noche pendiente de todo. Y económicamente está mal remunerada. A mí el primer sueldo que me ofrecieron hace ya 25 años era mejor que lo que se gana de diputado. Lo apetecible de la política es poner tus ideas en práctica y cambiar la realidad y mejorar las condiciones de vida de la gente. Esto es impagable. Ver una propuesta de ley en el Congreso que se aprueba y es una cosa que se te ocurrió es muy bonito.
Luis Garicano (izquierda), en una foto de archivo junto a Albert Rivera
--¿Por ejemplo?
La propuesta de ley de conciliación laboral la empezamos a hablar con mi equipo en la primera campaña electoral en 2015. Ahora se ha hecho en España y estamos en camino de igualar el permiso de paternidad entre hombres y mujeres.
--Usted ha tenido bastantes discusiones públicas con economistas, como Jordi Galí en ‘El País’, que son independentistas. Me da la impresión que lo valoran mucho como economista, pero no entienden que esté con Cs.
A unos les gustará más y a otros menos. Si siempre estás buscando que a todo el mundo le parezca bien lo que hagas nunca harás cosas difíciles y complicadas. Yo tenía una relación personal excelente con muchos de los mejores economistas catalanes y algunos que han estado muy significados en todo el tema del procés y bueno, ahora estas relaciones no son necesariamente tan buenas... Es parte del coste que uno tiene que pagar.
--Tampoco se ponen de acuerdo en las consecuencias para la economía de una independencia unilateral, por ejemplo.
Los economistas también tienen emociones y el independentismo nunca se ha basado en la razón. Cuando uno va de la mano de la CUP para elegir presidente, no es un proyecto liberal.
Con Jordi Galí tuve un intercambio muy interesante. Es uno de los más influyentes del mundo. Él había escrito un artículo en La Vanguardia que tituló “la indepèndencia per fer què” y él decía que era para hacer seis cosas: instituciones neutrales, hacer una economía moderna al estilo del norte de Europa, con contrato único, etc. Las seis cosas de las que hablaba estaban en el programa de Ciudadanos. Le contesté en un artículo en El País que el camino para que estas cosas sucedieran es cambiar el Gobierno de España con uno que intente ir hacia esta dirección, y no con un proceso caótico de revolución que nunca se sabe cuando va a terminar y que lo más probable es que gane el populismo, que es lo que está pasando. Ha habido un salto de fe, como con el Brexit. Racionalmente más barreras nunca van a contribuir en el progreso económico. No todo puede ser igual con nuevas fronteras, como demuestra el Brexit.
Rivera y Garicano, con el presidente de ALDE, Hans van Baalen / EE
-- En su libro equipara el Brexit con la independencia, pero el perfil de independentistas y británicos a favor de salir de la UE es bastante distinto.
Es bastante parecido. La división entre mundo rural y urbano es muy parecida. La zona metropolitana en Cataluña es Barcelona y no estaba a favor. En el Reino Unido, la zona metropolitana es Londres y tampoco estaba a favor. La zona interior y las personas más mayores están a favor en ambos casos. No es tan diferente. La diferencia grande es en elegir un enemigo: en el caso del Brexit era Europa y en el caso de los separatistas es España. Se inventaron fantasías que sin estos enemigos todo iría muy bien. Ambas campañas hicieron una simplificación populista de todos los datos.
-- ¿Existe el riesgo real de echarlo todo a perder? ¿O hay también mucha frivolidad sin consecuencias reales?
El riesgo es muy real. Los humanos somos unos bestias. Hemos tenido miles de años de evolución desde el homo habilis y solo llevamos civilizados un tiempo muy corto. Si uno da rienda suelta a la violencia y al enfrentamiento las cosas se ponen muy feas muy deprisa. Lo hemos visto este fin de semana con un compañero de Ciudadanos. Estaba sangrando y la gente seguía pidiendo más... Se ha producido una deshumanización y ya cualquier cosa es posible. Sí que se puede echar todo a perder.
-- Para la estabilidad política y económica de España, ¿qué es, a su juicio y como liberal, más peligroso, Podemos o el secesionismo?
Sin duda el secesionismo es lo más peligroso para la estabilidad de España. Podemos ya está en vías de disminución muy pronunciadas. El movimiento independentista tiene muchas cosas que le hacen problemático: han creado un relato muy potente con muchas distorsiones. El relato potente del Brexit era el “take back control” (recuperar el control) y en Cataluña han creado un discurso que en Europa no tiene sentido de que España es un Estado fascista. Y hay un punto de partida que es que la sociedad catalana está dividida en dos y lo primero es entenderse entre ellos. Han creado un relato muy potente y completamente falso: de que tendrían el apoyo de Europa o que los bancos no se irían. Se ha demostrado falso y, sin embargo, no han cambiado de opinión.
