Cerca de 300 comités de defensa de la república (CDR) han asumido en los últimos meses las movilizaciones ciudadanas con las que el independentismo desafía al Estado. Cortan carreteras, intentan boicotear los actos del Rey en Cataluña y practican un terrorismo de baja intensidad que, según fuentes policiales consultadas por Crónica Global, todavía no ha causado males mayores. Pero la actuación cada vez más anárquica de estos grupos, que ya operan allende las fronteras catalanas, preocupa, y mucho, a los Mossos d’Esquadra, que lejos de verlos como una red perfectamente organizada, temen la proliferación de “lobos solitarios”.
Varias decenas de manifestantes, convocados por los CDR, protestan por la visita del Rey a Barcelona
Por el contrario, informes de la Guardia Civil apuntan la existencia de grupos muy cohesionados, aunque también existe preocupación en las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado por miembros descontrolados. La consideración de banda organizada propicia que las investigaciones sean asumidas por la Audiencia Nacional. La conflictividad política impide la necesaria coordinación entre cuerpos policiales, pero ambos coinciden en advertir de que no hay que tomarse a la ligera la actuación de estos CDR, que nacieron como comités de defensa del referéndum.
En su origen, estas cédulas se encargaban de aleccionar a las bases independentistas de todas las edades sobre la resistencia pacífica de cara al 1 de octubre. Eran grupos muy transversales, en los que tenían cabida simpatizantes del soberanismo moderado, aunque siempre pilotados por miembros procedentes de colectivos antisistema como la CUP, okupas y anarquistas.
"Ya no es Cataluña contra el Estado"
“En los informes sobre la actuación de los CDR vemos referencias a acciones individuales. Si estos grupos estaban inspirados en los CDR cubanos o venezolanos, muy cohesionados, ahora proliferan las acciones autónomas”, aseguran a este medio fuentes de la policía autonómica.
Los CDR cortan la carretera nacional en La Seu d'Urgell
Añaden que “ya no se trata de un enfrentamiento entre Cataluña y el Estado, el problema es que se están infiltrando en sectores diversos con el riesgo de desestabilizar la sociedad catalana”.
El comunicado atribuido al CDR de Gràcia en el que se insta a intimidar a turistas y comerciantes –esta cédula negó ser la autora del mismo— o el reciente atentado contra una concesionario de coches, que no ha sido reivindicado, están en el punto de mira de los cuerpos policiales. No descartan que sean obra de sujetos incontrolados que ya no responden a jerarquías políticas o sociales. En este sentido, afirman las mismas fuentes que los CDR escapan del control político. “Hasta ahora no ha sucedido nada grave, pero no hay que bajar la guardia”, indican.