Con tensión, pero con paciencia. El PDeCAT estudia los movimientos de Carles Puigdemont para tomar decisiones. Las ejecutivas del partido en las últimas semanas han resultado contenidas. Nadie quiere precipitarse. Pero la dirección, con David Bonvehí a la cabeza, tiene claro que plantará cara a Puigdemont si la Crida, que se constituye el 27 de octubre, se transforma en una fuerza política que quiera competir electoralmente. Lo que espera el PDeCAT es que la Crida se llene de frikis, como explican en el partido de forma coloquial, y como está sucediendo, a juicio de esos dirigentes, para poder caminar solo, con fuerza en el territorio y con la esperanza de lograr un espacio en la política catalana a medio plazo.
Lo que percibe el PDeCAT, como explican fuentes del partido a Crónica Global, es que Puigdemont pretende constituir con la Crida una especie de ANC que se juegue en el terreno electoral, donde tenga cabida todo tipo de personas sin experiencia y que estén en contra, de hecho, de los partidos políticos.
Competición electoral
Está en juego una cuestión muy prosaica: la Crida, con la presión de la ANC, pretende poner en marcha procesos de primarias, que ya se han iniciado en el territorio. En ese proceso, la Crida, aunque se consideró que no debía presentarse en las elecciones municipales, compite con listas del PDeCAT en distintas localidades. Los alcaldes, los que se juegan sus mayorías, con votantes diferentes, --al margen del debate independentista--, los que sitúan por delante sus opciones ideológicas, los que dan respuestas concretas a las necesidades de cada pueblo o ciudad, no quieren saber nada de nuevos instrumentos o inventos como la Crida.
La vicepresidenta del PDeCAT, Míriam Nogueras
Pero está en juego también la propia seriedad del proyecto. Puigdemont ha dado entrada a todo tipo de activistas y ciudadanos que “juegan a la independencia”. Una de ellas es Cristina de Haro, muy activa en las redes sociales, que ha protagonizado un vídeo de la Crida anunciando su adhesión al proyecto, tras ser apadrinada por Míriam Noguera. En su cuenta de Twitter, donde opina como @gallifantes, la frase que la preside es: “Spain is a fascist state”, ilustradada con un gran lazo amarillo. Eso no lo pueden tolerar los más veteranos del PDeCAT.
Los improperios de Colomines
Ante eso, ante las “incoherencias” y el activismo sin ninguna hoja de ruta, que promueve Puigdemont, el PDeCAT se siente cada vez más incómodo.
La Crida comenzará a funcionar el 27 de octubre, con la constitución del movimiento-partido en Manresa, y con una ponencia política redactada por Jordi Sànchez, que aboga por desacatar el poder judicial español, y por forzar un referéndum con movilizaciones sociales. Puigdemont desea que Sànchez sea el primer dirigente de la Crida, que cuenta con el apoyo entusiasta del agitador Agustí Colomines, historiador y colaborador del expresidente, que no deja de generar tensión con sus afirmaciones temerarias. La otra pata que presiona es Elisenda Paluzie, presidenta de la ANC, que no deja de reclamar que se proclame ya la República.
Elisenda Paluzie, presidenta de la ANC y el historiador Agustí Colomines / CG
El movimiento recibió también el apoyo de David Madí, y del propio Artur Mas, que presiona a Bonvehí para que integre el PDeCAT en el nuevo instrumento con todas las consecuencias. Pero también han anunciado su adhesión la consejera Laura Borràs, mientras que otro de los impulsores es Antoni Morral, exalcalde de Cerdanyola del Vallès, procedente de ICV. Toda esa amalgama, sin ningún armazón, y en contra de la cultura de partido, deja sin aliento a la dirección del PDeCAT y al poder territorial que se la juega en las elecciones municipales.
Pero en el propio PDeCAT las cosas no están decididas. Dos miembros del grupo parlamentario en el Congreso, Míriam Nogueras, la vicepresidenta, nombrada a dedo por Puigdemont, y la diputada Lourdes Ciuró, estarán en la Crida, y también dos senadores, Joan Bagué y Josep Lluís Cleries. ¿Se permitirá doble militancia? ¿Cómo se articularán los dos espacios?
Recuperar el espacio
Esperar y ver. Bonvehí y una buena parte de los dirigentes del partido, con la senadora Marta Pascal, que fue apartada por Puigdemont como coordinadora general, asistirán a la formación de la Crida, que celebrará en diciembre su primer congreso.
Y si, finalmente se convierte en un partido de activistas, de frikis, en el argot coloquial, que no quieren saber nada de los partidos como instrumentos para canalizar el juego democrático, intentarán caminar solos y recuperar un espacio ideológico y electoral propios.