Cataluña vivió este miércoles una jornada de lucha independentista para reclamar la salida de la cárcel del exvicepresidente de la Generalitat Oriol Junqueras y los consejeros destituidos Joaquim Forn, Carles Mundó, Jordi Turull, Josep Rull, Meritxell Borràs y Dolors Bassa. La convocatoria de Intersindical-CSC, una organización nacionalista con una representatividad minoritaria, tuvo un seguimiento circunstancial.

Foment del Treball aseguró que fue “prácticamente nulo”, mientras que Pimec ratificó esa apreciación al aportar cifras. Indicó que el seguimiento había sido del 4,3% en las pymes, mientras que sólo en el 28,4% de las compañías asociadas pactaron hacer paros puntuales a las doce de la mañana y a las seis de la tarde para secundar las movilizaciones.

Los cinco motivos que muestran por qué la jornada de huelga general ha sido un fracaso:

1) El transporte público operó con normalidad

Prácticamente la totalidad de trabajadores de Metro de Barcelona, la red de autobuses, tranvía, Ferrocarriles de la Generalitat (FGC) y Renfe acudieron a trabajar con total normalidad.

Los desplazamientos desde el área metropolitana hasta la capital se hicieron con problemas, pero porque los activistas decidieron saltar a la vía y parar la circulación. En algunos casos, el personal de Renfe Operadora conminó a los pasajeros a volver a sus domicilios y ofreció devoluciones exprés.

Los independentistas pararon convoyes y algunos tranvías, aunque este servicio lleva desde el martes afectado por la protesta de la plantilla de Alstom, que reclama mejores condiciones en el convenio del sector del mantenimiento.

2) Los servicios mínimos se superaron en todos los ámbitos

El Departamento de Trabajo, que desde la aplicación del artículo 155 está controlado por el Gobierno, decidió finalmente que entraban en vigor los servicios mínimos que se habían dictado para la convocatoria de huelga que la misma Intersindical-CSC registró del 30 de octubre al 9 de noviembre. Unas jornadas que fueron desconvocadas para convocar finalmente la de este miércoles.

Como se ha apuntado, se superaron de forma amplia en el transporte público, pero lo mismo ocurrió en la atención médica, social y en los llamados servicios esenciales, entre los que destacan Mossos d’Esquadra y Guardia Urbana.

En el sector sanitario, el seguimiento fue de un 2%, según fuentes sindicales. Sólo en algún hospital se alcanzó un 8%, mientras que en la gerencia territorial de Lleida se llegó a un 15%. En la sanidad privada y en geriatría, el impacto de la protesta fue "nulo", según las mismas fuentes.

Fue en educación pública donde hubo un seguimiento más destacable, pero ni siquiera llegó al 50% de los trabajadores. Interior lo situó en el 31,5%. Y eso que el sindicato mayoritario del ámbito, Ustec, sí que apoyó la huelga.

3) La mayoría de comercio abrió

Las propias patronales del sector, cuya representación está atomizada, esperaban un seguimiento mayor. Pimec manifestó que un 10% de pymes del comercio secundaron los paros, mientras que Retail.cat incrementó la cifra hasta el 15%.

La práctica totalidad de las grandes superficies abrieron las puertas sin problemas y ni siquiera se vieron obligados a bajar la persiana de los establecimientos del centro de la capital catalana que habitualmente son el objetivo de los piquetes informativos en las otras huelgas generales.

4) La industria funcionó con total normalidad

Las grandes corporaciones catalanas trabajaron sin incidencias. Seat, la principal factoría del territorio, operó al 100% de capacidad igual que Celsa, otro gigante productivo, en esta ocasión del sector siderúrgico. Pimec, a su vez, indicó que el seguimiento en las pymes de este ramo de actividad fue del 4%, por debajo de servicios (4,4%) y de la construcción (4%), mientras que el Ministerio del Interior aseguró que el consumo energético fue superior a la media de una jornada laboral normal.

Sólo se reportaron problemas logísticos, ya que los cortes en carreteras impidieron la entrada o salida de camiones de las fábricas con normalidad. Pero gracias a la experiencia del 3-O, cuando también se paró el tráfico, la red de proveedores estaba preparada. No se tuvieron que frenar líneas de producción por falta de componentes.

Las horas en que se produjeron los cortes de las carreteras tampoco impidieron la producción habitual. Empezaron cuando los turnos de mañana ya trabajaban y la mayoría de carreteras se abrieron a tiempo para que no hubiera problemas en el cambio, que tiene lugar al mediodía.

5) El mayor impacto se dio en la movilidad por los cortes

Fueron los manifestantes los que tuvieron más protagonismo durante la jornada. Se organizaron para cortar las carreteras y para saltar a las vías de los trenes y consiguieron con sus piquetes la incidencia que no hubiera tenido la convocatoria en el ámbito estrictamente laboral.

Ello se agravó por la actuación coordinada de los CDR, que efectuaron medio centenar de bloqueos por la mañana y que, por la tarde, se cebaron con los puntos críticos (frontera con Francia, AP-7 y conexiones con el resto de España) de la red viaria.