Carles Puigdemont consideró que era coser y cantar. Asesorado por activistas como Agustí Colomines, pero también por supuestos estrategas como David Madí, o Ferran Mascarell, el proyecto parecía claro: diluir el PDeCAT, buscar más activistas y constituir la Crida. Pero ahora la desesperación ha hecho mella. Y la presión se intensifica para que pueda, por lo menos de forma inicial, resultar un éxito. Esas prisas y esos nervios han provocado, sin embargo, diversos errores de bulto.

Uno de ellos ha sido la carta de la Associació Catalana de Municipis (ACM), en la que invitaba a los alcaldes a que asistieran a la constitución de la Crida, este sábado en Manresa. El mensaje ha llegado a alcaldes como la propia alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y ha generado un enorme malestar. Hasta tal punto de que la dirección ejecutiva de la ACM, que preside el alcalde de Sallent, David Saldoni, se ha visto obligada a rectificar y a pedir excusas. El argumento de la asociación es que tenía la posibilidad de “colocar” a diez alcaldes en el acto, a través del equipo de la Crida que lo organiza, y ofrecía esa posibilidad a quien quisiera apuntarse.

Colar a mucha gente

Es decir, lo que se pretende por parte del equipo de Puigdemont, entre ellos el propio Saldoni, es lograr un éxito de convocatoria, colar mucha gente, y que se manifieste que la Crida puede y debe aglutinar a todo el independentismo, más allá de las siglas de partido, y con el PDeCAT como una de las patas integradas.

La otra cuestión ha sido la presión ejercida por los políticos presos que, todavía, pertenecen al PDeCAT. Se trata de Josep Rull, Jordi Turull y Joaquim Forn, además de Lluís Puig, que se encuentra en Bruselas. Los cuatro, exconsejeros, han pedido por carta a la dirección del partido que se diluya en la Crida, que es el momento de lograr un proyecto transversal.

Josep Rull (i), en un acto de campaña de JxCat en la que solicitaban la presidencia de Carles Puigdemont, junto a Jordi Turull (i) / EFE

El PDeCAT, resiste

¿Pero, cuál es el problema? Que los integrantes que se van apuntando en la Crida no convencen a la dirección del PDeCAT, que desea mantener un perfil propio y recuperar --cuando se pueda-- un espacio electoral propio. Su presidente, David Bonvehí, está dispuesto a resistir, y con él una parte significativa de cuadros y dirigentes, además de la mayoría de alcaldes, que no desean más incertidumbre a las puertas de unas elecciones municipales que se antojan decisivas.

El debate ahora se cierne sobre una posible consulta para que sean los propios militantes del partido los que decidan si se integran o no, con todas las consecuencias, en la Crida. En el PDeCAT valoran si esa decisión no sería mejor tomarla tras las municipales. Pero podría realizarse antes. Existe un acuerdo no escrito de que no debería haber listas de la Crida que compitan con las de Junts per Catalunya, la marca con la que competirá el PDeCAT en las elecciones municipales.

Artur Mas, David Bonvehí y Marta Pascal en un congreso del PDeCAT / EFE

"Frikis"

Lo que ve el PDeCAT es que los que van anunciado sus adhesiones a la Crida son activistas, “frikis”, en argot coloquial, sin trayectoria política, que confunden a un electorado que, a pesar de los cambios, todavía es en gran parte el que votaba a la exConvergència.

Una de las últimas incorporaciones es Cristina de Haro, informática, muy activa en las redes sociales, con miles de seguidores, que ha sido apadrinada por Míriam Nogueras, la presidenta del PDeCAT, nombrada a dedo por Puigdemont, y ratificada en el congreso del partido del pasado mes de julio. De Haro, conocida como @gallifantes, coincidía recientemente en un acto con Nogueras, y Joan Canadell, activista del Centre Català de Negocis, que también se ha adherido a la Crida, con mensajes ilustrativos: hay que superar a los partidos, y buscar instrumentos directos que conecten con la ciudadanía. Es decir, se trata de un proyecto populista que ha puesto en marcha Puigdemont, con un marcado carácter peronista.

Fieles a Puigdemont

El PDeCAT se ha ido alejando de las pretensiones de Puigdemont. Otra de las pruebas que las fuentes conocedoras de ese proceso explican a Crónica Global es la reunión de constitución del llamado Consell de la República, en Waterloo, celebrado este lunes. Los que asistieron fueron de segunda fila y casi obligados por la fidelidad que le deben a Puigdemont. Estaba la consejera de Presidencia, Elsa Artadi --no podía negarse--, el vicepresidente de la ANC, Pep Cruanyes; el director de Òmnium, Oleguer Serra; el presidente de la Associació de Municipis per la Independència (AMI), Josep Maria Cervera, el citado David Saldoni; el líder de Democràtes, Toni Castellà, y un asesor de la Diputación de Girona, Dani Planàs, también de Democràtes. Es decir, fieles a Puigdemont, que no se podían negar a viajar a Waterloo.

Las presiones se incrementan, y la tensión es cada vez mayor. Eso ocurre en paralelo al hecho de que es Esquerra Republicana la que va ocupando un espacio central, con Oriol Junqueras en la cárcel recibiendo a políticos y empresarios.

En el PDeCAT lo tienen claro, aunque no es un partido homogéneo: los militantes se mantendrán en el partido, a la espera de conocer quién y con qué intenciones se integra en la Crida. Pero no ayuda a que puedan estar convencidos la frase que encabeza la cuenta de twitter de la nueva gurú de Puigdemont, Cristina de Haro: “España es un estado fascista”. Son los frikis de Puigdemont.