El expresidente catalán, Carles Puigdemont, ha declinado convertirse en el máximo líder del PDeCAT tal y como pretendía la coordinadora de partido, Marta Pascal. El portazo da alas a los rumores que apuntan a una ruptura en las filas convergentes. A la salida de las voces independentistas más radicales de la formación para unirse al Movimiento 1 de Octubre que se conformaría alrededor del líder de JxCat, la plataforma constituida por uno de sus colaboradores más estrechos, Augstí Colomines.
Por ahora, Puigdemont mantiene el carné de PDeCAT. Desde el entorno del partido se apunta a que la escisión es aún una amenaza que no se ha materializado. La negativa se justificaría más, según estos interlocutores, en el intento del expresidente catalán de ocupar algún cargo ejecutivo. No quiere tener una representación puramente institucional, aunque el mando en plaza sea complicado desde Alemania.
Congreso de julio
La decisión que ha transcendido pone ahora en un aprieto al partido. Los nacionalistas disponen de poco más de 15 días para buscar a un nuevo candidato a la presidencia. El sustituto de Artur Mas y de Neus Munté, que se quiere centrar en la batalla por la alcaldía de Barcelona.
Nombrar a un nuevo presidente será el gran objetivo del congreso nacional del partido que se celebrará entre el 20 y el 22 de julio. La asamblea ordinaria en la que se actualizará también la propuesta ideológica de la formación.
Batalla independentista
Todo ello, en medio de una batalla entre las formaciones independentistas. JxCat, PDeCAT y ERC están a la greña. En el fondo, la discusión que mantienen es sobre la estrategia que debe seguir el secesionismo para continuar con el procés. Cuestión que pasa de nuevo por el debate de la listas unitarias en las municipales, por ejemplo, que se ha convertido en una guerra abierta.
En la convocatoria del congreso nacional, Pascal reivindicó que CDC se refundó con 5.000 habitantes y 400 alcaldes en 2016. En tres años, el partido ha llegado a los 14.000 sucesores y los 440 ediles en Cataluña.