-- En Europa, ¿no ha calado su discurso?
Donde el PDeCAT tenía más fuerza era en ALDE, partido del que yo soy vicepresidente. Si en algún sitio debería haber calado era allí y lo que ha pasado es que les han expulsado del grupo. Era el único partido en el que realmente tenían influencia.
-- La jornada del 1-O sí que fue un triunfo internacional del nacionalismo. Su compañero de partido, Juan Carlos Girauta, se quejó ante el Gobierno de no haber rebatido el discurso nacionalista.
Las imágenes del 1-O han sido muy poderosas dentro y fuera de Cataluña. Aquí el problema es que se ha simplificado muy erróneamente por parte de mucha gente de que “se quería votar” y lo que pasó fue que el 6 y 7 de septiembre se aprobaron dos leyes ilegales que rompían la Constitución y el Estatuto y que daban la autoridad al Govern para cambiar el cambio de régimen, en el sentido de Kelsen, de golpe de Estado. Es evidente que el Gobierno se equivocó y tuvo que aplicar el 155 antes.
Luis Garicano entrevistado en un programa de televisión
-- ¿Una futura coalición de gobierno entre Vox, PP y Cs es posible?
Es imposible. Ciudadanos nunca estará con Vox. Solo pactará con el PP o cuando el PSOE vuelva a ser un partido constitucionalista, pero no tenemos nada que pactar con las fuerzas populistas.
-- ¿Entonces está de acuerdo con el candidato a la alcaldía de Barcelona, Manuel Valls, de aplicar un cordón sanitario?
Estoy cien por cien de acuerdo con todo lo que ha dicho Manuel Valls sobre este tema. Y es el ejemplo que ha seguido Ciudadanos.
--¿El sistema judicial necesita ser reformado? ¿Cuál es vuestra propuesta?
Hemos criticado el sistema judicial porque carece de una forma de evaluación de carreras meritocrático. Tiene una interpretación excesiva del poder político. Queremos incrementar la independencia del poder judicial y que funcione de manera más eficiente. Es una gran tarea pendiente.
La sociedad mejora no con una revolución, sino con reformas. Hay muchos problemas, pero tienen solución. Hicimos una propuesta ley para mejorar el poder judicial con unas enmiendas que se metieron para asegurar que un solo grupo pudiera conseguir la mayoría de los jueces. Al final el PP nos apoyó para quitarse la caspa de las informaciones que salieron de que intentaban controlar el poder judicial por la sala de atrás. Si el PNV o el PDeCAT hubieran querido apoyarlo ahora mismo tendríamos un poder judicial mucho más independiente.
-- ¿Ni el PNV ni el PDeCAT os apoyaron?
No. En el mismo momento que el PP fracasó en su intento de elegir un presidente del CGPJ, por casualidad llegó una reforma nuestra en el Congreso para votarse. El PP estaba tan avergonzado que nos apoyó, pero el PDeCAT no.
--¿Prefieren quejarse de que el sistema judicial no funciona?
Exacto. Yo soy bastante posibilista. Soy pesimista sobre la naturaleza humana, pero creo que hay que ir avanzando poco a poco.
--Según su libro, ¿no estamos en un momento tan crucial que si no cambian las cosas todo se echa a perder?
Estamos en un momento crucial, hay que hacer las cosas lo mejor posible y nosotros estamos en eso.
--Otra de sus teorías es que hay más bienestar que nunca. Pero si la gente no lo percibe así y ,aunque sea una sensación errónea, ve incertidumbre en el futuro, ¿cómo se lucha contra el populismo?
Quiero luchar contra el populismo, pero también contra las causas. Y son esta incertidumbre y preocupación por el futuro. Está justificada. Aunque las sociedades mejoren, la gente experimenta muchísimos cambios y en el libro cuento dos cosas particularmente importantes. Una es que todo el mundo tiene que tener la oportunidad de beneficiarse de esta economía cambiante y hay que darles la seguridad con aumentos salariales, mochilas de formación y mochilas contra el despido... Y la segunda es que el Estado tiene que ser eficaz y tiene que funcionar. Lo que es común en el éxito del populismo es la sensación de la pérdida de control --el lema del Brexit del “take back control"--. Se apoya en una sensación que tiene la gente de que en la modernidad líquida de la que hablaba Baumann que no sabemos a dónde estamos. En ese mundo esperamos que el Estado y los gobernantes sean capaces de poner soluciones e implementarlas. Hay la sensación de estar en la anarquía en el mercado y en el mundo político y esto es muy dañino. La gente espera que venga un gobernante y lo resuelva.