Plegarias atendidas. A pesar del informe del Consejo de Estado contrario a la impugnación de la candidatura de Carles Puigdemont, el Gobierno quiere seguir adelante con su recurso ante el Tribunal Constitucional (TC). La medida alivia la presión sobre ERC, que preside de la Mesa del Parlament, pero también satisface a PDeCAT. Ambas formaciones independentistas rechazan el pulso del expresidente, dispuesto a gobernar Cataluña de forma telemática, pero no quieren pasar por traidoras. De ahí que, tal como avanzó ayer Crónica Global, los republicanos se encomendaran al Ejecutivo para frenar a Puigdemont.
La vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría anunció que había encargado al Consejo de Estado un informe sobre la propuesta de candidatura de Puigdemont, como paso previo a un recurso ante el TC. El revés jurídico de este órgano de consulta no ha disuadido al Ejecutivo de seguir adelante con su impugnación.
Junts per Catalunya, que ha calificado esa medida de “golpe de estado contra las urnas del 21D”, considera que su cabeza de lista no está inhabilitado y, por tanto, tiene derecho a ser investido. Otra cosa es la forma en que se lleva a cabo esa investidura, pues se desconoce si Puigdemont abandonará su “exilio” en Bruselas o pedirá la delegación del voto. Por el contrario, el Gobierno afirma que el exalcalde es un prófugo de la justicia, pues sobre él pende una querella por sedición, malversación y rebelión, lo que le incapacita de entrada para ser presidente de la Generalitat.
Alivio
Para ERC y PDeCAT, que el Gobierno de Mariano Rajoy dé el primer paso hacia el Constitucional supone un alivio. Pero en el caso de los republicanos, la presión es máxima. Roger Torrent, perteneciente a esta formación, preside la Mesa del Parlament, donde hay mayoría independentista. Este cargo le obliga a decidir si acata una previsible suspensión del TC o desobedece, tal como exige JxCat.
En efecto, el entorno de Puigdemont instó ayer a Torrent a ponerse al lado del candidato y del Parlament. El presidente de la Cámara no ha respondido a esa exigencia, pero en las últimas semanas ha dado pistas respecto a su postura ante el desafío de Puigdemont.
Durante su encuentro en Bruselas con el expresidente y los cuatro exconsejeros exiliados, Torrent advirtió de la necesidad de “gobernar desde el minuto uno”. Algo difícilmente compatible con ese gobierno telemático que pretende Puigdemont. Asimismo, Torrent expresó en la reunión de la Mesa del Parlament celebrada ayer su voluntad de que la sesión de investidura se desarrolle con “plena normalidad”.
ERC y PDeCAT quiere pasar página a esta convulsa etapa unilateral protagonizada por Carles Puigdemont. De sus diferencias da fe el hecho que los republicanos prefirieran que el pleno de investidura se celebrara el martes, 30 de enero, mientras que JxCat quería posponer la sesión al miércoles. Finalmente, Torrent ha decidido que sea el día 30 por la tarde.