Nadie entendió demasiado bien dentro de PDeCAT las ventajas de la agrupación de electores que Carles Puigdemont defendió en los días sucesivos a la convocatoria del 21D. Una fórmula, eso sí, que daba continuidad a la movilización ciudadana generada en torno al procés. Un intento, en definitiva, de reiterar que la independencia está en manos de los catalanes, no de los políticos.
Sin embargo, esta audaz iniciativa tenía grandes inconvenientes, pues al no estar vinculada a partidos políticos —así lo establece la Ley Orgánica de Régimen Electoral General (LOREG), que exige la recogida de 55.000 firmas para presentarse en los comicios con esa fórmula— priva a sus impulsores de las subvenciones públicas y de las cuotas mediáticas que se asignan a cada formación.
Era cuestión de días que Puigdemont tuviera su baño de realidad.
Cuminal y Homs
Según ha podido saber Crónica Global, los ideólogos de esta fórmula audaz fueron Jordi Cuminal y Francesc Homs. El primero fue uno de los dirigentes convergentes que amagaron con romper el carné del partido cuando trascendió que el expresidente quería convocar elecciones. Finalmente no lo hizo y fue el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, quien, en aplicación del artículo 155, las señaló para el 21D.
Homs, por su parte, fue condenado por la organización de la consulta del 9N y, por tanto, inhabilitado para ejercer cargo público. Pero el exconsejero de Presidencia, miembro de la antigua guardia pretoriana de Artur Mas, no renuncia a ser influyente en PDeCAT.
El fracaso de la candidatura conjunta
La agrupación de electores, plantearon sus impulsores, era la última esperanza de formar una candidatura conjunta junto a ERC y CUP. Pero el coste para PDeCAT era extremo. Por eso, la coordinadora Marta Pascal encargó un informe jurídico en el que se advertía de que esa candidatura no política supondría el fin del partido, debido a los apuros económicos en los que se encuentra. Y lo que menos necesita ahora la nueva Convergència es perder ayudas públicas y difusión mediática. Solo habría un responsable de ese hundimiento definitivo, le hicieron saber: el propio Puigdemont.
El exalcalde de Girona recapacitó y, finalmente, formará tándem con Jordi Sànchez, presidente de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) —en prisión preventiva—, en una lista denominada Junts per Catalunya que también esconde las siglas de PDeCAT, pero que no implica el "suicidio político" del partido.