El pulso de los políticos catalanes con las instituciones españolas comienza a rozar lo perverso. Alardean de boicot, pero comparten mesa y mantel con los representantes de un Estado que califican de “opresor”. Incluso exhiben buena sintonía con el Rey y los ministros del Gobierno cuando las cámaras ya no están. La agitación, ya incontrolable, se queda fuera. Y si no, que se lo digan a la directora general de la Cámara de Comercio de España, Inma Riera (exdiputada de CDC), que recibió un escupitajo de los secesionistas mientras accedía al Palau.
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, hizo ostentación de su veto a Felipe VI en la cena de gala celebrada en el Palau de la Música el domingo con motivo del arranque del Mobile World Congress. No acudió al “besamanos” para evitar rendir pleitesía al monarca. Una postura que también mantuvo el presidente del Parlament, Roger Torrent.
Distintas actitudes
Pero de puertas para dentro, ambos dirigentes mantuvieron distintas actitudes. Colau exhibió buena sintonía con la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, e incluso aplaudió el discurso del Rey ante las personalidades que acudieron a la cena. No así Torrent, al que se vio descolocado, según explican a Crónica Global algunos asistentes al evento.
El dirigente republicano prácticamente debutaba en esta lides institucionales, aunque el viernes ya se había despachado a gusto con un discurso-protesta por los “presos políticos” en un acto del Colegio de Abogados de Barcelona, que se saldó con la espantada del presidente del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, Jesús María Barrientos, el fiscal superior de Cataluña, Francisco Bañeres, y la fiscal jefa de Barcelona, Concha Talón. Lo hizo ante la mirada atónita del ministro de Justicia, Rafael Catalá, con el que, no obstante, compartió cena horas después.
La alcaldesa persigue al Rey
Mientras Colau perseguía al Rey entre las mesas de la cena del MWC para tener un aparte, Torrent se quedó en un rincón sin demasiadas ganas de alternar con los invitados. Se le vio departir con el exalcalde de Barcelona Xavier Trias y con el presidente del consorcio Turisme de Barcelona, Joan Gaspart. Y poco más. Se fue como llegó: en coche oficial y acompañado por dos escoltas.
Colau logró, finalmente, hablar con el Rey, a quien pidió que mediara en la solución del conflicto catalán. Lo hizo cordialmente, muy desenvuelta. El monarca, igualmente amable, le respondió que no podía mediar por quienes incumplen la ley, el Estatut y la Constitución, y que su obligación es precisamente defender esa legalidad.
Y mientras las autoridades departían amablemente, el activismo independentista rodeaba el Palau de la Música e insultaba a todo aquel “sospechoso” de asistir a la cena. La directora general de la Cámara de Comercio de España, Inma Riera, recibió un escupitajo mientras accedía al Palau. Posiblemente serían pocos quienes la identificaron, pero su indumentaria la delató.