“Centrados en Cataluña, cansados de los extremos y los bloques”. Esos son los mensajes que quiere trasladar Lliures, el partido que reclama recuperar un catalanismo que ayude a recomponer la situación política, un catalanismo abandonado por Convergència, ahora PDeCAT, desde el momento en el que Artur Mas se puso al frente del proceso soberanista. Lliures, impulsado por Antoni Fernández Teixidó y Roger Montañola, debe decidir, sin embargo, si se la juega o no participando en las próximas elecciones, que podrían ser antes del verano o en poco más de un año.
El partido celebra este jueves, 15 de marzo, su III Conferencia política, con la intención de preparar “las elecciones municipales o autonómicas”. Las municipales tienen fecha, el 9 de junio de 2019, y coincidirán con las europeas. En el caso de las autonómicas todo depende de que Junts per Catalunya y Esquerra Republicana logren consensuar un candidato que pueda contar con el apoyo de la CUP, o que Carles Puigdemont y Antoni Comín dejen sus actas de diputado. Pero, en cualquier caso, el partido que lidera Fernández Teixidó debe saber si va a por todas o asume que el intento no podrá fructificar.
Sin Vila, por ahora
Teixidó expresa la necesidad de “dejar una política de bloques que lo paraliza todo”, con la intención de que Lliures pueda situarse en el Parlament, y romper esa dinámica. El diagnóstico es compartido por otras fuerzas políticas, como el PSC y Units per avançar, también por figuras que, por ahora, van por libre, como Santi Vila, dedicado a vender su libro, De héroes y traidores.
Pero, ¿puede todo ello concluir en algún proyecto que rompa el bloque independentista? En eso está Lliures, al margen de lo que puedan hacer los otros partidos o políticos como el propio Vila. En diferentes círculos políticos se ha asegurado que Vila estará en la conferencia de Lliures, pero el exconsejero de la Generalitat se inclina por no participar.
Clases medias catalanistas
En la conferencia se dará a conocer cómo ha llegado el partido hasta aquí, cómo ha logrado una organización interna, con plena transparencia, que difiere de los partidos tradicionales. Pero la utilidad de Lliures, que se declara catalanista, liberal y humanista –buscando en su fundación la complicidad de los exmilitantes de Unió Democràtica— sólo se podrá comprobar si se presenta a las elecciones.
¿Qué se pretende? El análisis del partido, en el que han confluido profesionales liberales sin partido anterior, junto a miembros de la antigua Convergència como el propio Teixidó, o exdirigentes de Unió como Montañola, es que hay demanda de una fuerza política catalanista que defienda los postulados de lo que fue CiU. Un centro-derecha, en términos clásicos, que conecte de nuevo con las amplias clases medias catalanas, y que no se identificaron el 21D con el proyecto que quiso articular el PSC con Units per avançar, que sí integró a algunos dirigentes que procedían de Unió Democràtica como Ramon Espadaler.
Lejos de la CUP
El análisis de Lliures es que el bloque independentista podrá formar gobierno, finalmente, pero tendrá muchas dificultades internas para poder gobernar a corto y medio plazo. Y que con las elecciones municipales, Esquerra buscará un cambio de caballo, para formar un nuevo tripartito, que forzará unas nuevas elecciones al Parlament. En ese momento, Lliures querrá estar preparado para unos comicios, pero si llegan antes, la opción no está tomada, aunque Teixidó se inclinaría por aceptar el envite.
La pretensión es lograr representación en la Cámara catalana y, a partir de un puñado de diputados, llegar a acuerdos para romper la dinámica de bloques, dejando claro que la independencia no es la mejor opción para Cataluña. La convicción de Lliures es que el espacio existe, y que la oferta –como en la economía— acaba condicionando la demanda. El problema, se insiste, es que esa oferta catalanista –que huye de cualquier acuerdo con fuerzas políticas como la CUP-- había desaparecido por completo.
Si los propios militantes de Lliures entienden que no hay agua en la piscina, que la política catalana en estos momentos no admite un catalanismo que se entiende superado, la aventura habrá finalizado. A no ser que confluyan en los próximos meses distintos proyectos, y que las condiciones, con el maximalismo del movimiento independentista, deje la puerta abierta al partido de Teixidó y Montañola.