Agustí Colomines es un hombre que está en todas las salsas y acostumbra a acercase al poder. Fue un hombre de Jordi Pujol. Luego lo fue de Artur Mas. Tenía tanto protagonismo que lo enviaron a poner orden en la Fundación Trias Fargas, trastocada en Catdem, aunque tomó las de Villadiego cuando vio cómo estaba el patio.
Luego se acercó a Carles Puigdemont, que lo nombró director de la Escuela de Administración Pública, de donde solo salió tras la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Desde ese púlpito arremetió contra todos, sí también contra los propios, y contra los extraños. Cuando se convocaron las elecciones colocó a su pareja, Aurora Madaula, en la lista de Junts per Catalunya.
Cerca del poder
En esos días se vanagloriaba de estar cerca del líder --Puigdemont-- y trabó amistad con Elsa Artadi. Con sus respectivas parejas se les vio acudiendo juntos al cine. Todo parecía indicar que Colomines era el gurú que manejaba los movimientos del soberanismo puigdemontista. O al menos, él así lo expresaba a quien le quisiera oír.
Lo ha intentado todo. Quiso ser conseller de Universidades con Torra. Fracasó. Incluso le planteó a Puigdemont que pusiera a Ferran Mascarell como presidente de la Generalitat, asumiendo él la tarea de conseller de Presidencia. No tuvo demasiado éxito y cosechó un sonoro fracaso.
Volver a la poltrona
De hecho, cuentan que Colomines está muy enfadado porque no ha sido repuesto en su ínsula de la Escuela de Administración Pública, y ni tan siquiera le han ofrecido algo acorde a su categoría. Su influencia mengua. La pasada semana Madaula visitó a Jordi Sànchez en la cárcel y le enmendó la ponencia para la fundación de la Crida Nacional per la República. No parece que haya despertado muchos apoyos esta iniciativa. De hecho, dicen que los chicos de Waterloo están un poco hartos de Colomines, especialmente entre los más hooligans, los frikis del soberanismo exiliado.
En estos días ha vuelto a ponerse de actualidad gracias a una frase --"Si no hay muertos, la independencia de Cataluña tardará más"-- que le ha costado una querella por supuesta incitación al odio. La frase le ha costado numerosas críticas en las redes sociales y en comentarios de todo tipo de periodistas --independentistas o no-- y también por parte de historiadores. De hecho, el propio Colomines colgó ayer un comentario en Twitter en el que mostraba un escrito insultante que se encontró en el buzón de correo de su domicilio. El anónimo hacía referencia a su comentario famoso, pero acusa en el tuit de esos ataques a algunos periodistas.