“¿Tu sabes lo que es salir de servicio y que no te hablen?”. La pregunta, obviamente, es retórica. “Duele mucho y aunque el sueldo en los Mossos era bueno, no valía la pena seguir”. Habla para Crónica Global un agente que, entre 2000 y 2013, formó parte de la División de Tráfico de la Policía Autonómica. Pero la presión política, el rechazo a sus orígenes en la Guardia Civil y el acoso laboral sufrido --asegura que un compañero orinó en su taquilla-- le convencieron de la necesidad de pedir el reingreso.
Destinado ahora en Córdoba, no pierde de vista los acontecimientos ocurridos en Cataluña, donde un mosso se enfrenta a una investigación interna por espetar a un agente forestal que “la república catalana no existe, idiota”. Sucedió durante una concentración independentista el pasado 21D.
Foto del exconsejero Joaquim Forn en el acceso a las dependencias de la Consejería de Interior
“Yo ya sabía lo que iba a ocurrir. En 2010, con la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut, muchos salieron del armario independentista. Y a quienes veníamos de fuera, a los que hablábamos en castellano y pasábamos de la política, comenzaron a mirarnos mal”.
Orines en la taquilla
Como otros compañeros, este agente llegó a Cataluña, concretamente a Manresa (Barcelona), se enamoró y se casó. De ahí que decidiera pedir una excedencia en la Benemérita y el ingreso en la unidad de Tráfico de los Mossos. “Al principio todo iba muy bien, yo hablaba en catalán y castellano y los mandos nos tenían respeto. Yo había estado 18 años en la Guardia Civil, era un profesional y ellos lo reconocían. Pero luego comenzó la persecución”, explica. El episodio de la taquilla fue la gota que colmó el vaso.
“El cabo responsable de todo se encaró conmigo. ‘Tu uniforme huele a orín’ me dijo. Pero yo ya había aprendido del seny catalán. No caí en la provocación. El cabo fue expedientado --perdió destino y especialidad y hoy presta servicio en La Seu d'Urgell--. El único compañero que me apoyó y declaró a mi favor era un mosso también independentista”, asegura.
Guarda un buen recuerdo del actual jefe de los Mossos d’Esquadra, Miquel Esquius, exdirector de la División de Tráfico y de la Región Policial Central.
El conseller de Interior, Miquel Buch (c), con el nuevo jefe de los Mossos d'Esquadra, Miquel Esquius (d)
“Cuando me fui, Esquius me dijo que tenía las puertas de los Mossos abiertas. Me preguntó si me iba por motivos políticos. Le dije que no, pero en realidad ese era el motivo. Esquius era muy afable y como mando, muy bueno”.
Símbolos independentistas en la sede de la Consejería de Interior
Sigue con atención lo que ocurre en Cataluña y asegura que hay muchos mossos que quieren regresar a la Guardia Civil. Critica el “a por ellos” que algunos agentes exclamaron cuando fueron movilizados para el referéndum del 1-O. Y se muestra perplejo ante el cambio de actitud de guardias civiles en excedencia que ahora forman parte de los Mossos y se han vuelto independentistas. “Les conozco, insultan a la Guardia Civil. ¿Por qué no la dejan?”.
“Yo respeto las ideologías, pero no puedo entender que alguien te rechace por pensar diferente”, dice este padre de dos hijos, quien ahora se confiesa “muy feliz de estar en Córdoba. Cobro menos, pero no valía la pena aguantar ese bullying”.