Y Bartleby contestó: “Preferiría no hacerlo”. Sustituyan al escribiente de Melville por Mariano Rajoy y el resultado será lo que pasó este miércoles, con la dimisión forzada de Cristina Cifuentes.
La dimisión de Cifuentes al frente de la Comunidad de Madrid, tras el asunto del máster y el vídeo del hurto de dos botes de crema en un supermercado, acabó siendo una exigencia de Mariano Rajoy, que llegó tarde y mal, ante la “irresponsabilidad” de la presidenta. No podía aguantarla por más tiempo, el mismo día en el que se iniciaba la tramitación de los presupuestos de 2018, con todos los focos puestos en la negociación de última hora entre el PP y el PNV, que le arrancó una subida de las pensiones.
Un partido desfondado
Pero esa nueva patada hacia delante de Rajoy le deja desnudo ante Ciudadanos, ante Albert Rivera, que dispone ahora del centro del campo, dispuesto a mirar a izquierda y derecha, al PSOE o al PP, para proyectar los acuerdos de futuro, sea en la Comunidad de Madrid, donde prefiere mantener por ahora al PP, o ya en el Congreso, cuando llegue el momento de unas nuevas elecciones.
La estrategia de Rajoy, que le ha dado resultados –aunque para gobernar sólo de forma renqueante, resistencial, sin impulso—, ha fallado en el caso de la dirigente madrileña, y pone en serio peligro una de las joyas de la corona, la Comunidad de Madrid. Con un posible presidente provisional, el segundo de Cifuentes, Ángel Garrido, aunque presenta muchas dudas en la sede del partido conservador, que se encuentra desfondado, sacrificado por Rajoy, que ha ido ganando tiempo, poco a poco, con un precio muy alto para toda la organización política.
Ciudadanos, muy sueltos
Esa es la composición de lugar que los dirigentes populares consultados formulan con claridad. El temor es grande, porque la Comunidad de Madrid es clave, junto a otros territorios como la Comunidad Valenciana o Andalucía. El asunto de Cifuentes, al margen de lo que ocurra en Madrid, significa una dejación de responsabilidades, un “no hacer” que deja a Ciudadanos un enorme espacio.
El ejemplo que esos mismos dirigentes formulan es Cataluña, aunque tenga una importancia menor, desde el punto de vista electoral, porque el PP ha gobernado con mayoría absoluta sin tener buenos resultados en Cataluña. Sin liderazgos, sin estructuras en la sociedad, pero, principalmente, sin un discurso trabado, sin explicar por qué y cómo se hacen las cosas, el PP catalán ha quedado arrinconado, con Xavier García Albiol cuestionado, y con Ciudadanos delante, como referente de su propio electorado, tan suelto que se atreve a brindar la candidatura de Barcelona al ex primer ministro francés Manuel Valls.
Cifuentes y el PP de Madrid
Y ese es el peligro que vislumbra, ahora sí, el Partido Popular, el de que Ciudadanos disponga de sus votos en toda España, ofreciendo acuerdos de gobierno al PSOE, pero sin desdeñar al PP, para tenerlo en una posición de indefensión si es que se cumplen los pronósticos de las encuestas.
Ahora el problema, de forma inmediata, se centra en el liderazgo del PP de Madrid. La ya expresidenta pretende continuar, pero eso dañaría todavía más al partido, según apuntan las mismas fuentes consultadas. La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, tiene el cometido de buscar una alternativa, siendo, sin embargo, uno de los pocos apoyos con los que cuenta Cifuentes. “Que no deje el cargo sería un golpe todavía más fuerte para todo el partido”, se asegura.
Silencio en las ejecutivas
Rajoy no ha actuado, ni con Cifuentes, ni con los grandes casos de corrupción, ni en Cataluña. Es el escribiente Bartleby. Y el resultado de toda esa pasividad, de golpe, puede llegar ahora, con un PP que, lejos de ser la UCD, por estructura y organización interna, sí puede sufrir un serio retroceso que obligue al partido a una especie de refundación. Los reproches son directos también contra Cifuentes. El PP no es el único partido que experimenta ese fenómeno, pero se advierte de que en las ejecutivas “no habla nadie, sólo se aplaude”. Precisamente, para este jueves, estaba convocada una ejecutiva del PP de Madrid, que se anuló la pasada semana. Y en los últimos meses, ya con el asunto del máster de la dirigente madrileña, las ejecutivas eran un páramo, “algo incomprensible”.
La suerte del partido corre en paralelo a las expectativas de Ciudadanos, tanto en la Comunidad de Madrid, como en el Congreso o en Cataluña, con golpes electorales que podrían llegar en las elecciones municipales de 2019, con las ciudades de Barcelona y L’Hospitalet como grandes objetivos.
Rajoy, desnudo, se va retirando a la banda, con Ciudadanos dispuesto a ocupar el centro del terreno de juego, y el Partido Popular con la difícil situación de afrontar una profunda catarsis.