Quim Torra durante una intervención en el Parlament de Cataluña / EFE

Quim Torra durante una intervención en el Parlament de Cataluña / EFE

Política

El acelerón del soberanismo radical se vuelve contra Torra

La ANC y la ‘derecha indepe’ giran contra Torra por la falta de estrategia del Govern y la actuación de los Mossos en la calle

22 octubre, 2018 00:00

Quim Torra balbucea. Es incapaz de dirigir hacia dónde debe ir su Ejecutivo. ¿Hay que defender la República, admitir una parada técnica, retroceder, organizar un nuevo referéndum como el del 1-O? No sabe, no contesta. O todo al mismo tiempo. Y ello ha comenzado a incidir en sus anteriores apoyos. Además de la CUP, irritada y ya distanciada de Torra, ahora es la poderosa ANC y el llamado “independentismo de derechas”, los sectores liberales, que reclaman explicaciones y que entienden que en caso contrario todo habrá sido una “farsa”.

Torra entró en las listas de Junts per Catalunya cooptado por Carles Puigdemont, pero Esquerra Republicana le quería en sus filas con anterioridad. Es un editor, ex profesional del mundo de los seguros, y que no ha tenido nunca una experiencia política de cierto calado. Ahora se ve empujado por todos los sectores del independentismo, y no sabe cómo actuar. Sin embargo, en la práctica, su Ejecutivo “no está implementando la República”, como le exige la ANC, que dirige Elisenda Paluzie, y sectores del independentismo, que han comenzado a denunciar que se trata de un “engaño”.

Influencia entre los jóvenes

Son referentes para el conjunto del movimiento como Clara Ponsatí, exconsejera de Enseñanza en el anterior gobierno catalán que se encuentra en Escocia. Ponsatí lleva meses quejándose de que no entiende nada, de que no se sabe “si se aplica la república o se busca un acuerdo con el Gobierno español, o se renuncia al proceso”. No entiende las “marchas cívicas” que anunció el presidente Torra, que no supo concretar.

El núcleo que más insiste en esa línea de Ponsatí es el que rodea a jóvenes profesionales, como Bernat Dedéu, que denuncia cómo los dirigentes de los partidos, con Carles Puigdemont y Oriol Junqueras a la cabeza, no querían proclamar “ninguna independencia”, sino presionar al Gobierno para negociar y que el propio “éxito” del referéndum del 1-O hace un año dejó superados a todos esos dirigentes, que no supieron que hacer con él, proclamando luego, sin querer y a medio gas, una independencia en el Parlament que ni reflejaron en el Diari Oficial de la Generalitat (DOG). Junto a Dedéu figura Jordi Graupera, que desea presentarse como alcaldable por Barcelona, y otros profesionales, arropados en las tertulias en los medios de comunicación por Pilar Carracelas o Maria Vila, entre otros. Son influyentes y, principalmente, entre los jóvenes.

Temen a Paluzie

A quien se teme más, sin embargo, es a Elisenda Paluzie. Está al frente de la ANC, de carácter transversal, aunque con una cúpula más próxima a las tesis de Puigdemont que a la de Esquerra Republicana. Paluzie exigió, este mismo lunes, cuando se recordaba el 1-O, con diferentes actos en todo el territorio, que “se pase de la retórica a los hechos”, y que eso implica “hacer efectiva la República sin esperar las sentencias del 1-O”, que podrían llegar tras las elecciones municipales de mayo de 2019.

Lo mismo reclama la CUP, enojada con Torra, distante ya del Govern de la Generalitat, por las cargas de los Mossos d’Esquadra del 29 de septiembre, cuando los manifestantes independentistas trataron de alcanzar a los policías que habían organizado su propia manifestación. Hubo actos de violencia, y los Mossos intervinieron con los independentistas, algo “inexplicable”, no sólo para la CUP, sino para los propios asesores áulicos como el historiador Agustí Colomines.

Orden interno en ERC

Torra no contesta. Vio “mal” esas escenas de Mossos pegando con la porra, pero defendió al consejero de Interior, Miquel Buch. Torra, sin embargo, ensalzaba la acción de los CDR, cuando éstos cortaron vías de comunicación y el AVE en Girona, y les animó a seguir. Ni sí ni no, ni todo lo contrario.

La falta de dirección en los partidos agrava la situación. Torra no sabe a quién acogerse. Los afines a Puigdemont en su Govern no se pronuncian. Mientras que los que todavía mantienen lazos con el PDeCAT, como Damià Calvet, enlace también con Puigdemont, se dedica a su propio ámbito, como consejero de Política Territorial.

En el campo de Esquerra Republicana se tiene más claro. Orden interno, con algún conato de exceso verbal, que protagonizó este lunes el presidente del Parlament, Roger Torrent. El 1-O debe servir, a su juicio, como palanca para implementar la república. ¿Cuándo? Eso ya no se dice. A largo plazo, cuando se tengan mayorías inapelables.