Cataluña tiene una presión fiscal muy superior a la de la Comunidad de Madrid. Así lo aseguran los expertos. Pero, en algunos casos, las diferencias pueden ser brutales. A modo de ejemplo, y según la casuística, un catalán puede llegar a pagar 80 veces más por el impuesto de Sucesiones que un madrileño.

Pero ¿a qué se debe esa diferencia impositiva? ¿Depende del Gobierno español o autonómico? ¿Una mayor presión fiscal supone más recaudación y mejores servicios sociales?

Esaú Alarcón, abogado, profesor de Derecho Financiero de la Universidad Abat Oliba, y Álvaro Gibernau, Economista e Ingeniero Industrial, socios ambos del despacho Gibernau Asesores, han comparado para Crónica Global las grandes diferencias impositivas entre ambas comunidades. En concreto, ambos fiscalistas analizan, con ejemplos prácticos, lo que pagan los catalanes en concepto de IRPF, Sociedades, Patrimonio, Transmisiones Patrimoniales y Sucesiones y Donaciones, y lo que pagan los madrileños.

IRPF

Denuncian el “anacronismo” de algunos gravámenes, como el de Patrimonio o el de Transmisiones, que no existen en otros países y, si se aplica, se hace de forma muy poco gravosa.

En el caso del impuesto de Transmisiones, que se imputa a las operaciones inmobiliarias, quien sale perjudicado finalmente es el ciudadano, pues se convierte en una barrera más para acceder a una vivienda.

Impuesto de patrimonio

Destacan, asimismo, las diferencias “abismales” en el impuesto de Sucesiones, pues un catalán puede llegar a pagar 80 veces más que un madrileño, según la casuística. Asimismo, el pago por Donaciones puede ser 10 veces mayor en la comunidad catalana que en la madrileña.

Alarcón y Gibernau aseguran que esta diferencia fiscal entre Cataluña y Madrid depende de las decisiones que toman los respectivos gobiernos autonómicos. En el caso catalán, aluden a los “giros copernicanos” que, en ocasiones, han tenido esas políticas fiscales. Por ejemplo, el expresidente Artur Mas redujo el impuesto de Sucesiones, pero en su segundo mandato, pactó con ERC, que le exigió subir la recaudación. La presión de la CUP durante esta última legislatura también se ha dejado notar mediante la creación de nuevos gravámenes (impuesto sobre bebidas azucaradas, pisos vacíos, emisiones tóxicas, activos no productivos...).

Impuesto de transmisiones patrimoniales

No es de extrañar, a juicio de los especialistas tributarios, que se produzcan cambios de domicilio fiscal. Y advierten de que una mayor recaudación no es sinónimo de mejora en los servicios sociales, pues eso depende de las políticas de gestión de cada gobierno.

Asimismo, una mayor presión fiscal puede desincentivar el trabajo. “No por subir los tipos aumenta la recaudación, ya que la gente busca otras maneras de pagar”, avisan.

Impuesto de sucesiones y donaciones

Ambos expertos aseguran que el sistema español de creación de impuestos “está mal planteado y genera fricciones entre las comunidades autónomas y tensiones sociales, lo cual no es bueno para la cohesión del país”. Mientras ya existe un debate sobre la armonización fiscal a escala europea, el sistema español “es un galimatías. Que haya 18 normativas en toda España es para volverse loco”.

Alarcón y Gibernau abogan por un pacto de Estado sobre la política fiscal en lugar de las continuas reformas que provocan los cambios de gobierno.