El diputado más longevo del PDeCAT en el Congreso de los Diputados, Carles Campuzano, ha expresado sus dudas de que la Crida Nacional per la República, el nuevo partido del expresidente del Govern Carles Puigdemont, pueda tener “éxito” en su objetivo de ser una fuerza transversal del mundo soberanista.
Las palabras de Campuzano, como las del presidente del partido, David Bonvehí, reflejan por primera vez la posibilidad de que no sea solo el PDeCAT quien pierda protagonismo en la vida política catalana, sino que también el partido de Puigdemont tenga los días contados.
Coyuntura excepcional
En un primer momento desde la dirección del PDeCAT se consideró que la única opción para sobrevivir electoralmente era contando con su principal activo, el expresidente Puigdemont que había huido a Bélgica tras la declaración unilateral de independencia (DUI). El resultado electoral del pasado 21 de diciembre confirmó dicha hipótesis: Junts per Catalunya se impuso sobre ERC pese a que las encuestas daban al partido de Oriol Junqueras como ganador dentro del bloque nacionalista.
Asimismo, los resultados reforzaron la posición de Puigdemont como hombre fuerte del centroderecha catalán y se erigía como la figura que había logrado que los posconvergentes se mantuvieran en el poder.
Normalidad institucional
No obstante, esos comicios se realizaron bajo una coyuntura política extraordinaria. Cataluña estaba intervenida por el Gobierno central mediante el artículo 155 y el exmandatario catalán había prometido volver de su exilio voluntario tras la votación.
Con la vuelta a la normalidad institucional, la estructura territorial del PDeCAT en todos los municipios de Cataluña puede acabar siendo más importante que el hiperliderazgo de Puigdemont.
Elecciones municipales
Sobrevivir a la Crida, sin embargo, no significa mantener el control político en Cataluña. Las elecciones municipales del próximo 26 de mayo serán clave para medir la fuerza del PDeCAT. La última encuesta publicada por Metrópoli Abierta sobre los resultados en Barcelona pronostica un fuerte batacazo del PDeCAT, que puede quedarse con cinco ediles (de los actuales 10).
Esos malos resultados en Barcelona no tienen por qué trasladarse al resto de municipios, especialmente en la Cataluña interior, donde la extinta CiU tiene su principal bolsa de electores.
Financiación
La diferencia de presupuestos que manejarán ambas formaciones de cara a la campaña electoral para las municipales también influirá en la visibilidad que logren. La situación de partida es más ventajosa para el PDeCAT, que cuenta con mayor financiación pública y tiene una estructura más sólida. Por su parte, la Crida encierra muchas más incógnitas por sus propias características de ser, hasta la fecha, un movimiento. De momento tiene un solo líder, pero carece de estructura y se desconocen sus recursos.
Por todas estas razones el PDeCAT empieza a plantar cara y a diseñar una estrategia a medio y largo plazo que le dé margen de recuperación.