El 'infierno' de Jordi Sànchez en Soto del Real
Las amenazas e insultos al presidente de la ANC se suceden en una cárcel dominada por clanes gitanos que le recriminan su separatismo
5 noviembre, 2017 20:30Se le puede ver siempre solo. Apartado. Vistiendo calzado deportivo y chándal. Timorato. Jordi Sànchez, presidente de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), encarcelado por la juez Carmen Lamela acusado de sedición, sigue siendo blanco de mofas, amenazas e insultos por parte de los reclusos con los que comparte módulo y patio en la cárcel de Soto del Real.
En concreto, un clan criminal de amplísimos antecedentes y considerado extremadamente peligroso por la policía y la Guardia Civil es el que se la tiene jurada al dirigente soberanista. Se trata de un clan de etnia gitana denominado el clan de Los Gordos, una organización criminal de origen familiar radicada en Madrid, que controla buena parte del tráfico de heroína en la comunidad madrileña y que extiende sus redes delincuenciales a la compra y venta de género robado como forma de negocio.
'Los Gordos'
Algunos miembros de Los Gordos la han tomado con Sànchez. Según las fuentes penitenciarias consultadas por este medio, ni ha existido una provocación previa ni han recibido consignas de nadie en el sentido de hacer la vida imposible al líder independentista.
Simplemente, el presidente de la ANC ha tenido la desgracia de caer en el mismo módulo que ellos. Los soldados de esa familia criminal, presos y agrupados en Soto del Real, espontáneamente, han hecho a Sànchez (cuya figura e imagen ha aparecido hasta la saciedad en los medios de comunicación) diana de su ira.
La ley de la cárcel
El presidente de la ANC ha trasladado a los funcionarios de la cárcel la tensa situación en la que se encuentra que, sin embargo, no resulta excepcional en la vida taleguera de ésta y del resto de las cárceles, donde los presos con mayor pedigrí y poder imponen sus reglas y dan rienda suelta a sus caprichos contra los presos que muestran debilidad. Es la ley de la cárcel.
Los únicos momentos de cierta comodidad o, al menos, de cierta tranquilidad que Sànchez comparte con otros presos en Soto del Real (la única cárcel española en la que desde cuyos patios y celdas no se vislumbra el horizonte) se producen en la capilla, ese lugar de culto en el que Sànchez coincide con su amigo Jordi Cuixart (presidente de Òmnium Cultural) y con otros presos no hostiles o paisanos.