Consumo interno. Una y otra vez el independentismo recurre a las mismas tretas. Organiza viajes al extranjero, convoca a medios catalanes, y señala que ha tenido un gran eco internacional. Nada de eso es real, pero alimenta a los suyos, en una especie de engaño colectivo. Ha pasado otra vez. El periplo americano del presidente Quim Torra ha acabado en un bochorno, con una carta del director del Instituto Martin Luther King, Clayborne Carson, en la que señala que ni Torra visitó el centro ni fue invitado para hablar de la causa independentista, que no abraza el centro, tras los requerimientos que le envió el diputado de Ciudadanos, Sergio Sanz.
Torra impartió este martes una conferencia en Estados Unidos, pero no en el Instituto Martin Luther King, sino en la clase de un máster que ofrece el propio Carson en la Universidad de Stanford. Un máster de posgrado, que el independentismo y el propio Govern de la Generalitat ha vendido como una conferencia en un organismo de gran proyección internacional.
La invitación del profesor a Torra
Tras esa utilización por parte del independentismo, algunos responsables políticos intentaron ponerse en contacto con el propio Carson. Así lo hizo el diputado de Ciudadanos en el Parlament, Sergio Sanz, que recibió una respuesta clara del profesor. “La realidad es que yo le invité a participar en un seminario que imparto: De los Derechos civiles a los Derechos humanos”. Carson insiste en que el seminario no se celebra en el instituto Luther King, y que la invitación “no se había cursado para dar un apoyo a la independencia de Cataluña”, sino que se había sustentado a partir “del diálogo que tuve con el presidente Torra sobre la dificultad de reconciliar los sentimientos nacionalistas con el ideal universal de los derechos humanos”.
Es decir, Carson invitó a Torra a hablar en su seminario al entender que el nacionalismo casa mal con los derechos humanos, y que, por ello, merecía una explicación de alguien que defiende sin matices la independencia de Cataluña, y que viste ese proyecto, precisamente, como un derecho fundamental. La respuesta de Carson, a la que ha tenido acceso Crónica Global, incluye que Torra no lo tuvo fácil, y que entre los alumnos había un catalán que se opone “fuertemente” a la independencia de Cataluña. Señala también que la última hora del seminario estuvo abierta para la comunidad universitaria de Stanford y que hubo partidarios y contrarios a la independencia, y un miembro del gobierno español.
Límites de la Constitución
Precisamente, Torra se encontró cara a cara con el cónsul general del Ministerio de Asuntos de Exteriores en San Francisco, Diego Muñiz Lovelace, que afeó al mandatario catalán su apuesta por la independencia como si se tratara de un derecho fundamental, pidiendo mediación internacional.
El diplomático consideró que el Gobierno español está abierto al diálogo, pero siempre “dentro de los límites de la Constitución” y le recordó la obligación de “respetar las leyes”.
Borrell, pendiente
Un fiasco de viaje que, eso sí, han reproducido los medios catalanes desplazados. Ese interés en buscar en el extranjero espejos que se reproduzcan en Cataluña, también lo buscó Artur Mas y Carles Puigdemont. A diferencia de los últimos años, sin embargo, el Gobierno español, con Josep Borrell como ministro de Exteriores, sí está mucho más atento, y busca la réplica de inmediato, sin que el gobierno catalán tenga tiempo de difundir sus propias e interesadas versiones.
La cuestión es que ese intento particular de defender el proyecto independentista se realiza a través del Gobierno de la Generalitat, y con séquitos generosos. La comitiva que ha rodeado a Torra consta de 13 personas, las mismas que intentaron llegar el aula del seminario. ¿Contenido económico, cultural, o de otros ámbitos que pueda generar alguna sinergia entre Cataluña y California, o con la ciudad de San Francisco? Sin apenas contactos, nada relevante.
Avivar el fuego independentista
Torra quería esa conferencia, pero no para convencer o buscar aliados en Estados Unidos, sino para mostrar al independentismo catalán que sigue vivo, que quiere mantener la llama, a las puertas del inicio del juicio a los políticos presos, y con la voluntad de agitar la situación, muy lejos, por tanto, de iniciar un verdadero diálogo con el Gobierno español, que pasaría por la aprobación de los presupuestos del presidente Pedro Sánchez. Esta vez, sin embargo, Torra regresa con un auténtico bochorno protagonizado en Estados Unidos, y con los alumnos del seminario todavía más confundidos, al relacionar la voluntad de romper un estado democrático con los derechos humanos.