La reflexión se ha generalizado, a medida que el partido que lidera Albert Rivera cobra una mayor dimensión. En la cena que mantuvo Manuel Valls, el ex primer ministro francés, con un grupo de empresarios, la bronca se desató cuando el abogado Emilio Cuatrecasas cuestionó la relación de Valls con Ciudadanos. La identificación de Ciudadanos con la bandera española, con lo español --o esa es la interpretación que se formula en los ambientes nacionalistas sobre el partido de Rivera-- provocó una discusión en la que Valls trató de zafarse y asegurar que la burguesía catalana era la responsable de la actual situación en Cataluña, por no haber hecho nada para reconducir el proceso independentista.

La cena de Valls con varios prohombres, entre ellos el empresario Marián Puig, como anfitrión; el expresidente del Círculo de Economía, Antón Cosas; el notario Juan José López Burniol; el director de La Vanguardia, Màrius Carol, y el abogado fiscalista y empresario Emilio Cuatrecasas --condenado por delito fiscal-- contó también con la presencia del presidente del Sabadell, José Oliu, entre otros invitados, y sirvió para constatar un hecho que es el centro ya del debate en la política catalana: qué puede hacer Ciudadanos y cómo puede gestionar la complejidad del momento.

Faltón e impertinente

Según las fuentes consultadas, el intercambio de impresiones discurrió con normalidad, pero Valls se enfadó con las continuas intervenciones de Cuatrecasas, que suele ser “faltón” e “impertinente”, según personas que han coincidido con él en ese tipo de encuentros, como ha demostrado en los últimos años. Valls no entendía que se le acusara de relacionarse con el “españolismo”, que se rodeara de la bandera española, por su relación con Ciudadanos. Su argumento fue que como catalán, francés, europeo, y español, defendía un Estado de derecho, "la modernidad", y que quería ayudar desde Barcelona.

El problema de fondo es precisamente ese: ¿puede Valls u otro candidato, desde Ciudadanos, ayudar a una regeneración de la política catalana? ¿Puede contar con más apoyos, con la complicidad real de otras fuerzas políticas para hacer efectivos los cambios que pretende?

Plataforma cívica

Valls cree que puede colaborar, pero, hasta ahora, su idea de contar con una plataforma cívica, con la palanca de Ciudadanos, no se ha concretado. El ex primer ministro francés tiene claro que se postula como candidato, pero todavía prefiere esperar unas semanas, para saber si realmente tendría opciones de obtener el liderazgo de la capital catalana.

El problema es que Valls dijo las verdades del barquero a los prohombres de esa elite catalana, que, de hecho, se han opuesto, con matices y desde sus respectivas plataformas de poder al proceso independentista. Lo que quedó de fondo de ese intercambio de ideas y opiniones, tal como recogió ABC, es cómo ha sido posible, con la oposición o no, con más habilidad o no, que las cosas se fueran agravando.

Transversalidad

Cuatrecasas quiso jugar con esa idea de la bandera española, de que Ciudadanos no puede contar con una mayoría social catalana, que, a su juicio, sigue respondiendo a los principios de un catalanismo transversal. Y acabó irritando a Valls, más también por las formas y por las interrupciones constantes, que por el mismo fondo de los comentarios del abogado y acaudalado empresario.

No es la primera vez que Cuatrecasas protagoniza un acto de ese tipo. En febrero de 2014, ya en pleno proceso soberanista, en un almuerzo con el entonces presidente de la Generalitat, Artur Mas, y con empresarios y organizado por la Asociación para el Progreso de la Dirección, el abogado, tras la clausura del acto por parte de Mas, proclamó que se sentía “español y catalán”, e instaba a los gobiernos de CiU y al PP a dialogar.

Emilio, ¿por qué no te callas?

En aquella ocasión, el abogado José Gajo, del bufete Gajo Fortuny de Barcelona, le espetó un “¿Por qué no te callas Emilio?”, molesto porque, protocolariamente, Mas debía cerrar el acto sin ninguna otra intervención, pero también porque Cuatrecasas había puesto en cuestión el proyecto independentista del expresidente catalán.

Sin embargo, ahora, para Cuatrecasas, el problema es la cercanía de Valls y de Ciudadanos a la bandera española, la misma que decía defender en 2014. Lo que se dilucida es quién puede iniciar otra etapa en Cataluña, con qué interlocutores. Y no gusta, por lo menos a Cuatrecasas, que sea el partido de Albert Rivera y de Inés Arrimadas quien pueda promover los cambios necesarios. 

Se da la circunstancia de que Emilio Cuatrecasas fue condenado tras años de investigación por varios delitos contra la Hacienda Pública, por haber defraudado tres millones de euros en los impuestos de IVA, Sociedades e IRPF en los ejercicios fiscales de 2006 a 2008, llegó a un acuerdo con el ministerio fiscal y fue condenado a dos años de cárcel y una multa de 1,5 millones de euros. Sin antecedentes penales, no entró en prisión.