La concejala de ERC en Molins de Reis, Sílvia Guillén, ha denunciado que el partido intentó silenciar una agresión machista que sufrió por parte de un compañero, pese a sus peticiones de hacerlo público. 

En una carta enviada a Viu Molins de Rei, Guillén manifiesta que el partido no tomó medidas contra su agresor ni le dejó hacer público el incidente. De hecho, cuenta que un diputado de ERC le ofreció “un pacto en nombre del partido”.

Agresión

“Una tarde, en la entrada del Ayuntamiento, me abordó. Me agarró de los brazos con fuerza. “Ahora me escucharás”, me gritó. Me arrinconó. Seguía chillándome. “¡Me hablarás por cojones!" Me apretaba los brazos con fuerza. Le pedí que parase (…) No me hacía caso”, ha relatado Guillén en la carta.

La concejala explica que se marchó corriendo en cuando pudo zafarse de su agresor, ante “la mirada atónita” de diversas personas que presenciaron la escena. Guillén explica ha pasado nueve meses en que le ha costado dormir, ha llorado, y se ha cansado de esperar una reacción por parte de la formación política a la que pertenece.

Inacción del partido

El día que decidió contarlo en la reunión de la Ejecutiva local del partido, delante de su agresor, éste lo reconoce y sostiene que “perdió los nervios, y pide perdón”, explica la víctima. Guillén aceptó las disculpas pero manifestó que la relación del grupo municipal ya no sería la misma y exigió hacer público lo sucedido.

La respuesta que recibió de su propia formación fue que “un mal día lo puede tener cualquiera”. Ante esta intención de ERC de "esconder" el inicidente, Guillén estalla: "Aquí es donde comienza la pesadilla. Porque en 3,2,1….lo que expliqué --y lo que él mismo reconoció-- no había pasado”, manifiesta.

Acusaciones de acoso

La concejal explica que poco después es ella la que pasa a sufrir las acusaciones de coso. “Primero me acusáis en privado. Pero pronto, no os cortáis un pelo, también permitís que una militante lo haga públicamente”, explica. Guillén lamenta que debido a ello su palabra valdrá menos que la del compañero que la agredió.

“Da igual si hay testigos, o si él lo ha reconocido en público y en privado. La razón es suya, es masculina. Otorgar al hombre el monopolio de la razón, por el simple hecho de serlo”, lamenta.

Silencio de ERC

El partido le propone una nueva reunión de la Ejecutiva local para abordar la cuestión, pero cuando ella demanda que esté presente alguien de la comarcal, le explican que “los trapos sucios se lavan en casa y, si puede ser, en silencio”. Así, la emplazan a seguir trabajando en el consistorio y a que acabe el mandato “como pueda”.

El individuo que la agredió continúa reiterándole sus disculpas aunque niega que haya tratado de una agresión. La víctima explica que se plantea denunciar, aunque no lo hace por miedo a las represalias que pueda tomar el partido contra ella. “Me da miedo tener que afrontar un juicio (…) que puede que me cuestione y me estigmatice como ha hecho con otras mujeres”, señala.

Medidas internas

En una nueva reunión del grupo local de ERC acuerdan no hacer pública la agresión a cambio de tomar medidas internas. Guillén explica que estas medidas nunca llegan. “El partido gana tiempo”, sostiene, y denuncia que se ha sentido juzgada en todo en momento, y que ha sido su comportamiento el que se ha cuestionado, y no el del hombre que la agredió.

En noviembre este caso llega a nivel nacional del partido. Guillén cuenta que se reunió con un diputado que también le pide que no hable. “Me ofrece un pacto en nombre del partido”, explica. “Si decido hacerlo público, el agresor me denunciará por calumnias y el partido también podría hacerlo”, señala Guillén.

“Acoso constante”

La concejala republica denuncia que no puede aguantar más el “acoso constante” de un colectivo que considera que “el aparato político está por encima de las personas”. Así, critica que minimicen un hecho condenable y denunciable como es una “agresión machista”. “¿Cómo haremos para combatir el machismo en nuestra sociedad si no tan solo somos capaces de hacerlo dentro de nuestras instituciones?”, pregunta Guillén.