El empresariado da la voz de alarma. “No hay licitación pública a nivel autonómico ni proyectos de consultoría TIC (Tecnología de la Información y la Comunicación), por poner dos ejemplos. Y esto ya viene de lejos”, afirman fuentes del sector. Precisan que esta situación se debe a “la parálisis de la administración catalana”. Este bloqueo “se suple en parte con los contratos de las administraciones locales, siempre hiperactivas en el año previo a las municipales”.
Técnicamente se podrán convocar elecciones a partir del 27 de octubre --se cumple un año de la declaración unilateral de independencia y de la aplicación del artículo 155-- y el desmarque de la CUP, que ayer se hizo oficial, ahonda en la debilidad de Junts per Catalunya y ERC. Sin embargo, fuentes gubernamentales descartan que pueda haber comicios autonómicos antes de las municipales. De hecho, la idea de JxCAT es medir su músculo en esa convocatoria electoral prevista para el 26 de mayo.
El presidente de CEOE, Juan Rosell, en una imagen de archivo
JxCAT y ERC se conjuraron al más alto nivel para aparcar sus diferencias hasta las sentencias del 1-O, que podrían dictarse cerca del verano. Si entonces se desencadena una nueva crisis o si Torra dimite –es una de las posibilidades que se barajan a modo de rechazo a una previsible condena–, el adelanto electoral podría producirse en el otoño de 2019. “O incluso celebrarse el 11 de septiembre”, afirma un alto cargo del Govern.
El empresariado se encomienda a Junqueras
¿Puede aguantar la economía hasta entonces? “Torra ha dinamitado los puentes con el empresariado, parte del cual se ha encomendado a Oriol Junqueras como mal menor”, afirma un hombre de negocios, quien recuerda la visita que el presidente de la CEOE, Joan Rosell, hizo al líder de ERC en la cárcel de Lledoners.
España (sin Cataluña) | Cataluña | Spread | |
Octubre 2017 | 2,75 | 3,11 | 0,36 |
Marzo 2018 | 3,03 | 2,85 | -0,18 |
Revisión | 0,28 | -0,25 | -0,54 |
Dicho de otra manera, los poderes económicos creen que la única salida a la situación de confrontación permanente e incertidumbre empresarial es que se convoquen elecciones y se produzcan nuevas mayorías, aprovechando el acento moderado que los republicanos imprimen a sus discursos y que podría convertirse en referente de una nueva centralidad. El viernes el vicepresidente del Govern, Pere Aragonès, aseguraba que “a la independencia se llegará en una mesa de negociación política” y que “la unilateralidad la impone quien puede, no quien quiere”.
Solo Torra puede convocar
Pero la última palabra la tiene el presidente Quim Torra. O mejor dicho, el huido Carles Puigdemont, que pilota el desafío secesionista desde Waterloo.
Las encuestas de intención de voto benefician a ERC, que se nutre del voto convergente harto de la radicalidad de Torra y Puigdemont, según aseguran dirigentes republicanos. De ahí que JxCAT intente aguantar a base de agitación para reavivar a su electorado. Los neoconvergentes saben que, para determinados dirigentes económicos, el futuro pasa por ERC.
El feo que el Govern hizo al Grupo Planeta en su última entrega de premios –nunca antes la Generalitat había dado plantón a esta gala— es el mejor ejemplo de la desconexión entre la administración catalana y el mundo empresarial. A modo de vendetta, el Ejecutivo de Torra quiso castigar al gigante editorial por deslocalizar su sede.
Los efectos económicos del 'procés'
La huida de empresas, como se sabe, fue la primera gran consecuencia del desafío separatista. El economista David Fuentes es autor del artículo “Balance económico del procès”, incluido en el quinto informe social de la Fundación Campalans, vinculada al PSC. Durante el primer trimestre de 2018, indica Fuentes, salieron 2.854 empresas que representaban una facturación de 44.000 millones.
“Según los datos de Idescat correspondientes a junio de 2018, la creación de sociedades mercantiles caía en España un -8,6%, mientras que en Cataluña esa cifra alcanzaba el -34,7% de forma acumulada. Asimismo, las disoluciones aumentaban a un ritmo similar en España (2%) y Cataluña (1,9%).
En el último trimestre de 2017, el Índice de Confianza Empresarial Armonizado publicado también por el Idescat caía el doble en Cataluña (-2,2% respecto al año anterior) que en el conjunto de España (-1,1%).
Otro de los índices que analiza el economista en su artículo es el de las ventas, tanto en grandes superficies, como del comercio al detalle, donde las tendencias negativas fueron más acusadas en Cataluña que en el conjunto español “y la recuperación reciente se muestra más sólida en el conjunto de España que en Cataluña”. También hay tendencia a la baja en las pernoctaciones hoteleras y en la inversión extranjera.
Crecimiento menor
Concluye Fuentes que “sin la incerteza política provocada por el procés durante el otoño de 2017, el crecimiento en Cataluña y del resto de España habría sido superior en 2017. En el caso de Cataluña, este menor crecimiento también se observará durante 2018, perdiendo incluso, según la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal española (AIReF), la tendencia prácticamente inmutable por la que el crecimiento de Cataluña siempre era unas décimas superiores a la media española.
También el BBVA Research aprecia en su Informe sobre la situación económica en Cataluña (febrero de 2018) las previsiones negativas derivadas de la incerteza política generada por el procés, en concreto el descenso potencial del PIB. Según el BBVA “el efecto de la mayor incertidumbre sobre la economía catalana reducirá en siete décimas el crecimiento del PIB del año 2018 y cerca de tres décimas en 2019, lo que supondrá 35.000 ocupados menos de los que se habrían creado en un escenario sin incertidumbre”. Por su parte, el profesor Manuel Alejandro Hidalgo habla sobre la pérdida de hasta dos décimas del PIB en Cataluña.