Ha llovido mucho este otoño. Se han superado todos los registros. Y el otoño caliente que prometía el presidente Quim Torra se ha desvanecido. El independentismo vive enormes contradicciones internas, y en ese lapso, y tras las lluvias, sí ha subido la temperatura y mucho, pero en dirección contraria a la previsión de Torra. Los colectivos sociales, desde los médicos de atención primaria, a los bomberos, profesores, estudiantes y funcionarios han dicho basta: quieren que el Govern gestione y trate de revertir una situación enquistada en los últimos años, con una pérdida sistemática de medios y de derechos, con una Generalitat que nadie ha querido gobernar desde el último gobierno del tripartito que presidió el socialista José Montilla.

Este miércoles se produjeron forcejeos a las puertas del Parlament, con los agentes de los Mossos d’Esquadra obligados a detener a médicos y bomberos que intentaban entrar en el edificio, en el Parque de la Ciutadella. Para este jueves, está fijado el primer gran paro de trabajadores de la Generalitat, convocado por la Intersindical Alternativa de Catalunya (IAC), que, curiosamente, se ha perfilado en los últimos meses como el sindicato en el que confiaba el independentismo para “hacer república”.

El país real se moviliza

Los médicos de atención primaria seguirán con su cuarta jornada de huelga, sin que se logre ningún avance en las negociaciones, los estudiantes universitarios se encierran en las facultades de la Universitat Pompeu Fabra y la UB, y los estudiantes de bachillerato se concentrarán a partir de este jueves.

El país real ha comenzado a salir a la calle y el Govern de Torra no reacciona. La única respuesta, al margen del consejero de Economía, Pere Aragonès, es la del portavoz de Junts per Catalunya, Eduard Pujol, un periodista que hace un año dirigía RAC1 y que ahora ve “algo secundario” que se puedan reducir las listas de espera en la sanidad pública, porque lo importante es “la república”.

El presidente de la Generalitat Quim Torra en el Parlament / CG

El presidente Quim Torra

Peticiones soterradas

A Quim Torra, un activista, exdirectivo en el sector de los seguros y editor de libros históricos del catalanismo como pasatiempo, después de cobrar una indemnización tras salir de una multinacional, la gestión le aterra. Este miércoles no tenía ningún acto público. Silencio desde el Palau de la Generalitat.

Los distintos colectivos sociales han mantenido soterradas sus peticiones en los últimos años, aunque el malestar se hacía llegar a los distintos gobiernos de la Generalitat. El sindicato Ustec, mayoritario en la educación, pese a su inclinación ideológica favorable al independentismo, ha reflejado en distintas ocasiones la falta de recursos y de profesores. Y para este jueves se ha convocado una huelga de los profesores de la enseñanza pública. Se ha dicho basta a la retórica y a las promesas, y se exige gestión y, como decía Ortega y Gasset en sus conferencias en Buenos Aires: "Argentinos, a las cosas, a las cosase, es decir, ‘gobernantes catalanes que disponen de autogobierno, a las cosas, a la gestión’.

Llegar al Parlament en helicóptero

Es un otoño caliente, como lo fue en una estación realmente caliente, en verano de 2011. Era una mañana del 15 de junio. Como ahora –aunque está muy verde todavía la aprobación de los presupuestos, con la negociación entre el bloque independentista y los comuns— se estaba a punto de aprobar las cuentas de la Generalitat. CiU las había negociado con… el PP. Y el bloqueo de unos 2.000 “indignados” provocó que el mismo Artur Mas y otros consejeros, como Andreu Mas-Colell, accedieran al Parlament en helicóptero.

Mas tomó nota. Asumió que no podía gobernar contra los colectivos sociales, y cambió de estrategia. De campeón de los recortes pasó a buscar un adversario, y comenzó a prepararse un guion que derivó en la Diada de 2012, de carácter soberanista y en el inicio del proceso independentista.

Eduard Pujol, exportavoz de Junts per Catalunya (JxCAT) / EFE

Eduard Pujol, portavoz de Junts per Catalunya

Renuncia a la gestión

Todo ese ciclo se ha llevado por delante partidos políticos, ha provocado división social, y ha acabado con dirigentes en la cárcel. Pero los problemas sociales seguían ahí.

El Govern se ata a sus restricciones políticas y económicas. Pero ya no rige el 155. Hay más ingresos, producto del ciclo económico, y de las transferencias del Estado. Y hay un nuevo gobierno que ha propuesto un acercamiento que se desdeña. Un ejemplo es que no se envían representantes de la Generalitat al Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS), como explica Crónica Global aquí.

Presupuestos

La gestión tiene sus ventajas, aunque no para Eduard Pujol. Y es que en Cataluña se tarda setenta días más para operarse que en Andalucía y 97 días más que en la Comunidad de Madrid. ¿Se debe esperar la República para mejorar esas ratios? Esas distintas prácticas también se explican aquí.

El Govern considera que una salida a una corriente que le puede desbordar por completo es la aprobación de los presupuestos. Junts per Catalunya y ERC –son los republicanos los que dirigen las negociaciones— se han acercado a los comuns, que reclaman un aumento del gasto de 1.700 millones. Los comuns piden que se intente también, por parte de los partidos independentistas en Madrid, aprobar las cuentas que ha elaborado el Gobierno de Pedro Sánchez, con el apoyo de Podemos, y que comportaría 3.200 millones adicionales para la Generalitat. De hecho, esos 1.700 millones se vinculan a los presupuestos del Estado. Pero ni el PDeCAT –vigilado estrechamente por Carles Puigdemont— ni ERC pretenden aprobarlos, al condicionarlo todo a la situación de los políticos presos.

En esa tesitura, los médicos siguen con la huelga, que se añade a las protestas de los Bomberos, de los profesores, estudiantes y funcionarios, que siguen sin cobrar la paga extra de 2013 y 2014, cuando esas pagas las han recuperado todos los funcionarios del resto de comunidades autónomas. Un otoño realmente caliente e inesperado para… Torra.