Ese “tempo lento”, esas conversaciones que logran congraciarse con el prójimo y con uno mismo. Y que siempre se consiguen si la comida ha sido generosa y exquisita y si, además, se ha regado con un bueno vino y se ha finalizado con un mejor licor. Ignacio Peyró (Madrid, 1980), es periodista y escritor, director del Instituto Cervantes en Londres. Acaba de publicar Comimos y bebimos, notas de cocina y vida (Libros del Asteroide) en el que deja a sus lectores satisfechos con un recorrido por mesas, ciudades y restaurantes. Autor del referente Pompa y circunstancia. Diccionario sentimental de la cultura inglesa (Fórcola, 2014) y de La vista desde aquí. Una conversación con Valentí Puig (Elba, 2017), Peyró tiene claro el papel de la institución cultural que es la bandera de la España contemporánea: “En el Cervantes mimamos a todas las lenguas cooficiales españolas. Claro que hay atención al catalán, y a las creaciones artísticas en catalán”.

Su cultura gastronómica le ha llevado a trazar un camino propio, después de vivir experiencias y de saborear a los clásicos, como Josep Pla, Néstor Luján, Xavier Domingo o Cunqueiro. “Ha habido grandes hedonistas y eruditos como Josep Pla, que se habían olvidado, y creo que la mesa y la barra pueden y deben recibir un tratamiento literario. Se trata también, claro, de un asidero para hablar de la vida, de la literatura, de los afectos y de las pequeñas obsesiones de los escritores”, señala.

Ignacio Peyró, autor de 'Comimos y bebimos', en el Hotel Astoria, delante de una exposición del dibujante Ricard Opisso / CG

Ignacio Peyró, director del Instituto Cervantes en Londres, en el Hotel Astoria, delante de una exposición / CG

Amante de la cultura anglosajona, Peyró no podía dejar de lado la gran tradición de la marmalade inglesa. Recuerda que “una afamada casa de ultramarinos de Londres acoge en su stock tres docenas de variedades”. Las disquisiciones son eternas. En el libro se disfrutan, si el lector quiere ser cómplice y se deja llevar por los lentos placeres de la comida y la bebida. “¿Cuál es su punto óptimo de dulzor? Auberon Waugh, hermano de Evelyn, intentó pacificar la cuestión al afirmar que ‘la esencia de una buena mermelada de naranja radica en que no sea demasiado dulce y que contenga toda la corteza que pueda tener, siendo aun así posible extenderla’. Al final, la marmalade daría pie a una bella página de ida y vuelta: en el palacio donostiarra de Miramar, Alfonso XIII desayunaba confituras inglesas hechas con frutas andaluzas. Chic de la vieja Europa”.

No podía faltar en la lista de Ignacio Peyró, el buen comer y el mejor beber, --con los excesos que se pueda uno imaginar— de James Boswell, “un vago, un libidinoso, un borracho y un snob”. Peyró no se corta: “Es una sorpresa que, en sus lapsos de sobriedad, consiguiera escribir uno de los libros más alabados de todo tiempo: La vida de Samuel Johnson”.

'Comimos y bebimos', de Ignacio Peyró

'Comimos y bebimos', de Ignacio Peyró

Pero es que los hombres de letras están destinados a esos placeres, a juicio de Peyró. Lo plasma en las páginas de Comimos y bebimos: “A despecho de censores, la cocina y la literatura han compartido una pasión que Dumas justifica con cierto optimismo corporativo: ‘Para conocer bien el arte de la cocina no hay nadie como los hombres de letras: habituados a todas las exquisiteces, saben apreciar mejor que nadie las de la mesa’. En verdad, no todos los letraheridos han podido pagarse los Montrachet que Dumas se bebía ‘de rodillas’, pero es indudable que la literatura nos ha enseñado a comer: a veces, al entender la cocina como alegría de vivir, como filosofía epicúrea capaz de refinar todo hedonismo; a veces, como provocación, libertinaje o exceso; otras veces, en fin, con los escritores como codificadores del gusto y árbitros de la civilización”.

Y en eso está Peyró, en la civilización británica, en un Londres que quiere mantener su espíritu abierto, pese al Brexit. En su paso por Barcelona, para presentar su libro, asegura a Crónica Global que el Instituto Cervantes intenta ejercer el mismo papel que hasta ahora:

“Lo que podemos decir es que servimos a una sociedad que es totalmente diversa, a una sociedad en Londres que es muy plural. Hay un contingente de estudiantes de todo el mundo, polacos, lituanos, italianos… y de todas partes, y lo que esperamos es que un país que ha hecho de la apertura al exterior su grandeza, la mantenga”.

Lenguas cooficiales

En ese Londres, y en el resto del Reino Unido, hay muchos españoles también. “Sí, hay estudiantes españoles en las universidades y en los centros educativos. Reino Unido ha sabido atraer talento y formar talento. La economía británica ha pasado en cincuenta años de la manufactura y la siderurgia a una economía del conocimiento, con una inversión en I+D impresionante. En el contexto del Brexit son especialmente interesantes la cultura, la ciencia y el intercambio académico a la hora de hacer gestos; tengamos en cuenta que el Reino Unido es el emisor de hasta 18 millones de turistas cuyo destino es España”.

En un clima enrarecido por el movimiento independentista en Cataluña, con polémicas políticas diarias en España, Peyró señala que el Instituto Cervantes en Londres está muy activo, con una programación constante de creaciones culturales “en todas las lenguas cooficiales de España”.

Prestigio

Asegura Peyró que se colabora en proyectos con el Instituto Ramon Llull, y que la cultura catalana está especialmente presente en el Cervantes. "Presentamos la obra del músico Benet Casablancas con Maria Canyigueral, hemos tenido conciertos de Federic Monpou, cada semana se cuelgan en las redes sociales citas de escritores catalanes, vascos y gallegos, y yo mismo diserté sobre Josep Pla en Oxford. Estamos volcados en todas las lenguas cooficiales de España”.

El director del Instituto Cervantes en Londres habla claro y alto: “El Cervantes tiene prestigio, está a la altura del British Council, del Goethe Institut o del Institut Français. Es una institución virtuosa, con un compromiso por parte de todos, y desde la consciencia de que tenemos una gran marca”. La colaboración también es estrecha, señala Peyró, “con el mundo latinoamericano, con actos frecuentes, y con la complicidad de la embajada española en Londres, somos parte de ella”.  

El escritor y periodista Ignacio Peyró en un encuentro

El escritor y periodista Ignacio Peyró en un encuentro

Pero, ¿qué beben los ingleses? Peyró no lo duda: “Siguen bebiendo Whisky, de malta, es el rey de los destilados. Es cierto que los Riojas entraron fuerte, desde los años setenta; en dulces se sigue fiel al Oporto, y al Madeira, presente en todas las cartas, así como el Jerez”.

¿Y dónde podemos beber un buen burdeos? Los ojos de deslizan por las páginas del libro. Peyró reclama que nos dejemos guiar por el sentido común. “Se ha llegado a decir, por ejemplo, que de todas las ciudades de este mundo, donde mejor sabe el burdeos es en Copenhague: cuestión de humedad, de frío y cielo. Si esto parece un derrape poético, pensemos si, en pleno agosto sevillano, estamos para una Cruzcampo o un pauillac”. Todo, eso sí, con un “tempo lento”