Carles Puigdemont, un presidente de la Generalitat en el último minuto. Artur Mas le pasó el testigo tras las elecciones de 2015, y, aunque se consideró que podía ser un dirigente de transición, ahora su figura cobra enteros. Ya no para seguir al frente de la Generalitat, porque su investidura se ha visto este miércoles definitivamente frustrada, pero sí para reagrupar y dirigir el mundo convergente, reconfigurado ahora en Junts per Catalunya.
Su situación en Berlín se podría alargar. El juez Pablo Llarena no logra convencer a los jueces alemanes de que faciliten la extradición ni por el delito de rebelión ni por el de malversación. Y ese exilio podría durar un tiempo.
Nueva legislatura
En ese lapso, el bloque independentista habrá formado un nuevo Govern. En las próximas horas, debe ser el propio Puigdemont, según han apuntado los dirigentes de Junts per Catalunya, como Elsa Artadi, o Eduard Pujol, así como también los mandatarios de Esquerra, como Sergi Sabrià o Joan Tardà, quien ofrezca un nuevo nombre.
La decisión del Gobierno, a través de un Consejo de Ministros, de presentar un recurso ante el Tribunal Constitucional contra la ley de presidencia --aceptado de inmediato por el alto tribunal— deja en suspenso la propia ley y aborta la investidura a distancia de Puigdemont.
No queda otra. Junts per Catalunya y Esquerra investirán este mismo fin de semana, o el próximo lunes, a un nuevo presidente de la Generalitat, y el Ejecutivo catalán abrirá una nueva legislatura.
Nueva dirección
Pero, ¿qué pasa con los espacios políticos? Esquerra tiene el suyo, bien definido, y dispuesta a ampliar la base social del independentismo desde el Govern. En cambio, Junts per Catalunya ha sido una marca electoral, que se inventó el mismo Puigdemont para concurrir a las elecciones, y que ahora quiere que sea un movimiento que abarque el mundo exconvergente, junto con otros espacios, siempre dentro de una apuesta independentista clara.
En ese espacio está el PDeCAT, que dirige Marta Pascal junto con David Bonvehí. El partido tiene previsto celebrar un congreso en julio para renovar su apuesta ideológica. Pero en el seno de la formación y en el entorno de Puigdemont se considera que debe cambiar todo, también la dirección.
Espacio convergente
Fuentes consultadas señalan que no se trata de romper nada, sino de construir algo nuevo, consolidando Junts per Catalunya, que no será otra cosa que el espacio convergente con una marca sugestiva, que sea capaz de atraer nuevos electores. Y para todo ello “estará Puigdemont”, el jefe, que ha logrado cambiar todas las tendencias de los últimos meses: se daba por descontado que las elecciones las ganaría Esquerra, que Oriol Junqueras, con unas elecciones anticipadas –el 26 de octubre— sería el nuevo presidente de la Generalitat. No fue así. No hubo elecciones. Se declaró la independencia. El Gobierno aprobó el 155 y convocó comicios para el 21D. Puigdemont se fue a Bruselas. Y Junqueras acabó en prisión.
Ante eso, y con la justicia española ahora con problemas para que los jueces alemanes acepten la extradición, ¿quién es el jefe?: Puigdemont. De los convergentes, por ahora.