“Es una selva de intereses cruzados, donde es fácil perderse”. Así describe un veterano ecosocialista las procelosas aguas de los comunes. La trastienda de los recientes cónclaves arroja muchas lecturas. Algunas de ellas conocidas, como es el control férreo de Ada Colau y su toma de decisiones a la búlgara. Y otras menos explícitas, como su última maniobra para orillar a los sectores más independentistas de los puestos de mando y, de paso, deshacerse de rivales internos.
Tras la marcha de Xavier Domènech, Catalunya en Comú acaba de elegir su nueva dirección con Colau al frente. Lo ha hecho sin primarias, sometiendo la decisión de la alcaldesa al Consejo Nacional del partido. "Incluso cuando el PP hace primarias, ella deja de hacerlas. Prefiere hacerlo a la antigua usanza", bromea un miembro del partido.
El tándem formado por Colau y Domènech sí fue sometido a unas elecciones internas. También lo ha sido la elección de Noelia Bail como nueva secretaria general de Podem, cargo que ocupaba Domènech. En este caso, Bail ha vencido a la candidatura oficialista –la ganadora está más próxima a Albano Dante Fachín, exdirigente de Podem que rechazaba un pacto permanente con Colau y apostaba por acuerdos puntuales–.
¿Vieja política?
¿Recurre Colau a la vieja política? “No del todo. Como solo hacía tres meses que se habían hecho primarias se ha optado por nombrar dos coordinadores y un portavoz para abordar con garantías las municipales. A mí me parece una salida de sentido común, porque unas elecciones creo que no hubieran aportado gran cosa. Un partido ha de tener sentido práctico. El lío de fondo no son los coordinadores sino Elisenda Alamany y las querencias procesistas de un sector con excesiva influencia para la fuerza y el respaldo interno que tienen”, explica un conocedor del proceso de renovación, que se ha saldado con el reparto de cargos que tenía Domènech en cuatro personas.
Alamany, portavoz de Catalunya en Comú Podem en el Parlament, estaba llamada a formar tique con Domènech, pero Colau lo impidió.
El adiós de Domènech y el hola de Valls
Según esta fuente, en el Consejo Nacional celebrado el pasado día 22, quedó aislado el sector más secesionista, que incluye a EUiA, cuyo líder, Joan Josep Nuet, “no sabe si sube o baja, pero que flirtea con Puigdemont”. También ha quedado arrinconado Desbordem, la corriente secesionista que aspiraba a liderar el partido.
Colau también había dado muestras de coqueteo con el secesionismo. La solemne recepción que hizo en el Ayuntamiento de Barcelona a los alcaldes inculpados por el apoyo al procés y su participación en el Pacto Nacional por el Referéndum son dos ejemplos muy significativos. Más anecdótico es el lazo amarillo que lució en la tradicional ofrenda floral al monumento a Rafael Casanova en la Diada. Sin embargo, en los últimos meses se han movido muchas cosas en la confluencia de izquierdas, así como en la ciudad de Barcelona, feudo de BCNComú. Por un lado, la marcha de Domènech, harto de las intrigas de Colau y su marido, Adrià Alemany.
Por otro, la irrupción de Manuel Valls en las candidaturas a la alcaldía. Estos cambios han obligado a la alcaldesa a extremar el control de su partido y, de paso, apuntalar sus posibilidades de revalidar el cargo de primer edil. “Colau araña votos de un lado y de otro, del independentismo y del constitucionalismo, así que no le queda otra que ser cauta con esas posiciones proindepes”, asegura un federalista de CatComú.