Valls quiere la fórmula de Maragall para ser alcalde de Barcelona
El ex primer ministro francés apuesta por liderar una plataforma cívica, que puede estar impulsada por Ciudadanos, sin que, por ahora, la apoyen el PSC y el PP
1 mayo, 2018 00:00El compromiso existe. Manuel Valls quiere ser alcalde de Barcelona. Considera que puede aportar, al margen del debate sobre la gestión de la ciudad, un discurso que supere la disyuntiva identitaria, marcado por su apuesta europea. ¿Pero con quién puede llevar a cabo ese proyecto? Valls está dispuesto, según las fuentes consultadas, a liderar una plataforma cívica que apueste por un programa político por Barcelona, y que supere la dialéctica de los partidos, aunque la pueda impulsar Ciudadanos. Es decir, no será Valls un candidato de Ciudadanos, pero sí de la vía política que impulse Ciudadanos, y que espera el concurso del PSC y del PP, siempre después del resultado de las elecciones.
¿Es eso posible? Lo que no será, según las mismas fuentes consultadas, es el candidato de un partido. Valls ha comunicado en las últimas horas que no dejó un partido, el Partido Socialista Francés, para entrar en otro. Pero que eso no invalida todos sus deseos para poder ser el alcalde de la capital catalana.
El reto de Ciudadanos
El reto ahora es de Ciudadanos, de su capacidad para abrirse a la sociedad, para recoger apoyos de profesionales, intelectuales, personalidades de distintos ámbitos que se sientan cómodos con una opción de cambio que pueda liderar Manuel Valls. Esa fórmula es la que puso en marcha Pasqual Maragall en las elecciones autonómicas de 1999, cuando lideró la candidatura del PSC junto con Ciutadans pel Canvi. El proyecto lo asume el partido que lidera Albert Rivera, que recogió el guante este mismo lunes. ¿Pero qué pasará si el partido comprueba que esa fórmula es imposible?
Las fuentes consultadas señalan que Valls no tiene ninguna intención de dar un paso atrás, pero quiere analizar hasta qué punto esa plataforma será posible y que garantías de éxito puede tener. La fecha límite es el verano. Si asume la candidatura, tendrá algo menos de un año para preparar equipos, analizar en detalle la situación de la ciudad y lanzar propuestas. La idea de Valls es superar el corsé de los partidos, y organizar alrededor de su figura un gran movimiento, pensando –no puede ser de otra manera— en la fórmula Macron, que lo dejó, precisamente, sin opciones en la política francesa.
Rivera se adelantó
Los contactos han existido con otras fuerzas políticas, aunque no de forma directa. El PSC conocía que Valls estaba dispuesto a participar en la política catalana. Pero no lo vio claro, pensando que el exdirigente francés abandonó, precisamente, el Partido Socialista Francés. Fue en ese momento, con Valls como protagonista en diversos actos de Societat Civil Catalana, cuando Albert Rivera se adelantó para brindar la organización de Ciudadanos al ex primer ministro francés.
Ahora, sin embargo, todo depende de la capacidad de movilización de Ciudadanos y de un movimiento difuso, catalanista, no independentista, que se movió en las zonas de influencia de Convergència y de Unió Democràtica y que ven con simpatía al personaje para poder ganar la alcaldía frente a Ada Colau y frente a posibles candidatos independentistas.
¿Quedarse en la oposición?
El objetivo es concurrir con esa fórmula, y esperar los resultados. En ese momento se podría añadir al equipo de gobierno el PSC o el PP, pero no antes. Cada partido tiene su propio electorado, y, como ocurrió en el campo soberanista, la conclusión de socialistas y de populares es que la suma de un bloque constitucionalista tendrá más incidencia con candidaturas separadas de cara a las elecciones.
En eso está Valls, que sabe que asume un elevado riesgo: el de presentar sus credenciales y quedar, después, como concejal de la oposición.