Los alcaldes están en pie de guerra. El presidente de la Diputación de Barcelona, Marc Castells, alcalde de Igualada, y la gran esperanza blanca de los exconvergentes, guarda silencio. Todos se apartan de la bronca política del día a día. Piensan en las elecciones municipales. Y la dirección del PDeCAT es consciente de que debe dar alguna respuesta. El partido ha convocado a su ejecutiva de forma extraordinaria para este viernes, con dos grandes preocupaciones: qué hacer ante el artefacto político que prepara Carles Puigdemont, la Crida Nacional, y cómo salvar la cara tras la ruptura en el Parlament de Junts per Catalunya con Esquerra. La consigna es clara: sobrevivir a Puigdemont, y eso pasa por encarar las municipales.
La excoordinadora general del PDeCAT, Marta Pascal, no se ha ido. Sigue siendo uno de los pocos referentes del partido en todo el territorio. Mantiene una estrecha colaboración con el grupo parlamentario en Madrid, y busca, junto al presidente de la formación, David Bonvehí, cómo sortear el intento de absorción de Puigdemont.
Los alfiles de Puigdemont
La convocatoria para este viernes, que se pretende que sea una especie de cónclave donde se aireen todos los trapos sucios, donde se clarifique qué pasos dar a partir de ahora, llega después de un tenso debate desarrollado este pasado lunes.
La mochila estaba llena: cabreo monumental por la actuación de Junts per Catalunya en el Parlament, que ha acabado en manos de desconocidos, de personas sin experiencia ni disciplina de partido, como Josep Costa, Eduard Pujol o la consejera Laura Borràs; indignación con el presidente Quim Torra, por el ultimátum lanzado contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sin consultarlo con nadie; y la constitución de la Crida Nacional, que pretende dejar al PDeCAT como un mero apéndice de ese nuevo instrumento político. Pero también, y no es menor, el malestar se debe a la actuación de Míriam Nogueras al frente del grupo parlamentario en Madrid, por decisión directa de Puigdemont, lo que ha provocado que el grupo de ocho diputados se haya dividido prácticamente en dos mitades.
La fuerza de los alcaldes
El PDeCAT está muy debilitado, y de eso es consciente Bonvehí y Pascal. Pero los exoconvergentes muestran la fuerza territorial, con alcaldes, y con un grupo parlamentario en Madrid, con ocho diputados, que puede realizar un trabajo importante si sabe colaborar con el Gobierno de Pedro Sánchez, y si Nogueras deja de ser el correo transmisor de los designios de Puigdemont.
Los dirigentes consultados por Crónica Global, admiten las dificultades, pero quieren poner en valor lo que se tiene. “No es fácil cargarse un partido, una forma de hacer política, una tradición de negociaciones y acuerdos”, señalan. Uno de los argumentos que aportan permite entender el miedo de los alcaldes: “En una situación de todo o nada, de bloque independentista o contrario a la independencia, los alcaldes se quedan sin capacidad de maniobra, porque el voto local es distinto, se gana con la complicidad con muchos sectores”.
Madrid, la lucha total
El enojo con el grupo parlamentario en el Parlament es enorme, porque lo dirige “gente ajena a esa cultura política”. En Madrid las cosas se han complicado, con la designación, por parte de Puigdemont en el congreso del PDeCAT celebrado el pasado mes de julio, de Míriam Nogueras como vicepresidenta del partido y jefa de filas en el grupo parlamentario en el Congreso. El partido, Bonvehí y un puñado de alcaldes conscientes de lo que se juegan, querría aprovechar ese papel en el Congreso, mostrando más cintura con el Gobierno de Pedro Sánchez.
Ahora, tras la ruptura de la mayoría independentista en el Parlament por la negativa de cuatro diputados afines a Puigdemont a ser suspendidos --Josep Rull, Jordi Turull, Jordi Sànchez y el propio expresidente-- el PDeCAT cree que puede sacar la cabeza, o, por lo menos, sacrificarse de forma consciente en beneficio de la Crida después de haberlo discutido todo.