El bloque independentista se queda sin mayoría en el Parlament, con la suspensión de los diputados Rull, Turull, Sànchez y Puigdemont

El bloque independentista se queda sin mayoría en el Parlament, con la suspensión de los diputados Rull, Turull, Sànchez y Puigdemont

Política

El independentismo pierde la mayoría en el Parlament

El Govern de Torra tratará de seguir hasta el inicio del juicio a los políticos presos, pero la ruptura entre JxCat y Esquerra es absoluta y solo aparecen los Comuns como tabla de salvación

9 octubre, 2018 23:05

Se acabó. No se podía mantener por más tiempo. La ruptura entre Junts per Catalunya y ERC es total. Y el independentismo se queda sin mayoría en el Parlament. Deberá negociar todas las iniciativas que plantee con el resto de grupos, en especial con los Comuns.

La imagen se concreta en una votación en el pleno de este martes: Junts per Catalunya y ERC no pudieron aprobar la defensa del derecho a la autodeterminación de Cataluña ni la reprobación del rey Felipe VI, dos resoluciones que se consideraban capitales para mantener un escenario de tensión con el Estado. Un gol en propia puerta. Sin embargo, sí pudo sacar adelante una propuesta de resolución sobre un referéndum acordado con el Gobierno, con los votos de Junts, Esquerra, la CUP y… los Comuns, que se presentan como la tabla de salvación de los independentistas.

Seis votaciones perdidas

Pero ya no tienen los votos suficientes para actuar en solitario, tras la suspensión de los diputados Josep Rull, Jordi Turull, Jordi Sànchez y el propio Puigdemont. La mayoría entre las dos formaciones es de 61 diputados, teniendo en cuenta que tampoco pueden contar, --por los recursos que presentó para defender su posición en Bruselas--, con el diputado Toni Comín, que fue elegido en las filas de ERC. La mayoría absoluta en el Parlament está fijada en 68 escaños. Ni los cuatro de la CUP bastan para sacar adelante iniciativas parlamentarias o la ley de los presupuestos. El bloqueo político puede ser total. No hay alternativa posible en el campo constitucional, pero el independentismo tampoco podrá sacar adelante sus proyectos legislativos o esas resoluciones que pretenden mantener el fuego de la ilusión rupturista.

Hasta seis votaciones perdió este martes el bloque independentista, que se muestra dividido en torno a la figura de Puigdemont, partidario de desobeceder al juez Pablo Llarena, que pedía la suspensión de los diputados acusados por el delito de rebelión, que se encuentran en prisión, pero que, a cambio, señalaba la posibilidad de designar a un diputado que les pudiera representar en los plenos. Esquerra optó por ese camino, Oriol Junqueras y Raül Romeva, sus diputados en prisión, podrán ejercer ese derecho. Esa fórmula se aprobó, con los votos de Junts per Catalunya, en el pleno del pasado 2 de octubre. Pero Puigdemont decidió lo contrario poco después.

Que Torra tenga "valor"

¿Qué implica todo eso? Un alto cargo del Govern, en las filas de Esquerra, expresaba a Crónica Global que el único objetivo de los fieles de Puigdemont en el Parlament ha sido “acabar con Roger Torrent”, y que el presidente Quim Torra puede, “si tiene el valor suficiente”, convocar elecciones cuando quiera. Sólo lo podrá hacer a partir del 27 de octubre, un año después de la convocatoria de las últimas elecciones del 21-D, cuyo decreto lo firmó Mariano Rajoy. ¿Por qué esa animadversión contra Torrent? Porque se negó a poner en marcha la investidura a distancia que pedía Puigdemont sobre su persona el pasado enero. Y porque Torrent es una figura en alza en Esquerra, un posible candidato a la Generalitat.

Es decir, es la batalla interna, la lucha por la hegemonía en el campo independentista, la que prevalece, la que instiga un acoso para denunciar a quien se baje antes del autobús rupturista, a quien inicie un camino posibilista que pase, primero, por gobernar la Generalitat con cierto criterio y eficacia. Esquerra ha apostado por ello, con las órdenes explícitas de Oriol Junqueras desde la prisión de Lledoners. Y ha tomado decisiones: se acogió al informe de los letrados del Parlament para no moverse, para no caer en una nueva ilegalidad. El latiguillo es ya constante: “sólo con mayorías inapelables se podrá negociar con el Estado”. Lo dice el diputado Joan Tardà, lo repite el vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonès y hasta Gabriel Rufián.

"Basta"

Los reproches mutuos son de una gran intensidad. Puigdemont cuenta con animadores, que incendian las redes sociales, que participan en medios de comunicación, con el objeto de arrinconar a Esquerra. Pilar Rahola, Salvador Cardús o Agustí Colomines acosaron a la dirección republicana de “inclinarse ante Llarena”. Pero el propio presidente del Parlament, Roger Torrent; el portavoz parlamentario, Sergi Sabrià o Pere Aragonès, se han conjurado: “Se ha acabado, basta, que ellos hagan lo que crean que deben hacer”, mantienen las mismas fuentes a Crónica Global.

El problema se traslada al Govern. La portavoz y consejera de Presidencia, Elsa Artadi, un ente libre en estos momentos, que viaja periódicamente a Madrid y que muestra un talante negociador, aseguró que no pasará nada, que se puede gobernar y actuar en el Parlament con cuatro diputados menos. La voluntad es aguantar algo más, unos meses, a la espera del inicio del juicio a los políticos presos, pero es el propio Torra el que no puede más, ninguneado por todos, y sin capacidad para ostentar un cargo institucional que represente a todos los ciudadanos catalanes.

Ley de presupuestos

Fuentes del Govern señalan que Torra estuvo dispuesto a dejarlo todo poco antes de las dos de la tarde, y convocar elecciones. Y que la presión de Josep Costa, vicepresidente del Parlament y personaje difícil para Esquerra y para el propio grupo de Junts per Catalunya –especialmente para los que guardan fidelidad al PDeCAT--, de Eduard Pujol y de la consejera Laura Borràs le llevaron a reconsiderar su propósito. En cualquier caso, Torra “no aguantará mucho, no puede más, se quiere ir”, insisten las mismas fuentes.

Pero llegarán las iniciativas parlamentarias. Más allá de las resoluciones con carga política, como el derecho a la autodeterminación o la reprobación del rey, el Govern llevará una ley de presupuestos que el independentismo no podrá aprobar. O cuenta con los Comuns, o no habrá presupuestos para 2019.

La carta de Colau

Y esa es la ventana que se abre para el independentismo y para la formación que lidera la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. Aunque fue el PSC el que apoyó a ERC en la Mesa del Parlament, para rechazar la opción de Junts per Catalunya, que no quería obeceder el informe elaborado por los letrados, el Govern de Torra sabe que no podrá contar en la actual tesitura con los socialistas. Pero sí buscará una aproximación con los Comuns, que piensan únicamente en la alcaldía de Barcelona. ¿Apoyo del independentismo a Colau para que mantenga la alcaldía, si llega justo por delante o por detrás de Manuel Valls tras las elecciones del 26 de mayo?

A pesar de esas estrategias, las dificultades se podrán comprobar día tras día. El independentismo, que se ha vanagloriado de tener la mayoría parlamentaria, --no lo logró en votos, cuando obtuvo el 47% de los sufragios en las elecciones del 21-D, pero sí en diputados gracias a la ley electoral--la ha perdido. Y ahora se enfrenta a una agonía.