La dirección de Esquerra Republicana quiere explorar el terreno, aunque tiene clara su estrategia de futuro. Sin apenas comunicación, el vicepresidente del gobierno catalán, Pere Aragonès, ha viajado este miércoles a Waterloo para reunirse con Carles Puigdemont. Aragonès le ha comunicado el rechazo de los republicanos a ir juntos en las elecciones europeas, como ha sugerido Puigdemont, pero se ha mostrado abierto a colaborar, a establecer algún tipo de reparto de papeles, que permita al independentismo una vía realista.
Es la primera vez que se produce ese encuentro, después de meses de prácticamente nula comunicación. El mundo de Puigdemont se ha enrocado y Esquerra ha buscado establecer puentes tanto con el Gobierno español como con la oposición en el Parlament, en concreto con los comuns y el PSC.
Recomponer relaciones
Se trata de un intento de recomponer posiciones, después de que el líder de Esquerra, Oriol Junqueras, hubiera dado indicaciones para contactar con Puigdemont. Ese diálogo se ha producido en las últimas semanas, a instancia del dirigente de Esquerra, según ha admitido su hombre de confianza en el partido y en conexión con el Govern, Sergi Sol.
Aragonès ha aprovechado para entrevistarse con los exconsejeros Lluís Puig, Toni Comín y Meritxell Serret. El diálogo se ha centrado en el juicio del 1-O y en el Consell de la República, que debe impulsar Puigdemont y que no acaba de gustar a Esquerra, porque puede incidir en las directrices políticas que se den desde el Palau de la Generalitat.