La retórica se mantiene: hay que “restituir” el Govern y el presidente Carles Puigdemont. ¿Pero cómo? Las direcciones del PDeCAT y de ERC han comenzado a ver –los republicanos lo saben desde el primer momento— que las posibilidades para hacer efectivo ese mandato son mínimas.
Puigdemont ha apretado el acelerador y desea una investidura telemática o interpuesta a través de otro diputado. Pero el informe de los letrados del Parlament va en dirección contraria, y las voces públicas y en privado del bloque independentista señalan que la prioridad debe ser “conservar el gobierno”, y tratar de que no se repitan las elecciones. Para ello, Puigdemont “debe ceder el paso”.
El núcleo de dirigentes de Puigdemont no quiere saber nada de eso. Reclama que el “mandato” electoral ha sido, precisamente, el de llevar a Puigdemont al Palau de la Generalitat. Pero, aunque eso fuera posible, con una interpretación del reglamento del Parlament, el recurso del Gobierno lo dejaría en suspenso --tras un informe jurídico que descarta la vía telemática--, entrando otra vez en una fase de enfrentamiento institucional que los dos partidos involucrados, el PDeCAT y ERC, no desean seguir.
Ese es el mensaje que difundió sin titubear la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, al comunicar que no será candidata a repetir en el cargo, y que éste, precisamente, exige no entrar otra vez en un conflicto judicial.
El núcleo del independentismo no quiere la vía unilateral
El diputado de Esquerra en el Congreso Joan Tardà aseguró este jueves que el compromiso de su partido es que “habrá gobierno”, y que, en ningún caso se desea repetir elecciones. “Hay un bien supremo que preservar que es el Govern, que haya gobierno en Cataluña”, aseguró.
El primer escollo se sustanciará el próximo miércoles, con la constitución del Parlament y la elección de la Mesa de la Cámara parlamentaria. El bloque independentista tiene una ventaja y es el veto cruzado –por ahora— entre Ciudadanos y los comuns, que hace prácticamente imposible que el Parlament no sea presidido por un diputado independentista. Pero tampoco se quiere forzar la máquina.
La mayoría de 72 diputados –contando los cuatro de la CUP— está pendiente de la situación de tres de ellos que se encuentran en prisión: Oriol Junqueras, Jordi Sànchez y Joaquim Forn (Jordi Cuixart no se presentó en las listas). Los tres últimos declararon este jueves ante el Tribunal Supremo con un denominador común: rechazan la vía unilateral, hasta el punto de que Sànchez y Forn dejarían sus actas de diputado si se sigue en el mismo camino que adoptó Puigdemont.
La Mesa del Parlament, clave
En el peor de los casos, si Junqueras, Sànchez y Forn no logran la autorización judicial para poder asistir al Parlament, y contando con los cinco diputados –incluido Puigdemont— que siguen en Bruselas, esa mayoría independentista se reduciría a 64 escaños.
Por eso, la estrategia del independentismo ha variado. El objetivo es hacer valer esa mayoría y recuperar el Govern de la Generalitat. Esquerra mantiene su compromiso de aceptar lo que se considere en el informe de los letrados y en uno propio elaborado por los juristas del partido.
Los mensajes a Puigdemont han sido insistentes en los últimos días. Sólo una retirada del expresidente podría llevar a otra fase en la que el PDeCAT y ERC pactaran un nuevo candidato. Para ello, aún queda tiempo. La investidura será entre el 31 de enero y el 2 de febrero.
Entre Artadi y Rull
Las muestras, en todo caso, de los propios dirigentes independentistas comienzan a ser claras: desde Lluís Corominas, Ferran Mascarell, el propio Artur Mas, el exconsejero Andreu Mas-Colell, y los mensajes en clave de dimisiones de Forcadell, Carles Mundó y Neus Lloveras, además de la presión de hombres clave en el mundo soberanista como Francesc Marc Álvaro o Josep María Martí –ex secretario de comunicación del Govern, que insisten en que la prioridad es gobernar, y “sacrificar piezas” como Puigdemont, pero también Oriol Junqueras–.
Sin embargo, el sustituto de Puigdemont seguirá en el aire hasta el último minuto. Desde Elsa Artadi, que tendría el visto bueno del expresidente y de Mas-Colell, hasta Jordi Turull y Josep Rull, este último el favorito del PDeCAT.