El diputado Gabriel Rufián como el reflejo del cambio político, un cambio que no presagia nada bueno. Su disputa con el ministro de Exteriores, Josep Borrell, ha llevado al PDeCAT a sacar pecho y a considerar que lo último que se debe perder en una democracia son las formas, porque es la característica principal de un sistema que gestiona el desacuerdo. El grupo parlamentario del PDeCAT en el Congreso reivindicó este jueves, precisamente, las “formas convergentes”, la idea de que se debe ejercer una oposición dura cuando toque, pero con el necesario respeto.
Lo hizo el diputado Carles Campuzano, un convergente clásico, que inició sus pasos en Convergència de la mano de Miquel Roca. Campuzano reclamó que la defensa de las posiciones políticas se realice “sin menoscabar el respeto personal”. Era un mensaje a Esquerra, porque el grupo parlamentario, con Joan Tardà a la cabeza, es responsable de las actuaciones de Rufián, pero también tenía una connotación interna, de cara a la pugna que mantiene el PDeCAT con la Crida, el movimiento político que desea impulsar Carles Puigdemont.
La actual vicepresidenta del PDeCAT, Míriam Nogueras
Los valores convergentes
Las formas, la negociación y el pacto, buscar el diálogo y asumir la realidad, todo eso son características de un partido que se ha ido transformando en los últimos años, hasta casi perder sus señas de identidad. El PDeCAT las reivindica ahora, sabedor de que se pondrán en valor en algún momento, siempre que la dirección del partido tenga la entereza y la paciencia para aguantar el empujón independentista de los activistas que quieren poner en pie la Crida, comenzando por Puigdemont, pero también pasando por agitadores como Agustí Colomines, o Míriam Nogueras, circunstancialmente --por los designios del expresidente de la Generalitat-- vicepresidenta del PDeCAT.
Frente Rufián, la vieja Convergència, con los cambios necesarios y la asunción de responsabilidades por los casos de corrupción, pero con el espíritu pactista que en estos momentos se considera vital y de extrema necesidad. Eso es lo que ponen sobre la mesa los diputados del PDeCAT en Madrid, como Campuzano o Jordi Xuclà o Ferran Bel. Y lo que se dirimirá en los próximos meses cuando se tomen decisiones sobre la colaboración con la Crida.
Joan Tardà, Carles Campuzano y Carles Puigdemont, en un fotomontaje /GG
Salida política en Cataluña
Eso no quita que los diputados exconvergentes en el Congreso apoyen a Esquerra en el asunto de fondo. Según Campuzano, “España no se podrá gobernar, como ha ocurrido en otras ocasiones, con Cataluña en contra”. Aunque Campuzano, como suele hacer el nacionalismo catalán históricamente habla en nombre del todo --Cataluña-- aunque sea una parte --el nacionalismo/independentismo-- la advertencia se centra en la necesidad de encontrar una salida política al bloqueo que se vive en Cataluña.
El PDeCAT deberá ahora acordar con el movimiento de Puigdemont los próximos pasos. La Crida celebrará su congreso fundacional el 19 de enero en Barcelona. Una de las propuestas que mantiene la dirección del PDeCAT es que se puedan establecer coaliciones electorales con la Crida en determinados casos. Eso no es lo que quiere Puigdemont, que reclama un “sacrificio” del partido, en aras de “todo el movimiento independentista”, con el compromiso de disolverse cuando se consiga la independencia.
Gabriel Rufián, diputado de ERC en el Congreso
Listas del PDeCAT
En todo caso, por ahora, el PDeCAT está salvando la situación. Y sólo se establecerán coaliciones en Barcelona y Lleida, con acuerdos mutuos sobre las candidaturas, aunque en el caso de la capital catalana se sigue sin cerrar la lista, que podría encabezar Laura Borràs, la consejera de Cultura, que es el nombre que desea Puigdemont.
En las otras localidades, el PDeCAT elaborará sus propias listas, bajo las siglas de Junts per Catalunya, aunque en función de cada pueblo o ciudad. Una de las más críticas con la Crida es la alcaldesa de Calella, Montserrat Candini, miembro de la ejecutiva del PDeCAT y que optará a la reelección bajo las siglas de Junts per Calella.